Hace unos años, la programación de los canales nacio­nales tenía como una de sus principales joyas en lo que hace a facturación y rating a las novelas de origen vene­zolano. El país se paralizaba desde las 21:00, luego de que concluían los noticieros, por­que iniciaba la novela. En la sala familiar no estaba per­mitido ni el sonido del vuelo de una mariposa, quien lo hacía se exponía a una buena zapatilla volando en línea recta en dirección nuestra. Le pasó a un amigo. Además de la pasión demostrada por los actores en cada escena, la otra característica era la extensión de estas novelas. La cantidad de capítulos era impresionante. Nunca lle­gaban a su final. Un formato parecido es impensado en estos días. No es sustenta­ble para el actual modelo de negocios de la tele y menos de las plataformas de strea­ming.

Desfasado y eterno, como novela venezolana. Igual a la novela petrolera de la que estamos siendo observado­res. La crisis de los camio­neros, íntimamente vincu­lada al petróleo, combustible y demás parece no tener fin. No cesa de estrenar episo­dio tras episodio como el mejor guionista que consi­gue mantener la expectativa de sus televidentes. Apenas en la jornada de ayer se dio el estreno de un nuevo episodio.

El presidente del Congreso Nacional, Óscar Salomón, anunciaba que en la jornada del día martes de la semana que viene se dará una reunión con diputados venezolanos, quienes vienen interesados en explorar las posibilidades de reincorporar al régimen de Nicolás Maduro al Parla­sur. “Cachito” anunció que se iba a aprovechar para plan­tearles a sus colegas caribe­ños que Venezuela vuelva a venderle combustible a nues­tro país. En igual sentido, agregó que se buscará contac­tar con los gobiernos de Boli­via y Argentina, casualmente todos alineados a la misma línea. Y casualmente luego de la aprobación de la ley que eli­mina las declaraciones jura­das para las empresas inte­resadas en proveer a nuestra petrolera estatal.

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Cualquier malpensado cree­ría que los motivos origina­les que hicieron que esta ley sea prácticamente la única exigencia de los gremios camioneros para levantar los cierres de rutas es habi­litar líneas de negocio entre Petropar y PDVSA (aunque tengamos un impasse impor­tante por la deuda y porque de hecho el Paraguay no reco­noce al régimen venezo­lano), con Bolivia y con YPF de Argentina. Y atención a esto último, Paraguay podría llegar a comprar de manera directa de la petrolera argen­tina, el producto final vendría en camiones o en barcazas y los que manejan gran parte de la flota en ambas modalida­des son los Moyano. A la par, asesores de los camioneros paraguayos que pedían la ley y que, dicho por ellos mismos, llegaron a sus pares argenti­nos de la mano del senador Sixto Pereira. La ley fue una tapadera, el objetivo real siempre fue quedarse con el negocio del flete. Ni al mejor guionista de novelas venezo­lanas se le hubiese ocurrido semejante trama.

“Cachito” anunció que se iba a aprovechar para plantearles a sus colegas caribeños que Venezuela vuelva a venderle combustible a nuestro país.

No cesa de estrenar episodio tras episodio como el mejor guionista que consigue mantener la expectativa de sus televidentes. Apenas en la jornada de ayer se dio el estreno de un nuevo episodio.

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