El exitoso operativo Veneratio combinó la actuación del Ministerio de Interior, el Ministerio de Defensa y la Policía Nacional, requirió de una planificación previa que se realizó en secreto de modo a que no se filtre la tarea. Explicaron que el alcance de las bandas criminales sobrepasaba el penal de Tacumbú, y eran las responsables de los problemas de inseguridad, lo que ameritaba una urgente intervención.
“La competencia del ministro de Ángel Barchini es de la cárcel para dentro y la mía es de la cárcel para fuera pero son dos caras de la misma moneda. Si resolvíamos el problema de Tacumbú, resolvemos parte del problema de afuera porque ahí se produce y distribuye la droga que contamina a los jóvenes”, expuso el titular del Ministerio del Interior, Enrique Riera.
El ministro recalcó que existen alrededor de 90.000 jóvenes con problemas de adicción que son responsables del 80% de los delitos. En tanto, las bandas criminales adquirieron un fuerte poder e influencia dentro de las cárceles, especialmente en Tacumbú y manejaban el negocio del microtráfico, redes de extorsión, prostitución entre otros delitos.
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Riera manifestó que todas estas actuaciones se hacían en connivencia con los guardiacárceles e informes de inteligencia revelaron que el número de personas reclutadas por clanes como el de los Rotela, había crecido significativamente, lo que motivó a acelerar la ejecución de este operativo.
“Lo que disparó la necesidad de acelerar los tiempos fue aquel incidente (la toma del penal de Tacumbú por el clan Rotela del 10 de octubre) que nos obligó hacer una comisión de crisis. A partir de ahí los tiempos se aceleraron, esto empezó silenciosamente con una tarea de inteligencia penitenciaria, un equipo altamente capacitado con fuente humana interna y externa”, detalló el secretario de Estado ante la 1080 AM.
El presidente de la República fue parte de la serie de reuniones, la que aseguró el respaldo político que se necesita para hacer frente a las bandas criminales, mencionó Riera. La información del operativo se manejó con mucho sigilo, no más de ocho autoridades lo sabían y el resto de las fuerzas militares y policiales se enteró apenas 48 horas antes de entrar en acción, relató.
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