La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llega este jueves a Montevideo para reunirse mañana con los presidentes del Mercosur, en busca de cerrar las negociaciones hacia un acuerdo comercial histórico entre los dos bloques. “Aterrizamos en América Latina. La meta del acuerdo UE-Mercosur ya está a la vista. Trabajemos, crucemos la meta. Tenemos la oportunidad de crear un mercado de 700 millones de personas”, escribió Von der Leyen, quien hizo escala en Sao Paulo en camino a la capital uruguaya, en la red X.

Los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, miembros fundadores del Mercosur que buscan un acuerdo con la UE, darán una rueda de prensa conjunta con Von der Leyen el viernes a las 9:30 locales (12:30 GMT), informó a la AFP Richard Empson, asesor de comunicación de la UE en Montevideo. Este jueves, los cancilleres del Mercosur abrieron formalmente la cumbre de dos días del bloque, luego de que el ministro de Relaciones Exteriores uruguayo, Omar Pagani, mantuviese una bilateral con el nuevo comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic.

El objetivo de la Comisión Europea genera rispideces con gobiernos de la UE. Poco antes de la llegada de Von der Leyen a Montevideo, el presidente francés Emmanuel Macron le reiteró que el proyecto de acuerdo comercial es “inaceptable en su estado actual”. “Continuaremos defendiendo sin descanso nuestra soberanía agrícola”, añadió la presidencia francesa en un mensaje en X.

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El canciller uruguayo Omar Paganini recibió a su par paraguayo Rubén Ramírez Lezcano. Foto: Eitan Abramovich/AFP

25 años de conversaciones

Desde hace casi 25 años, el Mercosur negocia un TLC con el bloque europeo demorado en innumerables ocasiones, en medio de tensiones por cuestiones sensibles como la protección del medio ambiente o las compras públicas. Ya en 2019, la UE y el Mercosur habían anunciado la conclusión de un pacto, pero el proceso se estancó sin que se ratificara. Ahora, según fuentes conocedoras de la negociación consultadas por la AFP, las partes llegarán a un acuerdo técnico que ha evolucionado en los últimos cinco años, con modificaciones en “varios capítulos” como compras gubernamentales, servicios, propiedad intelectual y por supuesto, medio ambiente.

A pesar de la oposición cerrada de Francia, donde el sector agropecuario se opone ferozmente a un acuerdo con los miembros del Mercosur por considerar que competirían en inferioridad de condiciones, la Comisión Europea, encargada de negociar, parece decidida a concretarlo. Además, España y Alemania, y la mayoría de los países europeos presionan para cerrar estas dilatadas negociaciones, a pocos meses de que asuma el republicano Donald Trump en Estados Unidos y disponga, según prometió, un aumento generalizado de aranceles aduaneros.

Europa espera exportar autos, maquinaria o medicinas al bloque sureño, inserto en una región bajo fuerte influencia de China, en tanto el Mercosur espera colocar más alimentos como soja, carne o miel en Europa. ONGs y militantes de izquierda europeos consideran que este proyecto aceleraría la deforestación de la Amazonia y agravaría la crisis climática al aumentar las emisiones de efecto invernadero. Greenpeace denuncia un texto “desastroso” para el medioambiente.

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No está todo dicho

Más allá de la voluntad de la comisión y el Mercosur de cerrar una etapa en este largo proceso, nada asegura que un entendimiento en Montevideo termine en un TLC. “Hay un mensaje de apoyo irrestricto de la Comisión al Pacto Verde (europeo) y a los temas ambientales y a los acuerdos comerciales. Y para (el presidente brasileño, Luiz Inacio) Lula (da Silva) es súper importante (el TLC) para contener a (Javier) Milei”, el ultraliberal presidente argentino que no es precisamente un fanático del Mercosur, explicó a la AFP Ignacio Bartesaghi, profesor de la Universidad Católica del Uruguay experto en la historia del Mercosur.

Un acuerdo permitiría a Lula “mostrar cierto éxito en el Mercosur y apaciguar los ánimos con la flexibilización”, señaló el analista, en alusión a las demandas de Uruguay de negociar acuerdos con terceros sin la anuencia del bloque, una postura que podría ser acompañada por Argentina y a lo que se opone férreamente el mandatario brasileño.

En virtud de los tratados europeos, la Comisión es la única negociadora de los acuerdos comerciales en nombre de los 27 Estados miembro. Pero una vez cerrado el texto con el Mercosur, deberá obtener la ratificación de al menos 15 países del bloque que representen 65% de la población, y una mayoría en el Parlamento europeo.

Eso está aún lejos en esta etapa. Italia podría unirse al bando de los países que rechazan el pacto, al igual que Polonia, Austria y Países Bajos, que ya expresaron reticencia. El ministro italiano de Agricultura, Francesco Lollobrigida, resumió en noviembre el sentir de estos países al exigir que los agricultores sudamericanos sean sometidos a las mismas “obligaciones” que los europeos. La cumbre de Montevideo, que reunirá a los cuatro socios originales del Mercosur desde 1991, al recientemente integrado Bolivia, más los Estados asociados entre los que se encuentran Chile y Colombia, dará la bienvenida asimismo como miembro asociado a Panamá.

Fuente: AFP.

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