Francisco Luis Correa, el sicario catalogado como el organizador del asesinato de Marcelo Pecci, declaró en su audiencia que los implicados en ordenar el crimen serían el expresidente de la República Horacio Cartes y Miguel Insfrán, alias Tío Rico. Ante la falta de pruebas y nula corroboración fiscal en torno a las expresiones, se pronunciaron en redes sociales catalogando los dichos como “delirantes” y “huecos”.

“Qué querés que te diga. Me huele traído de los pelos la acusación del sicario a Horacio Cartes ‘porque Pecci metió preso a su hermano’. Claro que lo que yo crea o no, importa poco, hay que investigar. Pero esto me huele tan delirante”, dejaron entrever en las redes sociales; esto se suma a la falta de sustento probatorio por parte de Correa para argumentar sus expresiones.

Lea más: Expresiones de Correa no son válidas como prueba, afirma abogado

Además, también recordaron que el expresidente de la República tiene un hermano que vive con él y no ha ido a prisión, lo cual ni siquiera coincide con la supuesta instalación de una “represalia” contra Pecci, mientras que Tío Rico tiene a un hermano aprehendido y otro cuenta con una orden de captura.

“La Fiscalía de Colombia está en la obligación, luego de darle entidad a una declaración de estas características que afectan a un expresidente, a generar las pruebas que sustenten los extremos alegados de una manera tan contradictoria. De lo contrario afectará a la propia investigación”, remarcaron.

Lea también: Baruja considera irrelevantes dichos de Correa: “Es un delincuente que fue descubierto”

Cuestionaron además la lógica de que un “testigo” del caso Pecci cite 7 veces a un expresidente, debido a que las “oficinas” del sicariato no funcionan así; “toman el encargo, los datos del blanco, el dinero y nada más”, sentenciaron, a lo cual se le agrega la absoluta desconfianza sobre las declaraciones de un sicario, por su perfil vinculado a organizaciones criminales, lo cual hace que busque instalar cualquier dato en la desesperación por reducir su condena.

“Por este tipo de cosas es muy cuestionada la delación premiada: es un combo peligroso la desesperación de un delator, sumado al uso discrecional y arbitrario que le puedan dar los órganos del Estado a un testimonio bajo este tipo de presión/condición”, señalaron.