Augusto dos Santos, analista político
En la política y en el fútbol los comentaristas incurren en un error al cuestionar “el análisis con el diario del lunes”, siendo que si la idea es analizar un proceso, no existe otra alternativa que observar el proceso entero. Cuestionar “el diario del lunes” carece de todo rigor científico. Con ese criterio no habría vacunas, no existirían los aviones y todos los médicos forenses quedarían sin trabajo. La política y el fútbol se analizan con base en sus resultados.
Números duros
En las elecciones del domingo la ANR tuvo una victoria de proyección, ya que la oposición reunida en Concertación –y con padrón abierto– teniendo a su, hasta hoy, líder más relevante Efraín Alegre como referente, solo reunió la mitad de los votos que la ANR.
Los números son irrefutables: 1.199.050 sumó el Partido Colorado, mientras que los partidos de la Concertación juntaron 588.545. El ganador de la ANR, Santi Peña, logró 618.652 votos; el vencedor de la Concertación, Efraín Alegre, 348.873.
Los números duros dejan un par de lecciones muy claras:
La candidez de los eternos profetas de la debacle colorada de nuevo mostraron ayer en todas las pantallas su rostro más triste de decepción. Pero aun la decepción sirve cuando ella genera la autocrítica (que no existe ) a un método de construcción de escenarios que los impenitentes militantes del anticoloradismo en los medios no terminan de aprender: la construcción de una derrota colorada no se logra con la expresión de deseo y, peor aún, la expresión de deseo no es brocha para pintar escenarios.
Los vaticinios apocalípticos sobre la extinción de sectores y figuras puede servir para ganar una plata en un “foro chuchi sobre dar vuelta un partido” o en otro similar sobre lo conveniente que gane el que queremos que pierda, pero en política no se puede ponderar un escenario desde la piñata dialéctica del Twitter, sino desde la interacción social que vive y reina en espacios y tiempos de la realidad real.
Musk es un rey; pero Agapito Quiñónez, agricultor; doña Juana Martínez, vendedora del Mercado 4, y Federico Maidana, ingeniero hidráulico, viven la mayor parte del tiempo peleándole a la vida desde otro territorio, allí donde reina la realidad, allí donde reina la política.
- La lección Lachi
Los analistas mediáticos militantes de la oposición tienen un problema dramático que merece una cátedra de un respetado politólogo como Marcello Lachi. Este observador científico de escenarios políticos, que lo menos que tiene es afecto por la ANR, enseña todos los días –para quienes quieran escucharlo– que construir supuestos de victoria desde la fractura o el desprestigio del Partido Colorado es un error fatal.
El 16 de agosto del 2022, en una entrevista con Radio La Unión, Lachi dijo: “Se le está dando al Partido Colorado un arma más para reforzar, para fortalecerse. Porque la ANR es un partido de asertividad e identificación. Para mí, la ANR va a salir fortalecida de este ataque y lo único que van a conseguir es fortalecer la candidatura de Santi Peña”.
- Otro deporte
En rigor, da la impresión de que la ANR juega al fútbol y los analistas del anticoloradismo se especializan en básquetbol o al menos hacen un gran esfuerzo para que se deduzca que escenifican desde el desconocimiento.
Es imposible que obtengan un escenario preciso mirando la política desde una matriz extraña a cómo funciona un partido de masas, de compromiso identitario y de una feroz interacción orgánica. Lo peor es que lo hacen con posturas de intelectualidad digna de mejor suerte. Y analizan la lluvia citando todo el proceso de evaporación, condensación y precipitación, pero allí se trancan, porque no saben cómo son las correntías del conceptual lluvia en su versión suelo, en su versión abajo, ni cómo es el fango y mucho menos cómo hace la gente para pensar desde esos sitios. Toda su idea de lluvia termina en una botella de agua destilada. Y la lluvia termina siendo agua destilada solo en las teorías y en la baterías.
Han caído en una terrible preconceptualización del mundo colorado, instalando que “son solo unos tipos que se venden para las elecciones”, siendo que este partido es la matriz de todo el arco social, el repositorio de todo el clivaje político y la marmita donde ebullen todos los condimentos de la realidad nacional. Chetos y chokokués, ricos y pobres, católicos y protestantes.
- Un ente que vive del conflicto
Quienes diseñaron para Mario Abdo el protocolo de hostigamiento contra HC, que se inicia con sus contactos en Brasil y sigue con el uso del aparato estatal para buscar ahogar a este sector y ganar la batalla electoral por WO (lo reconoció el propio presidente ante su par argentino, según publicaciones), no pudieron sino ser asesores que desconocían esencialmente el funcionamiento del pensamiento paraguayo y colorado.
Tras casi dos años de hostigamiento sistemático, contratando para ello el fuego a muerte y minuto a minuto de Antonio J. Vierci y Natalia Zuccolillo contra Horacio Cartes, sucedió que en el día 19 de diciembre, HC termina las elecciones siendo uno de los referentes más votados de entre todos los paraguayos que tomaron parte de tales elecciones.
¿Qué pasó? La gente ya no cree en los “medios de instalación” o en sus referentes o los medios y sus referentes se estuvieron alejando de la realidad en todos estos años para vivir de los orgásmicos likes de las redes y en los café concerts de ONGs donde por 100 dólares venden un powerpoint como si fuera la mismísima tabla de don Moisés.
- Persigue y perderás
Pero la principal ausencia en este abordaje de tan ilustre pensador o pensadora del Gobierno es la ausencia de comprensión sobre que la polaridad es al Partido Colorado lo que el forraje a la vaca. Todo lo que se debe hacer para fortalecer a la ANR es provocarle una situación de confrontación interna y, es más, si también se quiere perfilar a una persona a que sea la más votada en unas elecciones, solo conviértanla en una víctima de persecución. No falla nunca.
Ni siquiera se trata de conocer la cultura paraguaya, se trata de conocer Latinoamérica (por lo cual sospecho que el asesor o asesora de Abdo debe ser de Groenlandia).
A una situación así, y para que la ANR llegue al poder nuevamente, solo hay que agregarle un último condimento: un candidato opositor nítidamente anticolorado.
- Y, entonces, ¿cómo ganó Lugo?
El único ejemplo contrastante con esta teoría es la victoria de Fernando Lugo en las elecciones del 2008. Pero este ejemplo, lejos de contradecir la teoría, la reafirma. Lugo se rodeó desde el arranque de su campaña de un “pensamiento colorado”, alguno de cuyos exponentes lo siguen hasta hoy. Kencho Rodríguez y Miguel Rojas son ejemplos.
El exobispo recorrió el país recordando en primer lugar que tenía un tío ilustre colorado, Epifanio Méndez Fleitas, y nunca criticó al coloradismo. Transmitía (e instalaba) la sensación de “llevarse mal” con los liberales y decenas de ejemplos más. Obviamente, su postulación no representaba votar a un anticolorado y encima era obispo de la Iglesia católica.
- ¿Hay alguien así hoy?
Claramente, Efraín Alegre no lo es. El señor Paraguayo Cubas tiene todo para ser el potente líder populista latinoamericano hoy en boga, pero carece de estructura para convertir intención en votos. (De hecho, en muestreos de campaña ha superado a Efraín en varios cruces).
Euclides tiene todo para pelear este espacio del opositor no radical, pero probablemente será el más susceptible a la eterna estrategia (siempre amedrentadora) de Efraín, de acusar de “traidor y antipatriota” a cualquiera que quisiera competirlo. El camino que nos aguarda hasta abril será cualquier cosa menos aburrido.
Mientras tanto, las organizaciones opuestas a la ANR y sus analistas no tendrían que preguntarse cuál es el mejor candidato colorado para derrotar, sino cuál es el mejor candidato de la oposición para triunfar. El resto es expresión de deseo, una manera maravillosa de perder el tiempo. Y elecciones.