Cuando apenas se cumplieron cinco días de haber prestado juramento como el más reciente integrante del Senado nacional, Javier Vera, conocido como Chaqueñito, recorrió sorpresivamente los 329 kilómetros que separan Asunción de Ciudad del Este para visitar a su excamarada del partido Cruzada Nacional, Rafael Esquivel, alias Mbururú, quien se encuentra privado de su libertad en la cárcel regional de Ciudad del Este.
Mencionó que hizo el viaje para estar al tanto del proceso judicial que enfrenta Mbururú. También comentó que fue este uno de los que más tuvo participación en la campaña del Partido Cruzada Nacional y criticó que su agrupación política le diera la espalda en este momento, cuando más necesita de apoyo.
Pese a contar con los votos necesarios para formar parte del Senado, Esquivel no pudo jurar como parlamentario ante una serie de acusaciones que soporta en su contra, desde abuso sexual en niños hasta ataque a una propiedad privada.
Los intentos del frustrado legislador por lograr la libertad para ir a su juramento fueron infructuosos, incluso por momentos agresivos, como cuando se dirigió al tribunal, al que les desafió: “Para mí ustedes los jueces no tienen capacidad para juzgarme, entonces, en este momento yo les recuso. En este momento estoy en peligro, soy senador de la República y ustedes están tratando de condenarme para que yo no pueda jurar. Ustedes deben tener mi confianza para juzgarme y no lo tienen”, expresó.
Precisamente Javier Vera, quien luego de varias deliberaciones dentro del Senado y también a nivel judicial, recibió luz verde por parte de las comisiones asesoras y finalmente prestó juramento en lugar de Mbururú.
El líder del Partido Cruzada Nacional, Paraguayo Cubas, molesto por las declaraciones de Vera, tildó a este de traidor y le conminó a que renuncie de la agrupación porque la iba a pasar mal. Vera, por su parte, acusó a sus compañeros de bancada, quienes argumentaron que Chaqueñito no tenía la suficiente capacidad de ocupar un curul.