En una entrevista exclusiva para el diario El País de Uruguay, Santiago Peña, precandidato a la Presidencia de la República por el movimiento Honor Colorado, respondió a varias preguntas y dio su parecer sobre varios puntos que tienen que ver con el último tramo de las elecciones internas partidarias del 18 de diciembre y sus proyecciones futuras para el próximo gobierno, de llegar al Palacio de López.

Uno de los temas consultados por el periodista del medio uruguayo Carlos Ríos al presidenciable fue sobre la gestión del actual presidente de la República del Paraguay, Mario Abdo Benítez, a lo que Peña respondió que los principales cuestionamientos hacia el mandatario son su falta de idoneidad, la falta de liderazgo para defender al país en tiempos de pandemia del COVID-19 y los casos de corrupción en su gobierno.

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“Dos cosas principales. La falta de idoneidad tremenda, la incapacidad de liderar una agenda defensa del Paraguay en la pandemia y casos de corrupción”, fue la tajante respuesta de Peña a la pregunta de cuáles son sus principales cuestionamientos hacia el mandatario.

Siguiendo esta línea, ante la expresión del periodista, de que Abdo Benítez también acusó de corrupción a líderes de su movimiento político, entre ellos al expresidente y líder de Honor Colorado, Horacio Cartes, Peña respondió que actualmente esas acusaciones son infundadas.

“En cuatro años y medio, y a pesar de tener a todos los organismos de control, no se ha podido demostrar absolutamente ni un solo hecho de corrupción, no existe un solo ministro del anterior gobierno que tenga hoy una causa abierta. Hoy hay ministros del actual gobierno que están con causas abiertas. Entonces, hemos visto un uso y un abuso por parte del Gobierno de los organismos de control con fines político-electoral. Por ese lado ha habido un deterioro de los organismos de contralor”, expresó.

Unidad partidaria

Por otra parte, en la entrevista también fue consultado sobre la situación política-partidaria y la división de un mismo partido político que se desempeña en los roles de oficialismo y oposición, y de cómo lograr la unidad tras la fuerte diferencia entre dos sectores en la misma agrupación política, como son los movimientos del oficialismo Fuerza Republicana y Honor Colorado.

Ante esta situación, Peña respondió que luego de las elecciones internas, desde el movimiento al que pertenece, trabajarán por la unidad del partido para llegar a las nacionales del 2023 y no volver a cometer el mismo error que en el 2008 que llevó al Partido Colorado a la llanura.

“El discurso ha sido positivo, a favor de un Paraguay y un partido político fuerte. Nuestros adversarios circunstanciales, que es el oficialismo del actual presidente, no son nuestros enemigos. Nosotros apostamos a una unidad al término de las elecciones. Ellos son los que se rehúsan, con un discurso polarizante, más divisorio”, dijo el presidenciable.

“Y hay dos elementos que me permiten ser optimista. Uno, el Partido Colorado ha sido gobierno en los últimos 70 años, con la excepción de un período del 2008 al 2013 en el gobierno de Fernando Lugo y Federico Franco, que fue justamente por la incapacidad de la cúpula dirigencial del partido de poder hacer ese abrazo después de las internas”, agregó.

Así también, Peña indicó que “el pueblo colorado sufrió mucho esa época. Entonces, está muy fresca en la memoria el haber ido a la llanura para un partido que tiene una vocación del ejercicio del poder. Y el segundo elemento que me permite ser optimista es el nuevo sistema electoral, donde se dejan de lado las listas sábana por un régimen de lista de voto preferencial. ¿Qué quiere decir esto? Que el candidato al Senado número uno como el número 45 tienen las mismas chances y todo van a tener que salir a trabajar. Esto de por sí obliga a la unidad del partido”.

Ola de progresismo en la región

En cuánto a la situación regional, el presidenciable fue consultado sobre su visión en cuanto a la “ola progresista” por los nuevos gobiernos de izquierda que se instalaron en Chile, Colombia, Perú y ahora la vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. En ese sentido, dijo que se trata de una ola renovada, pero muy diferente a la que se vio en la década de los 2000.

“Es muy, muy diferente. Hoy vemos sí un giro nuevamente en los liderazgos presidenciales, pero con fuertes contrapesos parlamentarios; que es como deberían funcionar nuestras democracias. Lo que ocurrió en la década de los 2000 con Hugo Chávez, el primer mandato de Lula, Néstor Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa era no solamente un control a nivel de los poderes ejecutivos, sino también un fuerte control a nivel de los poderes legislativos, que les permitió hacer enmiendas constitucionales, ser reelectos. En esta nueva temporada vemos que los contrapesos están muy fortalecidos”, aseveró.

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