Como cada 15 de agosto se llevó a cabo la misa en honor a Nuestra Señora de la Asunción en la Catedral Metropolitana, en el marco del festejo de la Fundación de Asunción; la misma fue presidida por el arzobispo Adalberto Martínez, quien en su homilía sentó varios puntos que, según el mismo, agravan la crisis por la que atraviesa el país, y donde instó al Estado a luchar a favor de la institucionalidad.

“La pérdida del horizonte moral en la mayoría de nuestros conciudadanos que, ya sea por acción o por omisión, contribuye o tolera la corrupción, que es como la gangrena que va enfermando el cuerpo social y priva de una vida digna y plena a los pobres”, manifestó el primer cardenal de Paraguay nombrado por el papa Francisco.

Dentro de su discurso también remarcó la presencia del crimen organizado cada vez de manera más fuerte en nuestro país. “Al estado de corrupción pública y privada se suma en nuestros tiempos la acción del crimen organizado en sus diversas vertientes”, expresó y llamó a la reacción de los paraguayos ante este escenario que podría terminar aniquilando la institucionalidad de la República.

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El arzobispo de Asunción, el monseñor Adalberto Martínez, dirigió la actividad litúrgica en la Catedral Metropolitana. Foto: Christian Meza.

“Un pecado grave”

“Otra situación que oprime a los pobres es la inequidad social estructural, que es consecuencia de la codicia que despoja de diversas formas a los pequeños de su derecho al desarrollo humano integral, por ejemplo, en el tema del acceso y propiedad de la tierra y que esté acompañado de políticas públicas para el arraigo en sus propias comunidades, tanto de los pueblos indígenas como de las familias campesinas”, remarcó en otro momento de su homilía.

Ante todos los escenarios de dificultad citados por el arzobispo, se destacó el llamado a las autoridades: “La corrupción social es un pecado grave. Exhortamos a los cristianos que ocupan cargos de responsabilidad en la función pública, en especial a aquellos que tienen la función de investigar e impartir justicia en el Ministerio Público y en el Poder Judicial, que revisen si su actuación y sus decisiones son coherentes con sus convicciones religiosas y ciudadanas”, finalizó.

Como es costumbre, la homilía del arzobispo Adalberto Martínez, más allá de ser dedicada a la Virgen María desde lo eclesiástico, también dejó un fuerte mensaje para los diferentes representantes del Estado, colocando como punto principal a la corrupción y el olvido de asistencia para los pobres, la homilía de todas maneras terminó apelando a la lucha por la unidad sin perder la esperanza.

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