Josías Enciso Romero
Partimos de una premisa irrefutable: los vicios del presente no pueden ser justificados con los vicios del pasado. Lo ideal es que se copien las virtudes. Hecha la aclaración pertinente, diré que indigna tanto el nepotismo en la misma dimensión que indigna la mirada selectiva de quienes lo condenan.
Las palabras repetidas –que las reglas de la buena redacción recomiendan evitarlas– son a los efectos de que la compresión sea indubitable. Fuera de toda duda. De acuerdo con el título de un diario matutino –que antes era vespertino– que recogió e interpretó las declaraciones de un historiador de moda: “La cultura stronista favorecía a leales y parientes”, añadiendo que eso se hacía mediante la adjudicación de tierras, servicios y otras prestaciones y ventajas del Estado.
Pero este señor fue un poco más atrás y se acordó de que ya don Carlos Antonio López había nombrado como jefe del Ejército a su hijo Francisco Solano, con apenas 18 años. O sea, este asunto no nació ni murió con Tembelo, sobrenombre que me enseñó mi vecino, don Cecilio, de larga vida y mayor memoria. El dictador favoreció también a los propietarios y directores de medios de comunicación a cambio del sonoro silencio de los derechos humanos violentados sistemáticamente. Así armaron el imperio que luego heredaron sus hijos y demás deudos. ¡Ah! Y Mario Abdo Benítez nombró ministro de Hacienda a su hermano de madre, Benigno López. Pero como Marito era amigo y aportante de las corporaciones mediáticas, todo estaba en perfecto orden y regla. Ni chistaron.
En ese análisis retrospectivo faltó un aporte histórico fundamental: el periodo presidencial de Fernando Lugo y su célebre frase: “Los parientes también tienen derecho a trabajar”. El contexto es esencial para que la gente pueda entender esta “cultura de premiar a familiares, amigos y leales”. Si vamos a rascar el pasado, hagámoslo bien. Entre 2008 y 2012, año que el exobispo de San Pedro fue defenestrado por la vía del juicio político, estos medios realizaron algunas esporádicas publicaciones, sin continuidad ni presión, para que renuncien los denunciados. Luego, rápidamente se olvidaron del asunto y a otra cosa. Lugo tenía la aureola de haber derrotado a los candidatos de la Asociación Nacional Republicana. Algunos periodistas-columnistas (con artículos firmados) fueron más lejos aún: los colorados no tenían derecho ni siquiera a opinar, mucho menos criticar o condenar.
El artículo más “osado” del diario con fe en los negocios con el Estado fue del 20 de febrero de 2011: “Un vergonzoso nepotismo ha instalado Fernando Lugo”. Estaba firmado por el periodista Jorge Torres Romero. La entonces ministra de la Función Pública, Lilian Soto, hizo mutis por el foro. Sepulcral silencio. El firmante de la información recordaba las promesas de Lugo: “Nepotismo y partidismo cero”. Como “Ferchu” era soltero pero con vástagos, usufructuó el Despacho de la Primera Dama su hermana Mercedes Lugo Méndez de Maidana, y a partir de ahí se extendió la lista: Lourdes Rossana Altamirano de Maidana (nuera), Blas Daniel Maidana Lugo (hijo), Ángel Pompeyo Maidana Lugo (hijo, siempre de la primera dama), Sonia Beatriz Maidana Martínez (sobrina), Mirtha Concepción Maidana Lugo (hija), Fernando Luis Lugo Martínez (sobrino del presidente), Félix Chávez Méndez (sobrino), Juan Guillermo Lugo (sobrino), Luis Paciello Lacasa (yerno) y Félix Zelaya Méndez (primo). Hasta ahí es más que suficiente, por aquello de que para muestra vale un botón. Aunque siguió la lista en el Poder Judicial, el Ministerio de Educación y Ciencias, y las entidades binacionales Itaipú y Yacyretá, respectivamente.
Pensando bien y de buena fe, es evidente que los y las periodistas de este nuevo tiempo (2023/2024) son más audaces y sagaces que los y las de quince años atrás. Salvo, repito, que Lugo haya recibido un trato más condescendiente por las razones más arriba señaladas. Buscamos y buscamos, como Sherlock Holmes con lupa, algunos cuestionamientos de quienes hoy se “rascan” la vestidura, principalmente la senadora Kattya González (la reina del TikTok). Pero, para decepción de sus admiradores, nada de nada. Es probable que no haya estado en el país, o muy ensimismada en otros temas más importantes. Lo que sea, estuvo ausente. O, quizás, estaba tomando impulso para cuando llegara este momento. Todo puede ser.
Creo que vale la pena la conjunción: mis nepos, tus nepos, los nepos. Por eso es importante el contexto, la historia contada sin colores ni exclusiones. Lo concreto es que, por lo visto, nadie se salva del legado stronista. Ni Ferchu. Lo que está mal, está mal. Antes, ahora o mañana.