El Poder Ejecutivo se enfrenta a una nueva crisis. Los reclamos por los continuos aumentos de combustible van subiendo en tono y en las últimas horas también en volumen, con la sumatoria del sector más confrontativo de los sindicatos de camioneros. En esta ocasión, la reacción ha sido ágil. Apenas se daba a conocer durante el fin de semana que los camioneros se levantaban de la mesa de diálogo, el equipo que estaba trabajando en la propuesta del Ejecutivo ponía el pie en el acelerador y preparaba lo que se concretó en la media mañana de ayer en Palacio de López.
Ya desde las primeras horas de la mañana se daban una seguidilla de reuniones para darle al documento los últimos retoques. El material en cuestión debe convertirse en un proyecto de ley que sería enviado al Congreso esta misma semana. No habría que descartar que sea con un pedido de tratamiento de urgencia en ambas Cámaras. Los anuncios en principales que se hicieron en la conferencia de prensa son los siguientes: Petropar va a mantener el precio de sus combustibles por dos meses, esta semana se presentará el proyecto de ley de estabilización del combustible (un fondo de 100 millones de dólares para subsidiar el combustible) y tercero, seguirán negociando en mesas de dialogo con los sectores que están convocando a las manifestaciones.
En este momento de crisis son claves tres elementos: comunicar, consensuar y gestionar. Construir una línea discursiva clara y precisa, la selección y capacitación de voceros oficiales y adecuados y la conveniente selección de plataformas donde colocar el mensaje y que el mismo llegue a las audiencias que interesan. En este punto, resalta el papel del viceministro de Tributación, Óscar Orué. A la par, buscar el consenso necesario (las mayorías también son consensos, no solo la unanimidad) como para que el proyecto de ley salga del Congreso y vuelva al Ejecutivo con la menor cantidad de modificaciones.
Todo esto puede pasar esta semana, antes del viernes. Es la hoja de ruta que se merece un tema tan complejo y con ribetes sociales, económicos y políticos que empiezan a mostrar sus primeras señales. Señales que son pertinentemente tomadas como alertas. Luego de esto, llega el último punto: gestionar. Aquí es clave que todas las carteras del Ejecutivo empujen juntas hacia un mismo objetivo, dejando de lado las cuestiones estéticas y proselitistas. Mas allá que tengan directamente que ver con los combustibles, esta crisis afecta a todos y sus ramificaciones podrían infringir profundas heridas. Directa o indirectamente, obviamente, el protagonismo lo deberán llevar los voceros designados. Cuanto más jueguen en equipo, con mayor velocidad se tendrá para salir de esta crisis. Es lo que el momento amerita.
Es clave que todas las carteras del Ejecutivo empujen juntas hacia un mismo objetivo, dejando de lado las cuestiones estéticas y proselitistas.
En este momento de crisis son claves tres elementos: comunicar, consensuar y gestionar. Construir una línea discursiva clara y precisa.