Esa obsesión de cate­goría enfermiza que tiene el diario que nació bajo el signo de la dic­tadura, por destruir al movi­miento Honor Colorado y a su líder Horacio Cartes lo ha llevado a desbarrancarse periodísticamente. A perder cualquier estima por la ver­dad. A tratar de convertir en hechos sus enconos, ojerizas y frustraciones mal curadas. Es que la realidad corcovea más allá de nuestros deseos, sean buenos o malos. Tiene una vida propia que no está sujeta a nuestros caprichos. En su construcción inter­vienen diversos componen­tes, no solamente nuestras contribuciones. Cada medio de comunicación aporta opiniones, críticas, ideas, marca posiciones políticas y baja una línea inconfundible como rasgo distintivo de su sello editorial. Lo altamente censurable es que se inven­ten situaciones para provocar eventuales reacciones. Como, por ejemplo, incorporar en el orden del día de la Conven­ción del Partido Liberal Radi­cal Auténtico (PLRA), reali­zada este último domingo (13 de marzo), puntos que no estaban explícitamente con­templados. A toda costa que­ría forzar (dicho medio) que “el juicio a Sandra Quiñónez” sea considerado en “Asuntos varios”. A partir de un análi­sis medianamente racional, se trataba de una “posibili­dad imposible”, pues previa­mente iba a debatirse sobre la memoria y balance, cues­tionados durante semanas, correspondientes al mandato anterior de Efraín Alegre.

Desde mediado de la semana pasada el aludido diario y sus demás campanas, como una almádana implacable, empe­zaron a golpear que durante el encuentro de la primera fuerza opositora de nuestro país se trataría el “apoyo al juicio político” a la fiscala general, Sandra Quiñónez, y cuya aprobación pendería como una espada de Damo­cles sobre los diputados que no acompañaran tal man­dato de la máxima autoridad partidaria. Primero, repeti­mos, no figuraba en el orden del día y, segundo, constitu­cionalmente, los parlamen­tarios no pueden recibir mandato imperativo. Pero esa manipulación mediá­tica sufrió una catastrófica derrota. Aunque sus promo­tores ni se inmutaron por sus títulos a seis columnas que fueron a parar al vertedero de las noticias falsas. Rápi­damente se consolaron con otras suposiciones deliran­tes para suplantar sus fraca­sos. Destrozadas todas sus estrategias comunicaciona­les basadas en la mentira, ya con el diario del lunes bajo el brazo, la “Convención liberal (fue) copada por el ala funcio­nal a HC”. Un día antes (el 12 de marzo) pretendió embre­tar a los convencionales del radicalismo auténtico con un título de tapa semejante a un cháke intimidatorio: “PLRA define hoy entre ser oposición o satélite de HC”. E insiste: “En ‘Asuntos varios” puede incluirse el mandato de apoyar el juicio político contra Sandra Quiñónez”. Cuando se juega con el carbón ardiendo de las falsedades se corren estos riesgos. Porque a juzgar por el resultado de la reunión, y siguiendo la lógica del libelo infamante de la calle con nombre de prócer, se concluiría con otra mentira: que el PLRA eligió ser saté­lite. Lo que realmente pasó es que los convencionales no se dejaron influenciar por el panfleto ni la manipulación arteramente premeditada.

Haciendo un show –de lo con­trario no sería ella– que ya forma parte de su “estilo de hacer política”, la diputada Kattya González presentó varios biblioratos para res­paldar el libelo contra San­dra Quiñónez ante la Cámara acusadora, la de Diputados, para ser analizados mañana miércoles a las 10:30. Con esa misma lógica maniqueísta de que los buenos somos nosotros y los malos son los otros, ya adelantó que tie­nen los votos, pero que “si en estas 48 horas nuestros propios aliados se venden al mejor postor o se subastan que sea la ciudadanía la que los juzgue”. El mismo sinies­tro modus operandi del dia­rio que la promociona: “Los políticos que siguen nuestra línea son los únicos patriotas, los demás alquilan su con­ciencia al que pueda pagar­les”. El mismo brete, la misma falsa encrucijada, las mismas patrañas con fines exclusi­vamente electorales. El fas­cismo eterno, puro y duro –como diría Umberto Eco– reviviendo entre nosotros a través de sus voceros mediá­ticos y representantes polí­ticos. El mencionado autor nos advierte: “El ur-fascismo está aún a nuestro alrededor, a veces vestido de paisano”. Y añade: “Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice a cada una de sus formas nuevas, todos los días, en todos los rincones del mundo”.

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Sigan, apreciados lectores, el hilo del periódico y de la diputada. Una vez fracasado rotundamente el desvarío –del diario– de que podría influir en la Convención del PLRA, le quedó el camino de que este centenario partido “optó por ser satélite de HC”. Kattya González ya preparó el mismo argumento: Si no tienen los votos, es porque sus colegas se vendieron. Tanta liviandad para juzgar a sus pares solo tiene una explicación: está buscando desesperadamente insta­lar su precandidatura presi­dencial dentro de la concer­tación opositora. Siempre apelando al escándalo. Una empresa que se le presenta como el monte Everest a esca­lar. Todo lo demás es mero parloteo.

La manipulación mediática sufrió una catastrófica derrota y sus promotores ni se inmutaron por sus títulos a seis columnas que fueron a parar al vertedero de las noticias falsas.

Lo que realmente pasó es que los convencionales no se dejaron influenciar por el panfleto ni la manipulación arteramente premeditada.

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