Una de las primeras ocasiones en que Juan Manuel Brunetti ocupó espacios en los medios de comunicación fue cuando la Municipalidad de Asunción cedió en usufructo –léase sin costo– a la Universidad San Carlos un predio de tres hectáreas en el barrio Bella Vista de nuestra capital. Aunque el director del Consejo Administrativo y fundador de dicha casa de estudios (Brunetti) afirmó en aquel entonces que el convenio no revestía lucro para la institución, el cuestionamiento se había focalizado en su condición de asesor en materia de turismo del intendente Arnaldo Samaniego. Luego volvió prácticamente al anonimato, enclaustrado en la universidad, hasta que en noviembre del 2019 decidió aparecer en el escenario político, dando vida –muy corta, por cierto– al movimiento Héroes Republicanos.
Tiempo después, Brunetti formalizaba su deseo de ser precandidato a la intendencia de Asunción, anuncio realizado precisamente en el día de su cumpleaños. Aparecía rodeado del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, el diputado Arnaldo Samaniego, Julio Ullón (ex secretario general y jefe del Gabinete Civil de la Presidencia de la República), Dany Centurión, Freddy D’Ecclesiis, entre otros.
Como el presidente Mario Abdo Benítez ya había optado por Daniel Centurión para representar al oficialismo en las internas del Partido Colorado de cara a las municipales del 10 de octubre del 2021, le hizo descabalgar a Brunetti nombrándolo al frente del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic), el 9 febrero del mencionado año. Centurión se desempeñaba como asesor político del jefe de Estado y era uno de sus hombres de mayor confianza. Tanto es así que después de perder las internas republicanas volvió a reciclarlo como viceministro de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior. En febrero de este año, después del atentado criminal en el Anfiteatro José Asunción Flores de San Bernardino, fue nombrado nuevamente asesor político del mandatario, haciendo dupla con el inefable Mauricio Espínola.
Ese julio del año pasado, el vicepresidente Hugo Velázquez ya no ocultó sus intenciones de convertirse en precandidato presidencial de la Asociación Nacional Republicana (ANR) distribuyendo calcomanías con la imagen de un toro. Los rumores palaciegos, que son los que más se acercan a la verdad, daban cuenta de que las pretensiones de Velázquez contradecían el proyecto original de Abdo Benítez. La disyuntiva del Presidente se encontraba entre Arnoldo Wiens, ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, y Eduardo Petta, ministro de Educación y Ciencias. Pero Petta apenas pasó raspando febrero. Una multitud protestando en las calles contra la corrupción y la ineficiencia lo arrastran en marzo. El 9 es sustituido por Brunetti, quien dura exactamente un mes en el Mitic. A Marito le quedaba todavía la opción Wiens. Y Brunetti podría ser la dupla ideal.
Velázquez le hace decir al presidente de la República que no hay marcha atrás, desplegando de entrada una descontrolada artillería verbal, que los sicólogos suelen interpretar como señal de impotencia y debilidad. Camandulea con Lilian Samaniego –con el sueño de la vicepresidencia– quien con esa ilusión se prestó al juego de Velázquez como titular de la Comisión Permanente del Congreso para tratar de golpear a los referentes del movimiento Honor Colorado. Finalmente, el agraciado para acompañarlo es Juan Manuel Brunetti.
Siempre dijimos en este diario que, hasta hoy, no se conoce que Brunetti lleve la maldad intrínseca de la que están contaminados sus actuales compañeros políticos. Eso sí, no demostró la eficiencia que la gente esperaba. Tuvo un año para poner en orden los establecimientos escolares destruidos, averiados y sin construir. Lamentablemente, transcurrido ese año, la sombra de los árboles sigue siendo el aula de miles de alumnos. Tampoco avanzó mucho en el proceso de la Transformación Educativa. Ni accionó con la vehemencia requerida contra la empresa Estructura Ingeniería SA, que dejó 79 locales escolares sin concluir, a pesar de que ya cobró en concepto de adelanto 6.400 millones de guaraníes. Casualmente, el propietario es Alberto Palumbo, antiguo compañero de Hugo Velázquez y uno de los financistas de su campaña.
Otra perla de Brunetti es que quiere continuar “las transformaciones” iniciadas por el presidente Abdo Benítez, especialmente en salud, declaración que fue criticada por los propios medios amigos del Gobierno, pues ignoró los 18.367 fallecidos hasta el día de ayer. Muertes que pudieron ser evitadas con una estrategia previsora y honestidad.
A partir de ahora, Juan Manuel Brunetti, quien hasta la fecha demostró ser un hombre verbalmente comedido, tendrá la prueba de fuego de mantenerse inmune a los descontroles emocionales de sus compañeros de equipo, empezando por su compañero de fórmula, Hugo Velázquez, quien hace tiempo perdió –igual que muchos de sus aliados– el norte de la cordura, de la paraguayidad y del coloradismo. Solo les interesan los obscenos privilegios que garantizan su bienestar. Una buena señal sería renunciar inmediatamente a su cargo de ministro de Educación y Ciencias.