El mundo de la diplomacia está muy vinculado a la política. Algunos dicen que la primera es una extensión de la segunda, muchas veces hace cosas que la política no es prudente que haga. Ahí estará la diplomacia, marcando presencia dando su aporte y visión sobre todo desde la forma más que desde el fondo. Aunque casi siempre los tiempos de la diplomacia sean epistolares comparados con los de la política que cuando mete quinta a fondo, no hay forma de pararla.
Parte de esto es lo que se dejó ver ayer en Palacio de López. La embajada dio una cátedra de diplomacia mixturada con política, dejando bien en claro que el anuncio era propio, no del Ejecutivo paraguayo. Marcó la cancha con milimétrica precisión: colaboramos y lo seguiremos haciendo, pero somos nosotros los dueños de la lapicera.
¿Y Mario Abdo? A él le alcanzaba con que el anuncio se haga donde se hizo y hacer de maestro de ceremonias presentándolo al embajador. Pidió eso y un par de minucias más, todas motivadas por sus odios estomacales y en lo único en lo que realmente está enfocado: su interna partidaria. En ese punto, en la tarde había hecho dos materiales de comunicación que en cualquier otro país del mundo y sus alrededores hubiese sido motivo suficiente para un revuelo tal que sea tapa de todos los diarios y noticia principal de todos los noticieros. En dos videos el presidente de la República anunciaba que se acaban de abrir los sobres (de licitaciones, vale la pena aclarar) de rutas que benefician a los departamentos de Misiones y Cordillera. Al presidente de la República no se le ocurrió mejor idea que hacer un video dirigido a sus equipos y candidatos de cada departamento instando a votar por su lista de la interna partidaria. Espantoso uso de recursos públicos en campaña política. Y ningún partido político, gremio empresarial ni la cantidad de oenegés que trabajan en transparencia o financiamiento político emitió un solo sonido. Obviamente, los medios de Natalia y don Antonio ni se enteraron. Pero esto será motivo de otro Contexto.
Lo anteriormente mencionado sirvió para describir los intereses reales en los que está desde hace más de un año el Poder Ejecutivo. Al fiscal Marcelo Pecci lo asesinaron en mayo y hasta hoy, Mario Abdo Benítez no ha movido un solo dedo para que las investigaciones se muevan. ¿Acaso hizo una conferencia de prensa donde las fuerzas de seguridad informen, dentro de lo que se pueda, algunos avances o líneas? ¿O acaso no podía ser él mismo quien ofrezca una recompensa para quienes aporten datos sobre probables conexiones paraguayas del magnicidio de Marcelo Pecci? No se le pasó por la cabeza una acción similar a la iniciativa planteada por la Embajada americana, porque está ocupado haciendo videítos pedorros pidiendo que voten por su lista de las internas.
El anuncio es un hecho histórico, casi sin precedentes. Se han dado atentados de fiscales y jueces en otros países de América Latina y no se han dado movidas semejantes, el hecho que se haya dado con Paraguay y con Marcelo Pecci es consecuencia de la importancia que tenía el fiscal para los americanos y su lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado y del liderazgo protagónico que tiene el Ministerio Público en la investigación. En silencio y con prudencia, pero el liderazgo y la iniciativa es de la Fiscalía paraguaya, moleste a quien moleste. Y a propósito, tal vez el mensaje principal que nos deja el anuncio del embajador Marc Ostfield tenga que ver con que los hechos dicen mucho más que las palabras.
La embajada dio una cátedra de diplomacia mixturada con política, dejando bien en claro que el anuncio era propio, no del Ejecutivo paraguayo.
No se le pasó por la cabeza una acción similar a la iniciativa planteada por la Embajada americana, porque está ocupado haciendo videítos pedorros pidiendo que voten por su lista de las internas.