Luego de dos años de interrupción tras la pandemia del COVID-19, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desarrolló este martes la gran cita diplomática mundial que reúne a los jefes de Estado que conforman el organismo internacional. En medio de su disertación, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, destacó que cada año crece más la apuesta por Paraguay, ubicando al país entre las cinco naciones que lograron incrementar la inversión extranjera.
“Este tradicional encuentro nos convoca con la enorme responsabilidad de intercambiar ideas y generar compromisos para afianzar esta esfera pública intergubernamental tan necesaria para dar respuestas a las urgencias comunes de nuestras naciones”, indicó.
Agregó: “Quiero remarcar el compromiso que tiene el Paraguay como integrante de la comunidad internacional de seguir contribuyendo en la construcción de un mundo con pleno respeto a las libertades fundamentales, a la resolución pacífica de los conflictos, con condiciones de vida digna para toda la humanidad y la lucha inflexible contra el crimen organizado”, afirmó el mandatario.
Habló también de los grandes impactos socioeconómicos sufridos tras la pandemia y encrudecidos por el conflicto bélico internacional actual. Ante esto subrayó la amplia cooperación que debe existir a nivel mundial, donde los países mejor posicionados sean conscientes del desequilibrio que caracteriza al mundo; por ello, apeló a una mayor estabilidad mediante una voz común porque no se puede ignorar lo que ocurre en otros lugares del mundo, dejando a su suerte a naciones hermanas.
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“Paraguay es un país solidario que mantiene coherencia con sus principios; hemos apoyado siempre al hermano pueblo venezolano y a su lucha por la democracia. Por eso, Paraguay estará liderando en el Consejo de Derechos Humanos junto con otros países una resolución que permitirá seguir investigando a profundidad la violación de los derechos humanos en Venezuela”, puntualizó.
Hizo hincapié en la importancia de reconstruir una conciencia moral sobre la vigencia de los derechos humanos y la democracia. Afirmó que los instrumentos jurídicos y las instituciones creadas para proteger esas garantías poseen un valor innegable, pero que el elemento primordial para custodiar a las personas sigue siendo consolidar una concepción respecto al valor superior de su dignidad, inviolabilidad y autonomía.
“El primer gran desafío que tenemos consiste en contener los estallidos de proyectos que, manipulando la genuina irritación ciudadana, avanzan con acciones demagógicas y despóticas. No podemos dar cabida a discursos que busquen, con ofertas engañosas, sacrificar la sagrada libertad; el mundo requiere más que nunca de templanza, diálogo y moderación”, expresó.
A su vez, dijo que el mundo vive tiempos que demandan compromisos políticos concretos y no actitudes genéricas, más aún en los años posteriores a la pandemia, los cuales requerirán de reformas determinantes.
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