Tras darse a conocer el megaoperativo Dakovo contra el tráfico internacional de armas en Brasil, EE. UU. y Paraguay, el senador colorado Derlis Osorio aseguró que el crimen transnacional debe ser abordado por todos los países afectados para lograr la fuerza requerida para luchar contra este flagelo.
En el marco de Dakovo se llevan adelante 20 allanamientos en Central y Alto Paraná a cargo de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), 20 allanamientos en seis estados de Brasil que realiza la Policía Federal, y un allanamiento en Kansas por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
Osorio enfatizó la necesidad de una profunda investigación del caso, ya que existen serios indicios de que el crimen organizado ha infiltrado sus tentáculos en los altos mandos de las Fuerzas Armadas, hecho que demuestra, una vez más, la fortaleza del mismo en el país y en toda la región.
“Creo que el crimen transnacional debe ser abordado por los países de manera conjunta, para lograr la fuerza requerida. Creo que eso se está visualizando, se está haciendo y si se investiga de manera seria y responsable por todos los países podríamos reducir este flagelo”, acotó.
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Esquema que viene de años
El senador opositor Eduardo Nakayama indicó que el tráfico de armas viene de la época de la dictadura y que durante la transición continuó. Señaló que esta red tiene sus tentáculos en la Dimabel, por eso aparecían armas con escudos de las FFAA en las favelas de Brasil y en poder de criminales.
“Esta es una red que definitivamente está dentro del sistema y que tiene sus tentáculos en la Dirección de Material Bélico (Dimabel); nosotros llegamos a ver algunos informes que realizó la Contraloría General de la República sobre eso y también sobre la inexistencia de armamentos que deberían estar en la Dimabel”, reveló.
Nakayama agregó que tampoco sorprendió que uno de los principales pedidos que llegó fue la suspensión de la importación de armas. “Apenas estamos viendo la punta del iceberg en todo este esquema”, acotó.
De acuerdo al parlamentario, desde la época de la dictadura el tráfico de armas, drogas e incluso de vehículos estuvo en manos de generales, luego, con los años, fue pasando a manos de civiles y organizaciones criminales, sobre todo lo que hace a drogas. “Pero, definitivamente, el tráfico de armas continúa manteniendo sus tentáculos en las fuerzas militares. No obstante, no podemos dejar de celebrar que algo, por lo menos, se comience a desmontar ”, remarcó.