Concertación, de por sí, es un sustantivo femenino. Pero las palabras, aunque tengan una perfecta correspondencia de género, no siempre se deter­minan por su esencia. Así podemos considerar una con­certación machista que, gra­maticalmente, es correcta, aunque políticamente censu­rable. De igual manera, tene­mos mujeres que reivindican la paridad en la constitución de listas para cargos electi­vos y el derecho a encabezar un proyecto presidencialista –de legitimidad incuestio­nable–, pero solo dentro de su cuadro. No le votarían a una del mismo género que sea de otra institución parti­daria o de extracción ideoló­gica diferente. Ahí es cuando el comportamiento de algu­nas –o muchas– mujeres es proporcional al de sus cole­gas masculinos. Es natural, sin embargo, que se agrupen por afinidades. La lucha no es colectivista, es exclusiva­mente dentro de sus propios territorios. Salvo, claro, que pasen a integrar una concen­tración de partidos.

No podemos concluir que las mujeres tuvieron un retro­ceso en cuanto a los espacios conquistados en los últimos años. No obstante, es opor­tuno resaltar que hubo un tiempo en que los partidos llamados tradicionales en el Paraguay, la Asociación Nacional Republicana (Lilian Samaniego) y el Liberal Radi­cal Auténtico (Amanda Núñez Sánchez), así como el Revolu­cionario Febrerista (Josefina Duarte) tenían presidentas y no presidentes. Actualmente son únicamente dos los lide­razgos femeninos mediáticamente visibilizados que dirigen sus organizaciones: Griselda Yúdice, presidenta del Partido Movimiento al Socialismo (P-MAS) y Teo­dolina Villalba, secreta­ria general de la Federación Nacional Campesina (FNC). Una recordación y una acla­ración necesarias en este punto: durante la presiden­cia de Samaniego, la titular del PLRA estuvo presente y habló en una convención del Partido Colorado; el P-MAS se mantiene independiente de la concertación Frente Guasu, aunque se declaran partidos solidarios entre sí. Tanto es así que ambos comunicaron, en una misma nota, su retiro temporal de la Mesa de Pre­sidentes de Partidos Oposi­tores.

La presencia en el escena­rio presidenciable del canci­ller Euclides Acevedo motivó una reunión –protocolar según los rumores– con Fer­nando Lugo, la que provocó molestias dentro y fuera del Frente Guasu. Probablemente porque le conocen bien a su líder, Esperanza Martínez y Sixto Pereira ni se inmutaron por ese encuentro. La que sí bramó contra el cielo y la tie­rra fue la diputada del Partido Encuentro Nacional (PEN) Kattya González. Denunció la existencia de una cúpula opo­sitora que pretende ignorar su liderazgo (la de ella). Se desga­ñitó contra esa “jefatura” ape­gada a los rituales de “la vieja escuela de hacer política”, que “ya no representa ni inter­preta el sentimiento colec­tivo” y hoy se resiste “a acep­tar lo que la ciudadanía cree, quiere y acompaña, y tiene chances reales para ganar” (refiriéndose a su precandi­datura). Inmediatamente des­pués tira un puente de plata a los duramente cuestionados dirigentes políticos: “Noso­tros vamos a poner toda nues­tra buena voluntad para que esta concertación, esta uni­dad salga: ellos van a tener una participación en mi gobierno, porque no vamos a gobernar solos, en una concertación se gobierna entre todos”.

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Donde le faltó precisar a la diputada González es que su partido no forma parte de la concertación Frente Guasu, sino de la Concertación Nacio­nal 2023 que, en la práctica, lidera el PLRA, o sea, Efraín Alegre. Además, si hubiera recolectado toda la informa­ción antes de exponer su análi­sis, ya habría leído lo que real­mente piensa Fernando Lugo. Y lo que piensa Fernando no lo dice Lugo, sino el senador y ex colorado Miguel Fulgen­cio “Kencho” Rodríguez. Dos días después del pirotécnico encuentro entre el único líder del FG y el canciller Acevedo, el legislador sentenció: “En el Frente Guasu hay tres can­didatos (los senadores) Sixto Pereira, Esperanza Martí­nez y Jorge Querey. El minis­tro Acevedo no es del Frente Guasu, salvo que se lo quiera proponer por el lado del Par­tido Febrerista, del cual es ori­ginario”. Olvidó mencionar que Euclides ya no es del PRF y que planea formar su propio movimiento político, Nueva República, que el Tribunal Superior de Justicia Electo­ral tendrá que aprobar.

Resumiendo, la diputada Kat­tya González está en tierra de nadie. Mientras, el Frente Guasu continúa sin pausas su Ñembogeta por una Patria Nueva, donde la figura más preponderante y respeta­ble es la senadora Esperanza Martínez, del Partido Parti­cipación Ciudadana (PPC). En política, principalmente en nuestro país, nada es pre­decible. Sin embargo, todas las pistas conducen a la doc­tora Martínez como la elegida para intentar la Presiden­cia de la República. A no ser que nuestro radar de infor­mes confidenciales ande más despistado que los hinchas del Barcelona que jugaron de visitante en su propio estadio, donde las 5.000 entradas para los seguidores del Eintracht alemán se transformaron en 25.000. Cosas de Mandinga o de Mandrake. Por ello no hay que encasillar a las con­certaciones. Aparentemente, no todas son machistas. Apa­rentemente.

La que sí bramó contra el cielo y la tierra fue la diputada del Partido Encuentro Nacional (PEN) Kattya González.

Todas las pistas conducen a la doctora Martínez como la elegida para intentar la Presidencia de la República.

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