- Por Jorge Torres Romero
Podría ser entendible la efervescencia natural de diferentes sectores en pleno proceso electoral de cara a unas elecciones generales. Lo que no es entendible es la instalación de la cultura del odio y la maldad hacia los adversarios políticos.
Paraguay está muy dividido y a este ritmo, vamos a generar la famosa grieta, similar a la que vive la Argentina desde hace más de una década, con posturas irreconciliables y con dramas económicos incorregibles. Lastimosamente se ha promovido la maldad y el odio.
Ese odio está por encima de la economía, por encima de la salud, por encima de la preservación de los puestos laborales y la generación de nuevos empleos. A estas alturas ya no importa cuántos empleos se pierdan o cuántas familias quedan sin sustento con tal de ver destruido al adversario político. Si hay que entregar el país, lo que importa es la sepultura del enemigo.
Destruir al adversario es más importante. A ellos no les importa que el Estado deje de recaudar y la intromisión extranjera encontró el terreno fértil. A esto se suma una prensa mentirosa, mediocre y malintencionada que no busca la verdad, sino el pase de factura y que penosamente está corroída por el resentimiento y la frustración de sus protagonistas.
Es inadmisible que en el país existan personas y medios de comunicación que se regocijen cuando se ataca a un grupo de personas y empresas que generan empleo. Lo que menos necesita nuestro país es que se genere el odio, lo que necesitamos es generar empleos. Acá hay condenas sin procesos, y todos opinan desde las graderías bajando sentencias sin el más mínimo rigor.
Existen señales preocupantes. El candidato de la Concertación, Efraín Alegre, instala el temor del fraude faltando 30 días para los comicios electorales. Es como el grito desesperado del que avizora que no llegará con los resultados ideales y está dispuesto a patear el tablero sin importar las consecuencias al proceso democrático. Las oenegés que pintaban cierta independencia y que podrían brindar un manto de transparencia hoy están contaminadas haciendo el guiño al mismo sector político que promueve el odio y el enfrentamiento entre paraguayos.
Algunos medios de comunicación jugados por el proyecto de la Concertación tiraron por la borda el último resquicio de ética que tenían y allanan el camino para promover la cultura del odio y la desinformación. La pregunta es: ¿Aman la verdad más que a uno mismo, o solo les importa la destrucción de quienes han catalogado como sus enemigos?
El 30 de abril será clave para medir la reacción ciudadana a todo esto. Ojalá se respete la voluntad popular y al día siguiente se dejen de lado las diferencias y nos enfoquemos entre todos pensando en la gente, en el país, no solamente en seguir la agenda interesada de los “odiadores” profesionales. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.