La Asociación de Iglesias Evangélicas del Paraguay (Asiep) insta a sus fieles a emitir sus votos en las próximas elecciones generales del 22 de abril a favor de los candidatos que aceptan el "matrimonio y la familia", ante la preocupación de posibles nuevas leyes que podrían atentar contra los principios bíblicos. "Instruimos a la congregación a la hora de depositar sus votos. Tengan muy en cuenta si sus candidatos defenderán los principios y valores bíblicos (vida, matrimonio, familia)", manifiesta el comunicado divulgado ayer.
La nota expresa la preocupación de posibles "amenazas y los peligros" que implicarían la elección de candidatos que promueven la unión igualitaria, porque estaría afectando no solo a la institución evangélica, sino a la sociedad en general. Señala entre tales puntos que no podrán enseñar lo esencial del evangelio de Cristo en cuanto al pecado; sus colegios tendrán que sí enseñar principios y prácticas contrarias a la Biblia; no podrán negarse a casar a dos personas del mismo sexo. Si se niega, la iglesia podría cerrarse o recibir una multa millonaria por ser discriminativo, expresa entre algunos puntos.
Cabe mencionar que entre los candidatos aspirantes a la Presidencia de la República manifestaron postura al respecto, Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, quien comentó que defenderá la familia, mientras que Efraín Alegre, de la alianza Ganar, dijo que era necesario buscar una seguridad jurídica que proteja a las parejas del mismo sexo.
APOYO A LA POSTURA
El dirigente social Juan Vera calificó de muy importante el comunicado de la organización religiosa, porque "alerta a la gente sobre lo que está ocurriendo y sobre la necesidad de un buen uso de los votos.
Es impresionante la ignorancia que existe en la comunidad sobre qué votar y cómo votar. Y es preocupante la manera en que partidos y alianzas quieren instalar la modificación de la Constitución Nacional y de las leyes", manifestó. Valoró la posición asumida por las organizaciones religiosas en general, en un país en donde se pretende introducir la ideología de género a como dé lugar, pisoteando los principios que sostienen la comunidad y, particularmente, la familia. Calificó esta intención como una "nueva estrategia del neomarxismo que no tiene nada que ver con la política".