A medida que se conocen los números de la actualidad económica del país, va tomando cuerpo la convicción de que estamos iniciando un año que, por los principales indicios, será bueno, tanto o mejor que el anterior. Sea por el crecimiento de los diversos componentes de economía como por la mejor situación de vida de la gente, que es el objetivo final de toda actividad económica que se precie de provechosa.
Es que de mucho no valdrían los incrementos de los indicadores económicos más diversos si al final las personas no reciben los beneficios reales del desarrollo de la actividad productiva, la mejora de los servicios y el alza de la calidad de vida. Por ello la tarea no es solamente lograr el crecimiento de la economía en los números sino principalmente hacer que mejoren las condiciones de vida de las personas con el alza de la riqueza y su distribución mediante el crecimiento de las fuentes de trabajo y los salarios adecuados, que es una tarea en que principalmente tienen que actuar el Estado y sus organismos especializados.
La historia de los pueblos ha mostrado hechos muy llamativos en que la producción de bienes y servicios ha crecido enormemente en algunos países, causando el asombro de todos por su extraordinario aumento en las cifras estadísticas. Su índice de crecimiento sobrepasaba al de otras naciones similares, y servían para la alegría de sus gobernantes y administradores debido a sus extraordinarios logros. Pero, mirando la realidad de la gente, podía palparse en la vida cotidiana que no habían logrado mayor progreso verdadero. Pues la mayoría de las personas seguían con las mismas carencias, con un fuerte índice de pobreza, alto analfabetismo y escasa mejora en la salud y en la educación. La riqueza generada en el país, en los hechos prácticos, solo quedaba para el Estado y para algunos grupos privilegiados, porque no se realizaban inversiones ni se tomaban medidas para mejorar la vida de la gente.
Por eso es muy reconfortante ir conociendo los datos de nuestra realidad actual que van pintando el verdadero color de los avances y mostrando cómo se invierte en las personas, especialmente en los más necesitados.
De enero a marzo último la inversión en la educación pública hizo que el gasto social del país tuviera un alza del 10,7 % con relación a igual período del año pasado. Y posibilitó logros fácilmente perceptibles que muestran la diferencia con la realidad anterior. Esto se debió a mayores recursos financieros que se dirigieron a los alumnos del sector, para la compra y entrega de materiales didácticos, la provisión de la alimentación escolar y la mejora en la infraestructura. Hasta marzo de este año, los programas sociales que tuvieron un fuerte impacto en los gastos estatales son el Programa Hambre Cero en las Escuelas, los servicios orientados a la educación pública, los gastos en los servicios hospitalarios para reducir la morbilidad y la mortalidad, la pensión para adultos mayores, el programa Tekoporã Mbarete, entre los principales.
Según el Ministerio de Economía y Finanzas, casi una tercera parte de los gastos (32 %) se dirigió a la educación. La salud pública se llevó el 28 % de todo lo erogado, en tanto que los sectores vinculados a la promoción y acción social alcanzaron el 20 %, mientras que la seguridad social se llevó el 17 %.
La prioridad del Estado en materia de gastos sociales ha hecho que la inversión monetaria de la administración central de enero a marzo alcanzara el 53 %. Lo que quiere decir que la preocupación por los programas que ayudan a la vida de la gente ocupa un lugar de preferencia.
Uno de los programas más importantes por su proyección en los sectores necesitados es Hambre Cero en las Escuelas, que a partir de febrero último cubre los requerimientos alimentarios de alrededor de un millón de escolares del sector público. La irrupción del Estado en el mundo escolar con alimentos para los niños necesitados está causando un fuerte apoyo a la educación de los mismos, pues no solo los alimenta, sino que también hace que mayor cantidad de infantes vayan a las escuelas en mejores condiciones. Es una de las medidas gubernamentales de mayor trascendencia social en la historia reciente del país.