- Por Felipe Goroso S.
En el último tiempo se está desarrollando un concepto relativamente nuevo: la guerra híbrida. Entendido como nuevo fuera del ámbito militar, que es donde el término vio la luz; de hecho, el concepto fue utilizado por primera vez recién a principios de los años 2000. La guerra híbrida se define como la implementación de una estrategia (o varias) de confrontación que no pasa necesariamente por un combate de tipo militar.
Un país puede utilizar medios que vayan minando la seguridad y la estabilidad de otro país. Y no con medios militares, sino, por ejemplo, ciberataques o el lanzamiento de una oleada masiva de tuits que vayan en contra de
la posición de un gobierno determinado. A eso se le denomina guerra híbrida. El empleo de mecanismos como la insurgencia, la migración o el uso de “fakes news” y desinformación, entre otros, también se considera parte de estas tácticas de combate no tradicionales, donde la propaganda y la provocación son factores fundamentales. Pero anterior a todas estas acciones consideradas tácticas, hay un estadio previo que es la definición del framing o el marco en el cual se van a presentar y debatir los hechos. Esa instancia previa ese en marcado no se deja al azar, hay demasiados intereses para dejarlo en el campo del libre albedrío.
Yendo al caso de la invasión rusa a Ucrania. Hay que mencionar la eficiencia demostrada por el sistema comunicacional del Kremlin en llevar la guerra híbrida a un nivel superlativo. Desde hace por lo menos 4 años atrás, hay entrevistas y cartas públicas del mismísimo Vladimir Putin diciendo básicamente que Ucrania es una provincia rebelde y recordando el pasado reciente de los ucranianos siendo parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ahora el Kremlin sumó a su estrategia de enmarcado el reciente reconocimiento como país a territorios que son dos provincias ucranianas. Casualmente, luego de que Putin les dé su reconocimiento, dichos “nuevos” países le pidieron ayuda para garantizar su seguridad. Y este último punto es uno de los principales ejes argumentativos del discurso que dio el presidente ruso al momento de anunciar su decisión de invasión.
Estos elementos y otros más son los que pueden verse que están siendo desplegados por medios de comunicación afiliados al gobierno ruso, los pocos y nada democráticos países que se alienaron al Kremlin en este momento. Además, en todo el mundo, y Paraguay no es la excepción, cuenta con sectores políticos simpatizantes de Putin. Increíblemente, son voces que se precian de progresistas, cuando basta con leer un poco nada más sobre las acciones que desarrolla Putin al respecto de aquellos que valientemente osan marcar su oposición, y ni hablar de la degradación que sufrieron en sus derechos las distintas minorías. Pero nada de eso importa, lo que real- mente valoran es aplaudir a Putin por el simple y llano hecho de oponerse a los Estados Unidos.
De manera que hoy más que nunca, que no nos corran el marco del debate: Rusia es la agresora e invasora y el pueblo ucraniano es la víctima que está muriendo como consecuencia.
Un país puede utilizar medios que vayan minando la seguridad y la estabilidad de otro país. Y no con medios militares, sino, por ejemplo, ciberataques.