Empieza a caer la noche y la tarde del sábado se despide al ritmo de un purahéi jahe’o. A metros de donde los hombres se calzan los botines y visten sus remeras de guaraní para ir a la canchita, Mirian enciende una vela y envuelta en los colores del Paraguay que dejó hace 17 años eleva una oración frente a la imagen de Tupãsy Caacupé.

Ella es una de las miles de paraguayas y paraguayos que salieron de su tierra porque no encontraron oportunidades. Vive en la populosa Villa 31 y así como otros, que hoy pueblan la Villa 21-24 Barracas y otras zonas de la capital argentina, se entusiasma contando lo que logró lejos de casa gracias a un enorme sacrificio, pero se deja invadir por la melancolía cuando recuerda el día que salió de su hogar, dejando a los suyos atrás.

Tras ser empleada doméstica, trabajo que considera digno, pero que aclara nunca elegiría, logró iniciar un pequeño negocio. Casi dos décadas después, hoy tiene familia, una casa propia y muchos sueños cumplidos, pero no oculta el entrañable deseo de volver a Paraguay para quedarse.

Hoy ya tengo todo lo que necesito para vivir, dice y explica que hace un año activó un centro comunitario, que se convirtió en la casa común de muchos paraguayos del barrio y principalmente de los niños y niñas. A estos les enseña danza y el amor a la cultura paraguaya.

Con la fe intacta los compatriotas radicados en Argentina aguardan mejores oportunidades de vida en el próximo gobierno. Foto: René González.

Cuando le preguntamos si estudió danza, nos respondió que no, pero explica que recibió clases como parte de su formación para el profesorado de guaraní, profesión que nunca pudo ejercer en Paraguay porque no consiguió un trabajo, aun teniendo el título en mano. Hoy dice estar feliz, pero incompleta, confesando que su mayor deseo es sentir esa felicidad, pero estando en Paraguay.

Mirian reunió a sus vecinos el sábado y les contó que el precandidato a presidente de la República por el movimiento Honor Colorado, el economista Santiago Peña, iría a la Argentina para una gira que incluye el encuentro con compatriotas residentes en ese país. Muchos la miran extrañados y entusiasmados a la vez, ya que según dicen casi nunca nadie los tiene en cuenta y menos un aspirante a mandatario.

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Preparación de Peña genera confianza

La propia Mirian cuenta estar desencantada del gobierno actual porque muchos paraguayos siguen saliendo y sus propios parientes les dicen que las cosas no están bien en el país. Aun así, afirma tener esperanza más que nunca.

“Vi que es un hombre joven y leí que es muy preparado. Tengo mucha esperanza en él, creo que muchos tenemos esperanza en él. Escuché que propone empleo para la gente y eso es lo que más hace falta. Si hace 17 años yo hubiese tenido trabajo en mi país, nunca hubiese salido”, afirmó.

Entre los principales requerimientos que serán realizados a Santiago Peña se encuentran más fuentes de empleos. Foto: René González.

Mirian Corvalán recuerda a su natal Paraguarí y dice que espera volver para quedarse. Se quiebra al recordar a sus padres y asegura que no desea que los paraguayos sigan pasando por la tristeza que implica desprenderse de la familia.

“En este barrio somos muy devotos de la virgen de Caacupé y yo rezo mucho. Rezo por nuestro país, por mi familia y ahora rezo por Santi. Deseo de corazón que sea la persona que nuestro país espera para salir adelante. Sin conocerlo en persona, le quiero mucho y sé que entenderá nuestro dolor”, dice con voz temblorosa, mientras se santigua frente a la azul imagen, que ilumina uno de los pasillos de la villa.

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