- Por Josías Enciso Romero
El “mariscal de la derrota”, como el cuentero Peru Rima, se atragantó con su propia lengua. Tantas payasadas, bravuconadas, exabruptos e histrionismo barato, para no decir vulgar, entraron rápidamente en la bolsa de su violín. Con poses y atuendos del doctor Chapatín, procuró vanamente mofarse de sus enemigos políticos. Con una sonrisa que pretende ser sarcástica, con chistes pésimos que solo provocan su propia risa, lanza salivazos ante un público que responde con un silencio atronador. Ahora tendrá que reelaborar su libreto sobre los responsables del “crimen organizado”, los corruptos y los que no pueden salir del país. Justo lo dice él, que, por temor al justificado escarnio público, no se anima a pasar frente a restaurantes, galerías o cafeterías. Ni siquiera puede ir hasta el panchero de la esquina. ¡Eguatamína ha ekalkula quién se quiere burlar de los demás! En este mismo momento, “Nica” está sin precandidato para la Presidencia de la República. Los desatinados disparos de “grueso calibre”, como publican sus medios amigos, en contra del líder del movimiento Honor Colorado, Horacio Cartes, acaban de atravesarlo.
Estrenando un ridículo recorte a lo “Peaky Blinders”, que evidencia lo que siempre sospechamos del “mariscal”, tuvo que despedir también al asesor jurídico de la binacional Yacyretá, Juan Carlos “Charly” Duarte Martínez, nada más y nada menos por estar ligado a Hugo Velázquez en la denuncia hecha por el Departamento de Estado y transmitida por el embajador norteamericano, Marc Ostfield. El siguiente peón a entregar sería el “Chico Diez” Pérez, director administrativo de la EBY, por una apurada contratación directa para la instalación de una planta de oxígeno en el predio del Instituto de Previsión Social (IPS), de Encarnación. Sobre este punto, se aportarán más y abundantes datos en los próximos días.
El “mariscal de la derrota” afirmaba tiempo atrás, en posición de prócer impoluto de la moral, que se venían “tiempos oscuros para el movimiento Honor Colorado y sus líderes”. Y, bueno. Parece que los nubarrones, caprichosos como son, fueron a llover a raudal en otro sitio. El pasquín digital, financiado con fondos de la EBY, a través de órdenes de compras que maneja la Asesoría de Comunicación Social (ACS), después del primer anuncio de la embajada americana, aseguraba, con precisión doctoral, que Santiago Peña descabalgaría de sus pretensiones presidencialistas. Sin embargo, el que se quedó con un pie colgado en el estribo es el precandidato de El Trueno. Que siga nomás tronando. Están llegando los tiempos de las grandes revelaciones. La “Aldea” sigue siendo “Aldea”, aunque cambie de nombre, pero no de destinatario de los cheques. ¡Cháke!
El otro que quedó con más rabieta que niño malcriado y sin biberón es el propio Abdo. Ayer, nomás, estaba “denunciando” que, para archivar el juicio político en la Cámara de Diputados a la fiscal general, Sandra Quiñónez, hubo ofrecimientos de hasta 250 mil dólares. Que, luego, Mauricio “Pinky”, secretario-asesor político adjunto del Presidente, tuvo que rebajar drásticamente de 10 mil a 30 mil dólares para suavizar los disparates, producto del nerviosismo y la desesperación de su jefe. Pero, había sido otro lado, hína, donde estaba el soborno, supuesto, decimos nosotros, de 1.000.000 de dólares. Nosotros decimos supuesto, a diferencia del irresponsable de Marito, quien afirmaba –con ínfulas de presunta certeza– sus infundadas acusaciones, aunque, aclaraba, que no tenía forma de demostrarlas.
El pobre secretario berreta, “Mauri”, es otro que está practicando tres volteretas en el aire, sin tocar piso, para luego entrar en lo más profundo de la tierra. Pero, como la estupidez humana es más ancha que el propio universo, ya saldrá con algunas nuevas gansadas, para deleite de quienes disfrutan de la ordinariez y el “cachiãireato”, expresión muy frecuente de mi enciclopédico vecino, don Cecilio. Igual que el “mariscal” quedó atragantado con su lengua y los números de “nuevas encuestas” que iban a demostrar que Velázquez le estaba “pisando los talones” a Santiago Peña. Como diría el egresado de “Hárvar”, Benjamín Fernández Bogado, “game over”.
Nosotros, de nuestra parte, vamos a extrañar al “Toro”, apelativo que modificó su anterior marcante de “Kure’i”. Y ahora que se “bajó del ruedo” es capaz que retome su apodo original. Siempre fue un personaje atractivo para las humoradas. Pero, como consuelo, a Fuerza Republicana todavía le sobra en cancha el “mariscal pastelito”, “Yodito” y “Pinky”. Los tres chiflados siguen en cartelera, aunque con un nuevo integrante. Igual que en la realidad, donde los fijos eran siempre Moe Howard y Larry Fine, mientras que el tercero iba cambiando permanentemente. Pasa en el cine. Y pasa en Fuerza Republicana.
El pobre secretario berreta, “Mauri”, es otro que está practicando tres volteretas en el aire, sin tocar piso, para luego entrar en lo más profundo de la tierra.
Ayer, nomás, estaba “denunciando” que para archivar el juicio político en la Cámara de Diputados a la fiscal general, Sandra Quiñónez, hubo ofrecimientos de hasta 250 mil dólares.