Por Juan Carlos Dos Santos G.

Enviado especial de Nación Media a Israel.

Tras una semana mas que movida, casi sin dormir y con la adrenalina aún elevada, retorno a casa en paz y feliz, con la sensación que genera el deber cumplido pero con las ganas de poder seguir en un lugar que, desde hace un año, es el punto focal de una confrontación que no se queda entre esas fronteras.

El título propuesto para este artículo no es una simple frase llamativa tendiente a atraer lectores, son realidades, dos de ellas, entre un sin fin de hechos que me tocó vivir, nos tocó vivir mejor dicho, a un grupo de periodistas iberoamericanos, los últimos días de setiembre y los primeros de octubre en Israel.

El 7 de octubre de 2023, se produjo un ataque coordinado por el grupo terrorista Hamás a comunidades rurales del sur de Israel. Foto: JUAN CARLOS DOS SANTOS

Quizás cinco días fue el tiempo justo para esta cobertura increíble, donde pudimos ver de cerca los horrores del radicalismo islámico, un cáncer que se propaga a velocidad asombrosa, al encontrar en las redes sociales y en los jóvenes occidentales, el combustible perfecto para su avance.

Fuimos seleccionados e invitados por Fuente Latina, una agencia de noticias especializada en temas del Medio Oriente para el mundo de habla hispana. Durante esos días nos ayudaron a comprender en el propio terreno, los sucesos del pasado 7 de octubre.

Si ya el programa de por si era increíblemente atractivo, la coyuntura geopolítica y militar nos hizo saber que llegamos a la región en el momento exacto para ser parte de un hecho histórico aunque no haya sido la primera vez.

La fotografía recuerda a toda una familia asesinada por los terroristas en ese mismo lugar, el 7 de octubre pasado. Foto: JUAN CARLOS DOS SANTOS

NO FUIMOS TESTIGOS, FUIMOS PARTE

Decir que fuimos testigos sería minimizar lo que vivimos porque en realidad fuimos parte del mismo. Pero así como llegamos en la semana clave, también quiso el destino que no llegáramos a otro evento y sin exagerar, eso quizás nos salvó la vida.

En el tercer día de nuestro recorrido, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) nos da la primera alerta de que no estamos en el lugar solo para hacer conocer al mundo los horrores y las atrocidades cometidas por el grupo terrorista Hamás el 7 de octubre de 2023. No, hay algo más que eso, que de por si no era poco.

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Israel decide incursionar en territorio libanés, para iniciar una cacería en su propio terreno, al grupo terrorista que desde el 8 de octubre, no ha dejado de lanzar cohetes hacia poblaciones civiles del norte del pais un solo día. La permisividad y la sospechosa pasividad de los organismos internacionales, llevó al gobierno de Israel a declarar persona no grata al mismísimo secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.

El intenso tráfico para ingresa a la ciudad de Tel Aviv, hizo que lleguemos 10 a 15 minutos después del ataque. Foto: JUAN CARLOS DOS SANTOS

RUMBO A HAIFA

Buscando estar lo más cerca permitido a la operación militar, partimos para la ciudad de Haifa, un importante puerto israelí a orillas del Mediterráneo, a 50 km de la frontera con el Líbano y cuya visita estaba prevista igualmente, pero para conversar con algunas personas afectadas por Hezbollah y que se vieron forzados a abandonar sus casas.

Ahora ya es sabido lo que ocurrió. Mientras estábamos en Haifa, la coordinadora de la organización recibe un mensaje confirmado que EE. UU. había comunicado al gobierno de Israel, la inminencia de un brutal ataque por parte de Irán hacia todo el territorio hebreo.

Responsable por nuestra seguridad y ni que decir por nuestras vidas, ella apresuró el final del recorrido en Haifa y de manera casi intempestiva, subimos al minibus que se había convertido en nuestro refugio por esos días y como “alma que vio al diablo”, el conductor comienza a tejer zig zag en la ruta que nos retornaría a Tel Aviv.

Hasta la ciudad de Haifa pudimos llegar, al norte de Israel luego de comenzar las operaciones militares de Israel en el Líbano. Foto: JUAN CARLOS DOS SANTOS

AL SUELO Y A PROTEGER LA CABEZA”

El hecho de recibir instrucciones de como actuar en caso de producirse un ataque y nos sorprenda en la ruta y lo que es peor, lejos de un refugio anti bombas, obligatorio en Israel desde1991 en la Guerra del Golfo, ya nos ponía en claro la inminencia de una situación desconocida y límite para nosotros.

La preocupación eleva la tensión dentro del bus, condimentado con conversaciones en hebreo y en voz baja pero con tono de real preocupación entre la coordinadora, el conductor y el camarógrafo de la organización.

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Para colmo de males, se suma un factor que complica más las cosas. El tráfico para ingresar al centro de Tel Aviv está sobrepasado y nuestro movimiento se vuelve lento. Comienzo a mirar posibles lugares a donde correr en caso que suene la alarma de ataque aéreo.

En este punto hago una pausa para agradecer los consejos del querido Sergio Gryn, quien en octubre de 2023, cuando fui también a la cobertura del 7-O, se ocupó de explicarme como ponerme a salvo si se produjera un ataque aéreo y yo me encuentre en la calle o en la playa.

El lugar del mortal ataque terrorista que dejó 7 personas fallecidas. Foto: JUAN CARLOS DOS SANTOS

SE VIENEN LOS PEORES MOMENTOS

El retraso por el tráfico congestionado en una de las entradas a Tel Aviv, hizo de actor principal pero pasó desapercibido incluso hasta unas horas después para todos nosotros. No solo no podíamos adivinar, sino que jamás imaginaríamos lo que estábamos por vivir.

Teníamos que llegar a un edificio residencial conocido como Ruth Daniel, lugar escogido para degustar un asado con un grupo de militares.

A pocos metros de la entrada del edificio hasta donde nos dirigíamos, tres terroristas palestinos, luego se supo provenían de la ciudad de Hebrón, en Cisjordania, o Judea & Samaria, mataron con disparos de fusiles M-16, en el lugar, a dos personas más antes de ser neutralizados por los soldados y policías que se encontraban en los alrededores.

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Un tercer terrorista logró escapar herido y armado con cuchillo, atacó a varias personas mientras se confirmaba un tercer deceso de las víctimas de disparos.

De haber llegado 10 minutos antes al mismo lugar al que llegamos, bien podríamos haber podido ser víctimas de estos desequilibrados.

El pesado tráfico ayudó que eso no suceda. El destino y/o una fuerza superior, nos ayudó a no ser parte más que como testigos al llevarnos a ese lugar minutos después del ataque terrorista que finalmente dejó 7 muertos y una decena de heridos.

Una imagen captada desde Hebrón en la Cisjordania, muestra a misiles iraníes llegando a la ciudad costera israelí de Ashdod. Foto: AFP

SIRENAS, BÚNKER Y 181 MISILES

No habrían transcurrido ni 10 minutos de nuestra llegada cuando se disponían a presentar al grupo que sería nuestro anfitrión en la terraza, cuando de manera simultánea, quizás con imperceptibles fracciones de segundo de diferencia, suena la alarma de ataque aéreo, tanto en la ciudad como en las aplicaciones y el militar que estaba al frente de la parrilla nos pide, en una reacción inmediata dirigirnos a los refugios.

Cada piso del edificio con una habitación de seguridad y comenzamos a bajar por las escaleras para buscar una donde refugiarnos. Traicionado por la adrenalina que generó ese momento, comienzo a filmar lo que sucede. Descendimos un piso, descendimos dos y allí nos pidieron que ingresáramos al cuarto de seguridad, y nos metimos todos.

Más misiles iraníes, durante el ataque a Israel el 1 de octubre pasado. Foto: AFP

PÓNGANSE CÓMODOS, POR FAVOR”

En el lugar estaban como cinco jovencitos, cuatro chicas y un chico, vestidos con el uniforme militar, un adulto quien podría ser el padre de una de las chicas uniformadas y nosotros.

Fue todo tan vertiginoso que nos arrinconamos por las paredes como moscas, hasta que una de las chicas dice en inglés, “¡no se queden ahí parados, siéntense y pónganse cómodos!”.

Noto que una de ellas mirá su teléfono y como la alarma no paraba de sonar, lo que indicaba que estábamos ante un ataque muy intenso y continuado, ellas se juntan, se abrazan y comienzan a rezar el “Shema Israel”, la plegaria más sagrada del judaísmo.

Estuvimos casi 40 minutos dentro de ese cuarto de seguridad ante la más absoluta incertidumbre de lo que podría suceder ni cuanto tiempo estaríamos allí. El año pasado ya había vivido durante casi todos los días que estuve en el país, el “rito” de correr al búnker del hotel apenas escuchaba la alarma pero en casi todos los casos, esta cesaba ante que pudiera llegar pero ahora no fue así, y empeoró la situación, el hecho que comenzábamos a escuchar las explosiones, ya sea por resultado de las intercepción de los sistemas de defensa de Israel o bien por el impacto de los misiles balísticos iraníes en los alrededores.

Restos de un misil iraní en las arenas del desierto de Negev. foto: AFP

FIN DE LA ESPERA

Tras cuarenta minutos de tensión y espera, uno de los militares israelíes de origen argentino, entra al cuarto de seguridad y avisa que ya podemos dejar el lugar.

Lo que sigue es natural, cada uno contando al otro lo que todos vivimos en esos minutos. Tras brindar una y otra vez, no recuerdo bien si era por haber salido ileso de algo muy grande o si fue simplemente por haber vivido esa experiencia. Creo que mucho de los dos.

A salir del lugar comenzamos a dimensionar, no solo el ataque del que fuimos parte sino lo cerca que estuvimos del ataque terrorista que, para ese momento, ya había dejado 6 fallecidos sin contar a los propios atacantes. Luego nos enteramos que las soldados se habían puesto a rezar tras ser informadas que un terrorista había escapado herido y atacó con arma blanca a otras personas en Yafo, la zona árabe de la ciudad de Tel Aviv.

Eso también demuestra que, aunque mucho más intenso que otras ocasiones, el ataque iraní no era la principal preocupación de ellas, sino el acto terrorista, impredecible y mucho más letal.

En el tiempo en que estuvimos dentro del búnker del tercer piso del edificio Ruth Daniel, todos priorizamos obviamente informar a nuestras familias de nuestra situación, convencidos que era un momento en que todos los ojos, bocas y oídos del mundo se posaron sobre Israel.

La mesa preparada para celebrar Rosh Hashaná, el año nuevo judío. Foto: JUAN CARLOS DOS SANTOS

AÑO NUEVO DECORADO CON AULLIDOS

Detallar lo vivido en solo cinco días, podría requerir de varias páginas por lo que para dar sentido al titulo, debo explicar que nuestra presencia no coincidió con los días previos al aniversario de una masacre, ni con el ataque más grande que haya recibido Israel de manera directa por otro país, sino que también estuvimos para Rosh Hashaná, el año nuevo judío y para celebrarlo, la noche antes de nuestra salida, nos invitaron a participar de la tradicional cena en un moshav, algo similar a un kibutz pero más pequeño y privado. Nos recibió una familia que nos hizo sentir igual a las tradicionales celebraciones familiares de año nuevo en nuestros países.

A medida que avanzaba el ritual para celebrar el año nuevo judío, iban explicando cada paso realizado. Foto: JUAN CARLOS DOS SANTOS

LOS COYOTES SE SUMAN A LA CELEBRACIÓN

Era una zona rural, bastante oscura, era el campo, aunque estaba a pocos kilómetros del aeropuerto Ben Gurión y mientras el abuelo de la familia iba realizando y explicando cada paso del rito, no muy lejos un coyote comenzó a aullar largamente y no tardaron otros en imitarlo, hasta que, al igual que nuestro país, escuchamos en algunas partes del campo el cantar de las ranas que se va extendiendo, el aullido de los coyotes hizo lo mismo, hasta formar un concierto de decenas de ellos aullando de manera sincronizada pero no simultánea. No recuerdo bien quien fue, pero alguien dijo: “No se preocupen, esos no son lobos ni coyotes, solo son terroristas de Hezbollah que ya no pueden usar bipers”.

El ejército de Israel ha intensificado su ofensiva contra las posiciones del grupo terrorista Hezbollah, en el Líbano. Foto: AFP

LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO SE AMPLIA

Quizás el instinto de estos animales nos advertía que ya era hora de partir. La tormenta que se ya estábamos viviendo en ese momento, iba a empeorar y el “dulce año” que los judíos y sus amigos se desean por el ciclo que comienza, iba a demorar un poco.

La operación en el Líbano estaba incipiente en ese entonces, hoy ya casi es una guerra total entre la Fuerza de Defensa de Israel y el grupo terrorista pro iraní Hezbollah y lo peor, parece que podría extenderse a otras regiones como Siria, Irak y Yemen. Es innegable que una guerra produce dolor, muerte y destrucción pero también es innegable que Israel lucha por los valores de la civilización y no solo la Occidental porque el terrorismo no respeta fronteras ni razas. Y vaya que lo hemos comprobado.

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