La asamblea general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) comienza este miércoles en la capital paraguaya marcada por el viraje a la derecha de la Argentina de Javier Milei, que objetó proyectos sobre derechos humanos y mantiene una ríspida relación con Brasil.
Consultado sobre la posición de Argentina, el secretario general, Luis Almagro, apuntó ayer martes en una conferencia de prensa en Asunción que siempre hay “grandes dificultades para llegar a acuerdos” y que “la discusión tiene que ser plural, diversa”.
En una reunión preparatoria la semana pasada en Washington, Argentina había tachado proyectos de resolución vinculados a la democracia y el medioambiente y que mencionaban la necesidad de contar con una perspectiva de género y étnica en los asuntos abordados por la organización.
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La embajadora argentina ante la OEA, Sonia Cavallo, cuestionó entre otras cosas un párrafo de resolución sobre Haití que mencionaba la necesidad de combatir la violencia sexual y de género; a lo que el embajador estadounidense Frank Mora se opuso argumentando que “la violencia de género es un problema grave y muy difundido” en el país caribeño.
A este desencuentro, la diplomacia argentina suma otra polémica. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó este miércoles que no hablará con Milei hasta que éste pida “disculpas” a él y a Brasil por las “tonterías” que ha dicho. La presidencia argentina respondió poco después que Milei “no ha cometido nada de lo que tenga que arrepentirse”.
Milei tachó al líder de izquierda de “corrupto” y “zurdo salvaje” antes de asumir el poder en diciembre del año pasado. Amnistía Internacional criticó en un comunicado el martes “el posicionamiento regresivo” de Argentina en la OEA y alertó que esta postura se suma al anuncio de la cancillería argentina de suspender toda participación en eventos ligados a la Agenda 2030 de la ONU.
La Agenda 2030 tiene como objetivos el fin de la pobreza, la igualdad de género, la educación, la seguridad alimentaria, el crecimiento económico inclusivo, y el combate urgente al cambio climático y sus efectos, entre otros temas. Pero Milei es un firme detractor: “No vamos a adherir a la Agenda 2030, no adherimos al marxismo cultural, a la decadencia”, declaró durante la campaña electoral.
No ser ingenuos
La 54° asamblea general de la OEA, que comienza oficialmente al caer la tarde del miércoles y termina el viernes en la sede de la Conmebol en Asunción, congrega a 23 cancilleres de la región abocados a consensuar posiciones respecto a la defensa de la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo.
Entre sus prioridades estará Venezuela, cuyo gobierno abandonó formalmente la OEA en 2019 tras solicitar la salida dos años antes acusando al organismo de ser un “espacio de dominación imperial”. El embajador Mora señaló la semana pasada que los países miembros no podían ser “ingenuos sobre la situación en Venezuela”, donde aumentan los arrestos de opositores.
El presidente venezolano Nicolás Maduro buscará el 28 de julio renovar su mandato por seis años más, en unos comicios muy vigilados por la comunidad internacional y en los que la mayoría de las encuestas dan ventaja a la oposición liderada por María Corina Machado y su candidato, Edmundo González.
También están en agenda la situación de Nicaragua, donde Daniel Ortega gobierna desde hace 17 años tras ser reelegido sucesivamente en elecciones puestas en entredicho por la comunidad internacional, y Haití, inmerso en una profunda crisis. Se “priorizarán la erradicación de la pobreza, la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático”, dijo el martes el secretario general adjunto de la OEA, Néstor Méndez.
Fuente: AFP.