Pinky y Cerebro es una serie de televisión, la cual fue producida por Steven Spielberg y Warner Bros. Animation. Tuvo una duración de 65 episodios transmitidos entre 1995 y 1998. Son dos ratones de laboratorio alterados genéticamente que viven en los laboratorios Acme. En cada episodio Cerebro idea un plan para tratar de conquistar al mundo junto a Pinky.
Cerebro es un ratón de gran inteligencia y deseos de conquista mundial. Su cola en forma de zigzag le sirve para abrir la jaula donde vive, tiene una cabeza de gran tamaño debido a su cerebro. Su creación más exitosa es un traje robot que opera desde un puesto de mando que usa su propia cabeza como cabeza del mismo. Debido a su tamaño, Cerebro tiene un complejo de Napoleón, lo cual impide el éxito de sus planes. Otras cosas que impiden que Cerebro conquiste el mundo son los errores de Pinky, la poca inteligencia de los humanos o simplemente mala suerte. En el caso de Pinky, es otro ratón alterado genéticamente, aunque mucho menos inteligente que Cerebro. Aunque la mayoría de las veces es insultado por Cerebro, disfruta pasar tiempo con él. Siempre le pregunta a Cerebro: Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche?, a lo que él responde: Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, ¡Tratar de conquistar al mundo!
En Paraguay, tenemos a dos Pinky. Uno de ellos es presidente de la República y el otro su secretario político (por esas casualidades del destino es el cargo que ocupaba el padre del primero con el dictador) Mauricio Espínola. Dicen que cuando ambos están juntos surgen ideas brillantes. Echar a correligionarios por sus opiniones en redes, cortarle los contratos al personal de blanco del IPS, apretar a los funcionarios para que vayan a los cada vez más desérticos actos proselitistas del torismo republicano, llamar lista en los mismos para posteriormente entregar famélicos paquetes de víveres.
Todas ideas muy buenas que hacen conquistar los corazones de los colorados para que vayan a votar en masa en diciembre por Hugo y Marito. Bueno, a decir del segundo, por lo menos que voten por el primero los que no estén enojados. Por los números que muestran las encuestas, de cada 10 paraguayos apenas 3 expresan que votarían por las candidaturas oficialistas. Evidentemente, la estrategia de Pinky y Pinky está dando excelentes resultados. Se estarán preguntando qué pasa con Cerebro, pues él es el gran ausente en esas sesudas pláticas que mantienen los dos Pinky. Evidentemente siempre está ausente.
Parte de esta estrategia es el pase más importante del semestre, la venida del concejal, presidente de la Junta Municipal de Asunción y hasta hace un par de días nada más y nada menos que jefe de campaña de capital de Mario Abdo Benítez y Hugo Velázquez: Luis Fernando Bernal. Uno de los Pinky en gran medida alentado por el otro, tuvo gran protagonismo para que “LuiFer” tome la decisión de dejar el oficialismo y sumarse a Honor Colorado. Los niveles de nerviosismo, en la campaña del gobierno hacen que actúen con lo primero que se les viene a la cabeza, todavía estamos esperando averiguar que es ese algo o si efectivamente lo tienen. Además del casi nulo desarrollo intelectual a la campaña del oficialismo le falta creatividad para salir de la crisis en la que se encuentra. Y sobre y todo y principal, le falta un elemento del cual la de Honor Colorado ya se apropió que es la alegría. La campaña de Hugo y Marito refleja tristeza y todos sabemos que los tristes no ganan elecciones.
En Paraguay, tenemos a dos Pinky. Uno de ellos es presidente de la República y el otro su secretario político (por esas casualidades del destino es el cargo que ocupaba el padre del primero con el dictador) Mauricio Espínola.
Uno de los Pinky, en gran medida alentado por el otro, tuvo gran protagonismo para que “LuiFer” tome la decisión de dejar el oficialismo y sumarse a Honor Colorado.