En filas del oficialismo siguen las secuelas del terremoto que trajo el cambio de precandidato presidencial. Aunque aún son números preliminares, Arnoldo Wiens tampoco despega en las primeras mediciones que se están haciendo. Aquello de pandorga de plomo que le decían a Hugo Velázquez ahora mutó a una pandorga de asfalto, al parecer. El anterior candidato, Hugo Velázquez, tenía entre sus pocas habilidades una muy útil al momento de las internas, el de conocer las profundidades de los códigos en los que se comunica la dirigencia colorada. Lo cual Wiens desconoce absolutamente.
Parte de eso es lo que se vio la semana pasada con las salidas tanto del diputado de Concepción Luis Urbieta, como del concejal municipal por Asunción Ceres Escobar. Ambos mencionaron su ida a Honor Colorado con el principal argumento de la imposición de la figura de Wiens. Además, lo que también se menciona en voz baja es que el ex ministro de Obras es apenas una figurita, que el verdadero candidato y a la vez jefe de campaña es Mario Abdo Benítez. Es lo que quedó en evidencia cuando la crisis por la salida del diputado Urbieta llegó a su pico. Tuvo que ser el propio presidente de la República quien convoque a una reunión virtual con lo que quedó de Fuerza Republicana en el primer departamento para tratar de evitar una sangría mayor. Desesperado prometió hasta lo que no tiene ni puede. Nadie ni lo mencionó ni se acordó del nuevo precandidato presidencial. Unos días después organizaron una ida de Wiens a Concepción y el nivel de división, puja y desconfianza por las listas al Congreso es tal que tuvieron que recibir a los grupos que apoyan a Blanca Ovelar en un turno y a Carla Bacigalupo en otro. Como esos médicos que atienden un paciente detrás de otro a toda velocidad y sin ninguna rigurosidad. Una fábrica de chorizos. Algo nunca visto.
Algo nunca visto, a no ser que la realidad sea la que cada vez se está comentando con más fuerza. En el oficialismo saben que la chapa presidencial es una batalla perdida. Saben que Wiens no tiene ni el tiempo, ni el músculo, ni mucho menos la capacidad de articular equipo político que pueda revertir lo que marcan todas las mediciones. Ante este escenario, juegan todas sus fichas a las candidaturas del Congreso Nacional. Una disputa sangrienta y despiadada que amenaza con pulverizar lo poco que queda de este gobierno.
Si a eso se le suma la falta de carácter y liderazgo del presidente de la República, el escenario que nos depara a los ciudadanos es desolador. Una inseguridad que está desbordada, una crisis económica tremenda, niveles de desempleo y subempleo nunca antes vistos. Somos la bolita de la ruleta y los que juegan se están timbeando la vida de nuestras familias.
Lo que también se menciona en voz baja es que el ex ministro de Obras es apenas una figurita, que el verdadero candidato y a la vez jefe de campaña es Mario Abdo Benítez.
Juegan todas sus fichas a las candidaturas del Congreso Nacional. Una disputa sangrienta y despiadada que amenaza con pulverizar lo poco que queda de este gobierno.