Por Felipe Goroso S.

Las organizaciones no gubernamentales tienen en Paraguay una tradición de trabajar con entidades del Estado. Por décadas se han encargado de áreas en las cuales muchas veces las entidades públicas han olvidado o preferido olvidar. Proceso similar se vio en casi todos los países de la región.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte tal cuestión viene cambiando. No son todas las oenegés, también hay que decirlo, pero sí son un grupo importante y en su amplia mayoría con conexiones directas con la candidata a vicepresidenta de la República de la Concertación efrainista, Soledad Núñez, y con su esposo y candidato a senador del mismo sector, Bruno Defelippe. El proceso de cambio que han sufrido estas organizaciones en el enfoque y sobre todo en el peso en procesos políticos, sociales y electorales se ha venido profundizando, aunque para la mayoría de la población ha sido apenas perceptible, hasta hoy.

La compañera Rossana Escobar, directora del área de Investigación de este diario, viene exponiendo en una serie de notas las vinculaciones, contratos, adjudicaciones, concursos y demás formatos con los cuales las oenegés de Núñez, Defelippe y su primer anillo, incluidos los publicistas de la anterior campaña presidencial (los mismos que en la actualidad varias fuentes afirman que son las cabezas creativas de la construcción de la imagen de Núñez) han logrado acumular por un lado pingües recursos y en el mismo acto cada vez mayor poder, aunque ciertamente encubierto y con mínimas responsabilidades.

El poder viene con una alta carga de responsabilidad, pero para eso precisa saberse quien lo detenta, lo cual se complica bastante si es que se hace desde las sombras. Por eso es oportuno exponerlo de la manera que se está haciendo. Si el título es el de no gubernamental, sin embargo, tienen cada vez más influencia sobra las políticas y lineamientos de gobiernos y gobernantes; si se denominan no gubernamentales, pero resulta que reciben fondos de programas de gobiernos, tanto nacional como extranjeros (en el caso de estos últimos, se agrava ya que vienen con su respectiva carga de agenda y sesgos) algo no cierra. Mejor dicho, no cierra para nada.

Si a esto se suma que ahora estamos ante el escenario que una misma organización, como Alma Cívica, tienen los pies en distintas canoas. Por un lado, buscan hacer las veces de veedores para controlar las elecciones, pero olvidan mencionar que son parte del riñón de una de las chapas presidenciales, cada vez cierra menos. Si a esto se le suma el anuncio realizado por la misma dupla presidencial de referencia, de que serán ellos los primeros en tener los resultados verdaderos y reales de las elecciones del 30 de abril, estamos en condiciones de comunicar que directamente no cerrará nunca. O tal vez seamos los únicos boludos en evidenciar esta multiplicidad de elementos cuando que en realidad cierra por todos lados, al menos para los protagonistas de la historia.

Si se denominan no gubernamentales, pero resulta que reciben fondos de programas de gobiernos, tanto nacional como extranjeros, algo no cierra. Mejor dicho, no cierra para nada.

Si a esto se suma que ahora estamos ante el escenario que una misma organización, como Alma Cívica, tienen los pies en distintas canoas.

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