Por Juan Marcelo Pereira
El coronel Hugo Vera, exministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), se refirió al dominio que ejerce dentro y fuera de las cárceles del país, el clan liderado por Armando Javier Rotela, calificado como el zar del microtráfico, quien se encuentra recluido en Tacumbú para cumplir una condena de 19 años, más 8 años de medidas de seguridad por posesión y tráfico de drogas.
“Si vemos la situación en las prisiones federales de Estados Unidos o Brasil, dentro de todas las políticas implementadas existe la anulación de liderazgo, ese es el trato que le proporcionan a los líderes para evitar que ejerzan influencias en sus zonas de acción. No se le puede sacrificar, fusilar, pero sí aislar de su zona de influencia. Este señor Rotela es originario del barrio Santa Ana (Asunción), él está a 3 o 4 cuadras de su casa, imagínense el control que tiene en esa zona”, indicó.
Las declaraciones de Vera surgen tras el reciente conflicto desatado en Tacumbú, a raíz de la toma de la penitenciaría por miembros del clan Rotela, organización criminal especializada en la distribución y comercialización de drogas y armas, cuyo origen se dio con la venta de crack en barrios de Asunción y Concepción, y que en la actualidad cuenta con miles de miembros dentro y fuera de las cárceles, convirtiéndose en una banda con alcance nacional.
“El cerebro de este negocio está recluido en un pabellón, pero sigue manejando el microtráfico en Central, entonces está dando pautas de cuanta influencia tiene. Un condenado no puede estar marcando las pautas, lo acontecido fue una muestra más del grado de influencia que está teniendo en las cárceles y de cómo el clan está manejando la situación en el gerenciamiento interno de las penitenciarías”, afirmó en una entrevista con el diario La Nación/Nación Media.
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Ante el dominio del grupo criminal, Vera argumentó que se vuelve urgente la agilización de los procesos judiciales, teniendo en cuenta que sus integrantes son en su mayoría reclusos con retención preventiva, que aguardan ser procesados, adictos, así como los delincuentes reincidentes.
“Una parte del problema es la reclusión, luego está la cuestión externa. Debe existir una acción conjunta, para eso están las instituciones que deben combatir esta problemática del tráfico menor de drogas. La mejor forma para combatir esto no es neutralizando solo a los pequeños vendedores, sino buscar el origen, dónde está el dinero, dónde está la ganancia y atacarlo”, manifestó.
Estatus de criminalidad
Vera comentó también que el clan Rotela ya posee en un menor grado el estatus de criminalidad similar a la de su adversario, la organización brasileña Primer Comando Capital (PPC), incluso que se encuentra implementando la misma filosofía delincuencial consistente en mantener a la corona bajo una total tranquilidad.
“Estas pequeñas organizaciones también tienen su dinero guardado en algún lado, no lo tienen en un banco de plaza, pero estará en algún lado. Ese poderío, la capacidad económica que el clan Rotela tiene para mover y solventar las mercaderías (drogas) que le llegan de Bolivia o de Pedro Juan Caballero y aguantar esa distribución tan imperceptible, aparentemente, tiene que tener una capacidad económica, entonces una de las estrategias para combatir sería eso. Esto no es una tarea fácil, pero se debe realizar, caso contrario seremos un Estado fallido”, sentenció.
“No debe existir situación de beligerancia”
Ante la consulta de qué pasaría si el Gobierno decidiese enfrentar al grupo criminal, el militar retirado refirió que “no tiene que existir una situación de beligerancia, existen leyes, un Estado de derecho, acá no existe nada que negociar, se debe hacer cumplir las normas conforme a los derechos humanos, pero en dependencia donde uno pueda seguir ejerciendo el control, ahí está el desafío, que ellos no sean quienes marquen las pautas”.
Medidas correctivas, no paliativas
Por otra parte, refirió que en ningún sentido el Estado paraguayo puede pactar con las facciones criminales similares al clan Rotela “niveles de convivencia pacífica, se deben adoptar las medidas correctivas, no paliativas, acciones firmes que no debe estar alejada del diálogo, hay que enfrentar el problema. A los reclusos se les debe hacer entender cuál es la manera en que se debe vivir y no como ellos quieren”.