La dictadura de Alfredo Stroessner fue la que creó y fortaleció una trilogía sobre la cual se asentó su despótico régimen. El tirano aseguró su permanencia gracias a la tristemente recordada “unidad granítica” entre gobierno, partido y Fuerzas Armadas. Cada uno tenía funciones y la cumplía a cabalidad, funcionando como una maquinaria de precisión. Tan perversa como precisa. Eso sí, una vez que empezaron las fisuras, primero en el partido y luego en las Fuerzas Armadas, lo que parecía imposible de que pase, comenzó a suceder: el régimen empezó a ver el fin de sus días.
El fin de semana, extendido hasta la jornada de ayer, quedó expuesta la táctica que piensa llevar el oficialismo para la campaña de reposicionamiento que necesitan con urgencia tanto Mario Abdo Benítez como Hugo Velázquez. La misma consiste en una alianza, al estilo de la unidad granítica, con los grupos de medios de comunicación de Don Antonio y de Natalia. Las mediciones cuantitativas y los grupos focales muestran lo depreciada que está la imagen del Ejecutivo, si se toma cualquier estudio serio que se haya hecho durante la vigencia de otro gobierno de la era democrática, no hay antecedentes de números similares tan bajos. Y conste que este gobierno fue de los menos golpeados por los medios. A excepción del Grupo Nación/ Nación Media, los demás grupos le han tenido santa paciencia.
Exponer a Mario Abdo Benítez, Hugo Velázquez y a otros referentes del gobierno a sendos espacios en los distintos medios de los grupos Abc y Vierci, tantas como se pueda y cuando no se pueda más, se inventarán y téngalo por seguro. La jugada es tan vieja como la misma injusticia: a mayor exposición, mejorará la imagen y eso levantará las intenciones de voto. Ojalá fuese tan fácil, sencillamente no funciona así. Una mayor presencia en medios no garantiza más votos, la historia política paraguaya está repleta de antecedentes en ese sentido. Políticos que llenaban miles de minutos en tele, cientos de centímetros columna en diarios y horas en radio para luego llegando las elecciones desaparecieron de la vida política, incluso llevándose a sus partidos consigo. Así de grave.
Esta alianza se une mediante dos elementos que van de la mano: el interés político y el interés económico. El primero pasa por intentar medrar en la imagen del adversario común, el movimiento Honor Colorado, y revertir los números que mantienen la misma tendencia por lo menos desde el mes de octubre del año pasado. En el caso del interés económico tiene que ver con la utilidad de contar con el apoyo del Ejecutivo en las otras áreas de negocios en las que operan los propietarios de los demás grupos de medios y el volumen de recursos que saldrán del gobierno en diversos formatos para financiar la campaña. Si son requeridos indicios, basta con fijarse en las dos últimas licitaciones de Petropar que fueron denunciadas por el equipo de investigación del Grupo Nación Media.
Los propietarios de los otros grupos de medios saben que es una batalla perdida; ahora bien, mientras tanto puedan verse satisfechos en sus intereses económicos y en tanto y en cuanto puedan intentar reducir la diferencia entre los dos movimientos internos de la ANR o que sea menos amplia y que luego de las internas de diciembre intentar hacer más creíble una eventual derrota del Partido Colorado, apoyando a la oposición, casi que tiene lógica, si se pone en la cabeza de los que toman las decisiones.
Lo positivo de todo esto es que ahora tenemos al Grupo Nación Media para que los paraguayos sepan de estos acuerdos que han funcionado históricamente, solo que manera subrepticia.
Si son requeridos indicios, basta con fijarse en las dos últimas licitaciones de Petropar que fueron denunciadas por el equipo de investigación del Grupo Nación Media.
Una mayor presencia en medios no garantiza más votos, la historia política paraguaya está repleta de antecedentes en ese sentido.