El analista político Horacio Galeano Perrone sostuvo que el jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, enfrentará un periodo de gobierno difícil de sobrellevar ante la complejidad política que sacude al vecino país. Agregó que el asalto realizado el domingo por partidarios del exmandatario Jair Bolsonaro a las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia representa un duro golpe a la institucionalidad.

“Fue un golpe muy fuerte y hubo una reacción muy lenta por parte de las fuerzas de seguridad, que son una de las más grandes de América Latina. Se puede ver una fuerte molestia, un malestar muy grande por parte de los sectores extremistas de la derecha brasileña. Esto pasará, pero se tendrá un gobierno muy difícil, un Congreso que no podrá controlar esto es un mensaje delicado. No se supo cómo cerrar el proceso de transición”, comentó en entrevista con la radio 1000 AM.

Aproximadamente un total de 300 seguidores del expresidente ultraderecha brasileño Jair Bolsonaro fueron arrestados el domingo tras la invasión y saqueo de las principales sedes de los tres poderes del Estado en la capital Brasilia, según diferentes medios locales.

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Por otra parte, Perrone calificó de “tibia y neurótica” la reacción del gobierno del también presidente del Partido de los Trabajadores (PT) ante la ola de violencia generada por los manifestantes, quienes han requerido una intervención militar y la renuncia de Lula, quien derrotó a su rival de extrema derecha en las elecciones de octubre.

“La complejidad del problema no pasará. Brasil es un país poderoso y tomar los tres poderes del Estado en Brasilia es un golpe muy fuerte a la institucionalidad que estaba absolutamente con la guardia baja. Ahí la reacción que se tuvo ayer por parte del gobierno fue tibia, neurótica. La administración del presidente Lula no debe subestimar lo que pasa y calificarlos como terroristas”, mencionó.

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Las autoridades policiales de Brasil han terminado este lunes de levantar definitivamente el último reducto del campamento erigido hace poco más de dos meses por los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro a las puertas del cuartel general del Ejército en Brasilia, con la última detención de 1.200 personas.

La desocupación ha tenido lugar sin enfrentamientos, aunque se han registrado algunas detenciones, una vez que la mayoría de quienes habían estado acampados optaron por salir antes del último aviso de las autoridades lideradas por los ministros de Defensa, José Múcio, y de la Casa Civil, Rui Costa, cuentan medios brasileños.

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