Con un fuerte despliegue de seguridad, buscando mantener la distancia entre los fieles de la Virgen de los Milagros de Caacupé, ante el temor de los cuestionamientos y escraches ciudadanos, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, realizó este jueves una pausa en su intensa campaña proselitista y en sus escasas actividades ejecutivas para asistir a la mayor festividad religiosa del Paraguay.

Acompañado de pocos integrantes de su gabinete, como su principal consejero y ministro del Interior, Federico González; el ministro de Relaciones Exteriores, Julio Arriola, y el ministro de Defensa Nacional, Bernardino Soto Estigarribia, quien aún continúa atornillado al su cargo en busca de una banca en la Cámara Alta por el sector oficialista, el jefe de Estado percibió en el desarrollo de la homilía fuertes reclamos de la Iglesia católica tras realizarse una evaluación de la situación nacional.

No es la primera vez que Abdo Benítez, como estrategia para evitar los reclamos contra su gobierno, toma la decisión de sumar a los policías y militares a su dispositivo de seguridad para contar con la facilidad de huir ante las presiones ciudadanas, teniendo en cuenta los diversos antecedentes en que fue increpado durante sus jornadas de gobierno, ocasiones donde incluso terminó metiendo la pata por su arrogancia.

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El presidente de la República, Mario Abdo Benítez, rodeado de militares y políticas durante la misa de Caacupé. Foto: Gentileza.

En la misa encabezada por el cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo de la Santísima Asunción y titular de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), se lamentó el avance de la corrupción e impunidad y la nula acción por parte parte del Gobierno para hacer frente al conflicto estructural del Paraguay.

Por otra parte, el sacerdote también realizó una mención al afianzamiento del crimen organizado, el narcotráfico, el lavado de dinero, el contrabando y la utilización del poder político como herramienta para el enriquecimiento ilícito.

Antecedentes

Existe un rosario de casos de corrupción dentro del gobierno de Abdo Benítez que se intensificaron con fuerza, principalmente durante el transcurso del conflicto sanitario generado por la pandemia del COVID-19. Varios de sus ministros terminaron renunciando y con procesos judiciales pendientes tras asaltar las arcas del Estado.

Incluso a los lamentables sucesos se suman hechos calificados de entreguistas, como por ejemplo el caso más escandaloso referente al acuerdo secreto de Itaipú firmado en mayo del 2019 entre el gobierno de Abdo Benítez y su homólogo, el brasileño Jair Bolsonaro, planteamiento contrario a los intereses del Paraguay que motivó incluso el planteamiento de un juicio político en su contra.

Respecto al avance del narcotráfico, meses atrás se presentó ante el Congreso un informe con datos oficiales respecto el auge del narcotráfico durante la gestión del jefe de Estado, el cual argumenta que en los últimos tres años se incautaron 47 toneladas de cocaína paraguaya, tanto en territorio local como en puertos marítimos de Europa.

El reporte presentado por el senador Enrique Riera señala que, del total de droga traficada, solamente se incauta el 10% y se estima que por Paraguay se movieron cerca de 470 toneladas del polvo blanco, lo cual tiene un valor en el mercado de casi US$ 2.500 millones.

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