Pese a la serie de irregularidades denunciadas en Petróleos Paraguayos (Petropar) y el reciente pedido de informe solicitado a la entidad petrolera para definir informaciones, el senador Martín Arévalo cuestionó que el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, seguirá manteniendo al titular de la petrolera estatal, Denis Lichi, por simple capricho. Esto recordando esencialmente la manera en la cual el Ejecutivo mantiene a sus secretarios de Estado pese a los masivos cuestionamientos en contra de los mismos.

“Sabemos que Marito es extremadamente caprichoso con estas cosas, no le interesa que existan cuestiones superiores para mantener a una persona. A Marito lo único que le preocupa es su candidatura a la Junta de Gobierno y una de las piezas fundamentales para él es Lichi como precandidato a gobernador para el departamento de Cordillera, no le interesa que los ciudadanos paguen costos exorbitantes por combustible”, refirió el parlamentario en contacto con la 1020 AM.

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Con esto, Arévalo manifestó que las irregularidades en Petropar son innumerables e indefendibles, agregando a los cuestionamientos la utilización de los recursos de la petrolera para financiar la campaña de Lichi como precandidato.

El senador expresó además que en su recorrido por Cordillera le informaron de los pagos realizados por el titular de la empresa del Estado a diversos dirigentes para contar con más apoyo, llegando a pagar semanalmente G. 2 millones a G. 5 millones.

“¿De dónde sale toda esa plata? Por supuesto que es de Petropar, y eso pasa la factura al consumidor final, obligándolo a pagar por un combustible mucho más caro para que el oficialismo mantenga su campaña política a costa del pueblo”, criticó el parlamentario. Agregando también que el manejo de los recursos económicos del Estado es finalmente otro motivo para seguir manteniendo no solo a Lichi, sino también a otros secretarios de Estado con el mismo nivel de cuestionamiento.

De este modo, aparte de utilizar el dinero público como un importante colchón financiero durante las campañas políticas, los precandidatos a cargos del Estado también gastarían a mansalva cada uno de los fondos públicos.

“Así también, todos los días utilizan las instituciones públicas como aparatos partidarios en una situación económica que no da más en el Gobierno”, lamentó Arévalo.

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