Al obtener siete votos, Gustavo Adolfo Ocampos logró convertirse este lunes en el segundo ternado para ministro de la Corte Suprema de Justicia, además de Gustavo Santander, que recibió 6 votos el lunes pasado, luego de cuatro cuatro jornadas y 18 rondas de votación que desarrolla el Consejo de la Magistratura. Piden que el último cupo sea para una mujer.
Esta mañana, desde tempranas horas, abogadas y juezas, lideradas por la Asociación de Abogadas del Paraguay (ADAP), realizaron una marcha pacífica frente al Consejo de la Magistratura con el objetivo de exigir que tengan en cuenta a las mujeres juristas que tienen la capacidad requerida para postular a ministro de la Corte. Antes la sesión, las juristas pudieron reunirse con los consejeros para manifestar su postura, que tiene eco en redes con la etiqueta #MujeresenlaCorte.
Alegan que Paraguay se comprometió a garantizar que hombres y mujeres gocen de igualdad de derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos, pero que hoy no es una realidad en la función pública y en el caso de la CSJ. “El dato para nuestra Corte es de 1/9, un desequilibrio evidente que muestra que para las mujeres abogadas paraguayas siguen existiendo demasiadas barreras para su participación paritaria en la más alta magistratura”, reza un comunicado elaborado por el Centro de Estudios Judiciales (CEJ).
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Asimismo, la defensora general, la doctora Lorena Segovia expresó a través de un blog que las mujeres representan el 49,7% de la población y, por tanto, “es el segmento más importante que debe ser tomado en cuenta al hablar de pluralidad, pues a su vez aglutina a mujeres mayores, indígenas, con discapacidad; es decir, la amplia diversidad de mujeres que existe”.
Por eso, afirma que el Consejo de la Magistratura debe conformar la terna por lo menos con una mujer, no solo por el hecho de ser mujer, sino porque muchas postulantes han cumplido a cabalidad con el 70% requerido en el concurso de méritos y aptitudes.
“Debemos sumar como argumento que las mujeres en puestos de decisión saben por su propia realidad sobre los temas que afectan a las mujeres y que han sido largamente pospuestos e introducen al juzgamiento consideraciones que no se hubieran tenido en cuenta ante su ausencia, ampliando con ello el debate”, aseveró.