El Censo Nacional encarado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado 9 de noviembre se suma a la serie de fracasos del “gobierno de la gente”, que ni siquiera el presidente Mario Abdo Benítez estuvo ese día en el país y prefirió ir de viaje a Alemania. Dicha jornada histórica se declaró feriado nacional, por lo que el operativo debió haber sido exitoso, pero el resultado fue un fiasco, puesto que la ciudadanía esperó a los censistas en casa, pero estos brillaron por su ausencia.
Desde el INE se intentó justificar el “error” alegando que hubo una deserción masiva de los jóvenes, quienes a cambio de realizar el delicado trabajo recibieron una oferta de un mísero viático. Con galletitas y agua, los voluntarios debieron pasar el día más importante para la nación, donde se tenían que haber recogido datos importantísimos para definir políticas de Estado que contribuyan al mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos.
Las críticas arreciaron y apuntaron contra el propio presidente de la República, Mario Abdo Benítez, quien estuvo ausente el día de la mayor movilización cívica. Abdo dio prioridad a su agenda internacional y prefirió una gira por Europa, puntualmente ese día del censo estuvo de visita en Alemania. “Brilló por su ausencia Abdo porque otro método para brillar no tiene”, reclamó el senador colorado Juan Carlos Galaverna, dejando sentada ante el pleno su postura de rechazo a la actitud del jefe de Estado.
Y como ya es costumbre en este gobierno, saltaron las denuncias de mala utilización de los 43 millones de dólares destinados al Censo de Población y Viviendas 2022 y que serán financiados con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Llamó la atención que parte de los recursos fue utilizada para compras de innecesarios tapabocas y de tecnología.
Computadoras de oro
Las raras adquisiciones del INE incluyeron la compra de 288.000 mascarillas por valor de G. 316 millones, pese a que el mismo gobierno puso fin al uso obligatorio de barbijos. Así también, se compraron computadoras de oro a un costo unitario de G. 12 millones. Para ello se convocó a una licitación de G. 2.905 millones financiada con el préstamo de los 43 millones de dólares y se adquirieron 249 computadoras chinas a G. 11.670.000. Tras destaparse “la olla”, Ojeda anunció que los barbijos serían donados al Ministerio de Salud Pública.
Otro punto sospechoso es que el INE haya adquirido productos de limpieza (jabón en pan, limpiavidrios, ácido muriático, virulana, creolina y ácido para destrancar cañería) por más de G. 300 millones bajo la excusa del censo.
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Desde el Congreso se convocó al titular del INE a exponer los motivos de la fallida jornada censal y fundamentar el uso de los recursos. Pero ante la impunidad reinante en Paraguay, tampoco se abrió una investigación en averiguación de los hechos que fueron ampliamente difundidos por los medios de comunicación.
Ante la gran insatisfacción ciudadana exteriorizada en redes sociales y a través de la prensa, Ojeda se vio obligado a recurrir al apoyo de los militares para tratar de enmendar el fiasco y continuar con el recorrido casa por casa para la recolección de los datos. Aún así, muchas viviendas en plena capital y en el departamento Central quedaron sin ser censadas y en el país de la impunidad, las irregularidades tampoco fueron investigadas por los organismos pertinentes de control.