La falacia se define como cualquier tipo de modo argumentativo indebido que parece demandar nuestra convicción y ser decisivo de la cuestión tratada, cuando en realidad carece de perfección y de corrección argumentativa. En una gran mayoría, son argumentaciones psicológicas y emocionalmente persuasivas. Las hay accidentales y deliberadas; ojo, nadie está libre de cometer falacias cuando se está argumentando. Lo recomendable, antes de etiquetar a una frase como falacia, es tener en cuenta el contexto (espacio, tiempo e interlocutores).
El viernes pasado se llevó a cabo la sesión del Consejo de la Magistratura, en la misma debía conformarse las ternas para llenar las vacancias en el Tribunal Superior de Justicia Electoral que dejaron las jubilaciones de Alberto Ramírez Zambonini y María Elena Wapenka, ambas bancas corresponden al arco opositor: el PLRA y el tercer sector (Frente Guasu, Patria Querida, Encuentro Nacional y otros partidos). Una de las ternas quedó conformada, sin embargo, tanto desde el Ejecutivo como sus aliados de la oposición pretendían que ambas ternas salgan ese día. Como no se llegó a los puntos necesarios, por reglamento cada candidato debe tener por lo menos 6 votos de los 8 integrantes del Consejo. Yendo un poco más atrás, uno de los elementos que embarraron el proceso tiene que ver con la línea bajada de que el ex senador Juan Bartolomé Ramírez no podía ni tan siquiera integrar terna. Bajo ese paraguas, se recurrieron a infinidad de recursos reglamentarios (incluso poniendo al reglamento por encima de la ley y la Constitución) que terminaron logrando su objetivo: la renuncia de Ramírez.
Pero ese era solo el primer paso, el segundo y definitivo paso era que César Rossel y Emilio Camacho lideren las ternas. El primero respondería a Efraín Alegre y el segundo habría conseguido el consenso de los partidos del tercer sector, o al menos del Frente Guasu. Volviendo al viernes, como ese día no habían logrado este segundo objetivo, decidieron encender la maquinaria mediática de la mano de los conglomerados de Zuccolillo y Vierci. El integrante del Consejo y representante de la Cámara de Senadores, Pedro Santacruz, sería el punta de lanza. En este punto es oportuno mencionar que Santacruz llegó al Consejo de la mano del “abdoefraluguismo”, entonces era momento de responder a esos grupos. Ya en esa misma sesión amenaza con juicio político a los tres consejeros que, haciendo uso de su legítimo derecho, no asignaron la cantidad de puntos necesarios como para integrar una terna. Además, la movida incluía agitar la bandera del anticartismo, en esa ultragastada falacia de asignarle al movimiento Honor Colorado y su líder cada vez que pierde Olimpia, que llueve, que hay sequía y que hay viento. No importa, la bandera siempre es la misma y además es la única, lo cual la vuelve excesivamente predecible y aburrida. El lunes, tras soportar la furibunda presión tanto de medios, del propio vicepresidente de la República como de una turba efrainista disconformes porque las ternas no salieron como planificaron, el Consejo sacó las dos ternas con los 6 candidatos con mejores puntajes y las enviará en breve al Senado que debe elegir un postulante de cada uno, aunque ese ya será parte de otro contexto porque algunos senadores ya anunciaron su posición de rechazar las ternas. Porque si no sale como ellos quieren hay que tirar todo el trabajo por la borda.
Yendo un poco más atrás, uno de los elementos que embarraron el proceso tiene que ver con la línea bajada de que el ex senador Juan Bartolomé Ramírez no podía ni tan siquiera integrar terna.
Volviendo al viernes, como ese día no habían logrado este segundo objetivo, decidieron encender la maquinaria mediática de la mano de los conglomerados de Zuccolillo y Vierci.