La embajadora de Paraguay ante la Santa Sede (Vaticano), Leticia Casati, dio detalles del recibimiento que le dio el papa Francisco cuando el sábado último acudió a presentar sus cartas credenciales. El pontífice recibió a la diplomática y a su familia en una audiencia privada que duró 30 minutos, en la que nuevamente ensalzó la figura de la mujer paraguaya como la más gloriosa de América.
“Qué alegría que Paraguay haya mandado una mujer para representar a todas las mujeres, las más gloriosas de América, lanzó. Y se alegró mucho al ver el familión que me estaba acompañando. Le pedimos una bendición por el Paraguay, por las familias y la misión que me toca emprender”, comentó a La Nación. Dijo que el papa hizo bromas y en medio de risas preguntó si le llevaron la chipa paraguaya.
Casati agradeció a Francisco por el reconocimiento a nuestro país por su fidelidad hacia la Iglesia con la reciente designación del cardenal Adalberto Martínez. “Le transmití el apoyo que el Paraguay brinda a su gestión y el interés que tenemos de impulsar temas en la agenda común”, señaló al mencionar que hablaron sobre la educación de jóvenes y niños y el cuidado del medioambiente.
Destacó que el diálogo se dio en un ambiente cordial y distendido e incluso en medio de bromas. “Le mencioné que nosotros podríamos juntos iniciar actividades para poder promocionar ‘Laudato si’ y crear mayor conciencia en la preservación del medioambiente y en particular del agua y la producción de energía limpia y renovable”, refirió.
El papa pidió a la representante paraguaya contactar con sus colegas latinoamericanos y del Caribe para unirse y discutir todas las ideas planteadas en esta reunión. “Me dijo que la puerta de su despacho siempre estaba abierta y me bromeó: para entrar, no para salir. Que las veces que quiera me dijo que podía ir y plantearle proyectos y compartir con los demás colegas”, significó.
Doble emoción
La diplomática señaló que se sintió doblemente emocionada al rememorar el momento en que su padre, Luis Angel Casati –primer embajador paraguayo ante el Vaticano de la era democrática– también hacía su presentación ante Juan Pablo II hace más de tres décadas. “Mi papá fue embajador hace 31 años, presentó credenciales con Juan Pablo II. Y entonces fue muy emocionante para mi familia y por eso todos vinieron a acompañarme”, señaló.