En el concierto mundial está claro que Paraguay registra desde hace algunos años altas tasas de crecimiento y avances en la reducción de las brechas sociales; sin embargo, aún se mantienen obstáculos al desarrollo de actividades productivas que mejoren las condiciones de vida de la población.
La base de la nueva estrategia de cooperación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el Paraguay fue presentada días atrás. El documento es un análisis sobre los desafíos que Paraguay deberá vencer para alcanzar mayores niveles de bienestar y desarrollo.
A decir del BID, nuestro país y el nuevo gobierno de Mario Abdo Benítez, que asumirá funciones en agosto de 2018, afrontan un doble desafío de desarrollo. Por un lado, deberán promover cambios estructurales que generen ganancias de productividad, bajo criterios de sostenibilidad ambiental y, a la vez, garantizar que dichas transformaciones productivas se traduzcan en beneficios para los jóvenes, las mujeres y las poblaciones indígenas.

CÓMO NOS VEN

Para el BID, Paraguay fue una de las economías más dinámicas de América Latina y el Caribe (ALC) durante la última década, entre 2004 y 2016 el PIB real de nuestro país creció en un promedio cercano al 5% por año, muy por encima del crecimiento promedio observado en el resto de la región que fue de 3,2%.
Asimismo, el organismo multilateral destaca que durante 2015 y 2016, mientras se registraba una marcada desaceleración del crecimiento en la región (crecimiento de 0,1% en 2015 y contracción estimada en 1,0% para 2016), la economía paraguaya se expandió en 3,0% y 4,1%, respectivamente.
El análisis valora el manejo coherente de la política macroeconómica paraguaya, que contribuye a neutralizar los efectos de la volatilidad regional. En los últimos cinco años, el país fortaleció las metas de inflación (política monetaria) y la Ley de Responsabilidad Fiscal, hechos que contribuyeron a mantener la estabilidad de precios y niveles sostenibles de endeudamiento.
Además, destaca que los indicadores sociales de Paraguay mejoraron desde 2004, la pobreza total y la extrema presentan reducciones de 40,8% y 36,8% y la desigualdad de ingresos disminuyó en cerca de 6%. Aunque persisten desafíos en ciertos sectores del país y en poblaciones vulnerables, particularmente jóvenes, mujeres y poblaciones indígenas.
El BID también reconoce una tendencia positiva respecto del capital educativo y la esperanza de vida, los mayores incrementos se suscitaron en zonas rurales y entre mujeres. La pobreza total rural es 1,6 veces superior a la registrada en zona urbana. Asimismo, la acumulación de años de educación en zonas rurales (5,6 años en 2004-16) es equivalente a 60,5% del acervo educativo registrado en áreas urbanas.
Con relación al medio ambiente y la vulnerabilidad al cambio climático, el BID considera que Paraguay aún tiene una deuda pendiente, asegura que diferentes mediciones sitúan a nuestro país entre los países más vulnerables de la región a eventos climáticos extremos, con pérdidas que pueden representar más de 5% del PIB agropecuario. A esto se suman la pérdida de cerca de 20% de la superficie total de bosques desde 1990 y el deterioro progresivo de fuentes hídricas superficiales y subterráneas.

A la luz del análisis, el BID espera que Paraguay avance en profundizar los cambios estructurales que se requiere para mejorar los niveles de bienestar y desarrollo de la población. El organismo espera convertirse en un socio estratégico de nuestro país en los futuros años, para apoyar al sector privado en importantes iniciativas.

Pilares para el desarrollo del nuevo Paraguay

Para lograr el desafío es preciso enfocarse  en integración y diversificación, infraestructuraproductiva, capital humano y condiciones devida, gestión pública e instituciones.

Para lograr un círculo virtuoso, Paraguay debe enfatizar su gestión en cuatro grandes pilares que le permitan una transformación productiva y socialmente inclusiva, señala el análisis del BID: integración y diversificación; infraestructura productiva; capital humano y condiciones de vida; gestión pública e instituciones.

El primer pilar plantea la necesidad que nuestro país profundice la integración comercial y la diversificación productiva. Para el efecto se deben redoblar esfuerzos en promover la internacionalización de la economía, aumentar la participación del sector privado nacional y extranjero en cadenas de valor global, y fortalecer los canales de financiamiento a sectores productivos.
El segundo pilar se centra en mejorar la infraestructura productiva desde una perspectiva de sostenibilidad económica, social y ambiental. Para alcanzar esta meta es primordial mejorar la infraestructura de transporte, potenciar al sector energía, fortalecer la conectividad en telecomunicaciones, y preservar y expandir el capital natural (recursos naturales).
El tercer pilar se focaliza en aumentar la acumulación de capital humano y mejorar las condiciones de vida, con énfasis en las poblaciones vulnerables y la preservación del medio ambiente. Para el cumplimiento de estos objetivos se requiere potenciar la acumulación de conocimiento y habilidades, fortalecer la provisión de servicios de salud y protección social, mejorar las condiciones de hábitat y vivienda, incluyendo la cobertura y calidad de servicios de agua y saneamiento.
El cuarto pilar propone que, para alcanzar las metas, de los anteriores pilares, se requieren recursos financieros e instituciones sólidas. Por tanto, se necesita generar el suficiente espacio fiscal y las condiciones adecuadas para la participación privada en la financiación del desarrollo, además forjar institucionalidad y marcos de política para una gestión eficaz y eficiente de los recursos.

La responsabilidad del sector privado

El BID afirma que el Gobierno debe profundizar relación con el sector privado y convertirlo en un socio para priorizar, financiar y ejecutar inversiones.
El rol del sector privado será vital para la transformación de Paraguay, plantea el análisis del BID; así, este sector deberá profundizar su participación en mercados internacionales de agroindustria, con valor agregado creciente y nuevos sectores de manufactura con Cadenas Globales de Valor.
Asimismo, deben promover iniciativas de forestación y reforestación que impulsen el sector forestal y promuevan los servicios ambientales, desarrollar proyectos de uso eficiente de los recursos que disminuyan los costos de producción.
El sector privado debe convertirse en un socio del Gobierno para priorizar, financiar y ejecutar inversiones que mejoren el tránsito de productos y la conectividad intermodal, consolidando la navegabilidad de la hidrovía. Además, debe adoptar energías limpias e integrarse a las nuevas tecnologías en el sector eléctrico.
Finalmente, el informe del BID señala que el sistema financiero privado paraguayo puede tener un rol vital en el desarrollo de mecanismos de financiamiento de largo plazo y en la mayor profundización del mercado de capitales.

Déjanos tus comentarios en Voiz