El consumismo avasallador y absorbente impuso, desde hace años, un nuevo calendario a nuestro folclórico “San Juan Ára”. Anteriormente, su celebración se reducía a la fecha de la víspera, el 23 de junio, en connivencia con el veranillo que lleva su nombre. Sin embargo, actualmente, las fiestas en homenaje a El Bautista arrancan prácticamente en el mes de mayo y se extienden hasta finales de agosto, entre los más osados. Las comidas típicas de esta festividad pasaron a convertirse en platos cotidianos gracias a alguna mente innovadora, idea inmediatamente plagiada por cientos de pequeños puestos de ventas –y otros, bastante grandes–, pudiendo saborearse todo el año el payaguá mascada (lambreado, le dicen los chuchis), chicharõ trenzado y chicharõ hui’tî, pastel mandi’o, chipá kavure y el rey mayor, el mbeju (tortisha de almidón, he’i gastrónomo kurepi). En ese banquete típico, también se involucra la política. Especialmente en los Judas kái. Durante la dictadura, por esas obviedades que no precisan aclaraciones, se recurría a los apelativos –el famoso marcante–, quemándose en las alturas a “Ñandejára taxi”, “Mbeju rova”, “Jagua buldó”, “El moderador” (de la Chacarita) y algunos referentes deportivos, como “Péina pépe la pende Pepe”, y durante la larga sequía del “más popular” nunca faltaba el “Doctor Papag”. El único que no podía ser identificado ni por su “dejo” o sobrenombre era, claro está, el innombrable. Tanto es así que un muñeco de gruesos labios pintados fue interpretado por el comisario local como una alusión a “Tembélo”, y ante la imposibilidad de descubrir al autor del abominable delito, toda la comisión directiva fue conducida a la comisaría del pueblo para el rítmico y sonoro: “Sígapy”. Así se divertía la gente en aquellos tiempos en que “éramos tan felices”.
Así las cosas, esa fiesta que aguardábamos con expectativas de Navidad, Año Nuevo y Día de Reyes, hoy se aparece sorpresivamente en alguna esquina de un día cualquiera. Allá por San Miguel, Misiones, el precandidato a la Presidencia de la República, Santiago Peña, participó del Festival del Ovecha Rague, que suele durar cuatro días a mediados de junio. Enlazó este encuentro ya internacional con la previa del San Juan en su lugar más natural: San Juan Bautista de las Misiones. El representante del movimiento Honor Colorado desafió una corrida al “toro candil”. De entrada, no se les prendieron los cuernos (al toro), lo que, para muchos, lejos de ser un mal augurio para su oponente contingencial en las internas del próximo 18 de diciembre, es la simple confirmación de que ni con kerosene superextra tendrá combustible para encenderse a la hora señalada. A falta de capote recurrió a un poncho colorado, dio pasos de verónicas, chicuelinas, gaoneras, serpentinas y revoleras, hasta dejar a su contrincante con la lengua más afuera que doctor revisando la garganta. Terminado el lance, salió tan aplaudido como si fuera el novillero José Tomás con cuatro orejas en el bolsillo.
Pero la prueba apenas empezaba. Después de interminables berrinches, despotriques y gritos de histeria en contra de Santiago Peña, por fin, Alberto Enrique Eduardo (como la realeza británica) Vargas Peña Weiler consiguió permiso de La Patrona del grupo Zuccolillo para invitar al precandidato de Honor Colorado a su programa “En detalles”, que se emite por ABC TV. Decimos que Alber (como le decían de joven) tuvo la necesaria autorización porque, allá por el 7 de febrero de este año, había publicado en su cuenta de Twitter: “‘Santi’ Peña dando entrevistas como si fuera decente. Cero vergüenza…pero cero de cero absoluto. A mí, que ni se le ocurra pedirme una entrevista, aviso ya”. En los primeros días de junio, el hombre de la triple letra DRT (diario, radio y televisión) del grupo también del abecedario pretendió ser sarcástico (un grado superior a la ironía, ya lo aclaramos): “Hola, ‘Santi’ Peña. ¿Cierto que suspendiste tu viaje a EEUU? ¿Por qué?”. Esta vez, el precandidato presidencial decidió responder: “No tenía previsto viajar a los EEUU, pero la semana que viene voy a participar de un evento virtual organizado por la Universidad de Oxford. ¿Cuándo me invitás a tu programa? ¿O no te animás?”. El domingo 12 de junio, fecha en que celebramos la Paz del Chaco, se vieron cara a cara.
Vargas Peña compró el mejor espinillo para fabricar carbón esperando a Peña. Y “Santi” se quitó el calzado, las medias y realizó el tatapŷi ári jehasa. Cruzó sobre las brasas sin ninguna ampolla. San Juan ya le dijo que “sí”. Fue, como ya adelantamos en la página digital de nuestro diario, una entrevista sesgada, con preguntas y videos armados fuera de contexto, siguiendo el libreto. Pero, al igual que en Misiones, Santiago Peña volvió a demostrar sus dotes de torero. Toreó con altura, con inteligencia, con soltura y con firmeza intelectual. Tanta fue la destreza dialéctica del precandidato de Honor Colorado, y tan bien estuvo objetivamente hablando, que el inefable Alfredo Guachiré tuiteó: “Acabo de ver una terrible publinota de ‘Santi’ Peña en un programa de Abc TV, donde Enrique Vargas Peña estuvo más flojo que pantalón de payaso”. De payasos hablando, dicen que Guachi anda haciendo piruetas para hacer reír al “mariscal de la derrota”, cuyas trapisondas en Yacyretá borró de su disco duro. Dicen, también, que el nexo fue un tal Armín Diez Pérez, siniestro personaje con ínfulas de donjuán de la entidad y, últimamente, portavoz de la persecución de colorados no alineados. A punto de ser denunciado públicamente.
Muy al contrario del final televisivo con Luis Bareiro, en que Santiago Peña le hizo seis cero y quedó babeando solo y rabioso, EVP se despidió con un abrazo y una selfi. Y eso que también encajó una soberbia goleada. De lo que estamos seguros es que ahora vendrá el contraataque del diario que nació con fe en la dictadura. Aunque San Juan le sigue diciendo que “no”, para desesperación de san Mario, san Hugo, santa Lilian, san “Cachito”, san Mauricio, san “mariscal” y demás santoró del equipo político cuyo tiempo de gracia se acaba en diciembre próximo.
Vargas Peña compró el mejor espinillo para fabricar carbón esperando a Peña. Y “Santi” se quitó el calzado, las medias y realizó el tatapyi ári jehasa.
San Juan ya le dijo que “sí”. Fue, como ya adelantamos en la página digital de nuestro diario, una entrevista sesgada, con preguntas y videos armados fuera de contexto, siguiendo el libreto.