En un comunicado emitido esta tarde, el Consejo Episcopal Permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, en seis ítems expresa su parecer acerca de los últimos hechos políticos que desencadenaron en la pérdida de investidura de la senadora Kattya González.
El texto comienza dirigiéndose a los hermanos en la fe y a la ciudadanía toda y explica que ”los hechos ocurridos en el Congreso Nacional, con la decisión de la Cámara de Senadores de aplicar la pérdida de investidura a uno de sus miembros y que ha dejado dudas en cuanto al cumplimiento de las formalidades legales y reglamentarias en el procedimiento realizado, los obispos del Consejo Episcopal Permanente de la CEP expresamos:” Que observamos con dolor un proceso de deterioro de la institucionalidad democrática de nuestro país que, con sus luces y sus sombras, se ha venido construyendo con esfuerzo en los últimos 35 años.
El segundo punto se refiere a la necesidad de conducir las instituciones democráticas de la República, con la altura moral y ética, así como la idoneidad de sus miembros, y en el respeto de los procesos y procedimientos establecidos en el marco legal vigente.
A continuación expresan que si en el cumplimiento de reglamentos se toman decisiones legítimas, esperamos que se apliquen con equidad en todos los espacios y en todos los casos, sin privilegios ni consideraciones de intereses particulares o de grupos.
En cuarto lugar declaran que pone en riesgo y lastima el sistema democrático cuando la lucha por el poder y los intereses de grupos de poder interfieren y se anteponen al bien común y al fortalecimiento de los Poderes del Estado y de los órganos institucionales previstos en la Constitución Nacional. Necesitamos instituciones que aseguren confianza a la ciudadanía, por la integridad, rectitud, honestidad y decencia en la conducta de quienes ejercen la responsabilidad de conducción en los órganos de gobierno.
Otro punto recuerda a los que dirigen las instituciones democráticas del país que existen para servir a la nación, y que el primer servicio es la responsabilidad de velar por la seriedad del uso del poder, observando que las diferencias entre mayorías y minorías no ocasionen daños a la confianza y la legitimidad de sus decisiones. La participación plural, el disenso y el debate respetuoso en la búsqueda de consensos para el bien común, son esenciales a una sociedad democrática.
Finalmente, subrayan que es obligación de todos, especialmente de quienes ocupan cargos electivos, respetar, cumplir y salvaguardar los mandatos de nuestra Carta Magna.
A modo de cierre, los obispos dicen que “la Cuaresma, que hemos iniciado el miércoles de ceniza, es un tiempo de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros”.