El argumento que habría sido mechado por Verioska Velazco, la asesora clandestina del Gobierno para defender a Velázquez de la acusación de proximidad con células del terrorismo internacional, fue que la persona que publicaba el diario La Nación como líder de Hezbolá, en fraterno abrazo con el vicepresidente del Paraguay, era solo “un cantante de mezquita”.
Velazco le hizo repetir esto a Velázquez en varios medios de prensa, entre ellos radio Ñanduti, donde dijo que Sayid Ali Hijazi “es solo un cantante de mezquita”, burlándose de la advertencia de este medio sobre la contaminación del entorno del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, con figuras representativas de Hezbolá, organización vinculada al terrorismo y al tráfico de armas.
Por segunda vez, el experto en terrorismo y lavado de dinero, Emanuele Ottolenghi, salió a “trancar” con Hugo Velázquez y el argumento que habría craneado su asesora venezolana, recordando quién es y cuán peligroso es Sayid Ali Hijazi, con quien aparece en fraternales fotos en la visita realizada al Líbano. Además, se lo vio con varios otros exponentes del calibre de Hijazi.
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Ottolengui expresó, en un tuit el pasado 27 de junio: ”el cantante de mezquita Sayid Ali Hijazi, aquí ‘cantando’ en la conmemoración de un mártir de Hezbolá”, y pone en copia a la cuenta oficial de la Vicepresidencia del Paraguay.
El amigo “cantante de mezquita” de Velázquez
Sayid Alí Hijazi, el “cantante de músicas religiosas” según Hugo Velázquez, participó de una ceremonia en homenaje a Qasem Soleimani, líder de las Brigadas Quds, considerado como grupo terrorista en EEUU desde 2007.
Se trata de un líder del Hezbolá, que se muestra en redes sociales como sirviente del púlpito de Husseini y lo llaman “eminencia”. Acostumbra a realizar prédicas y discursos. Alí Hijazi es miembro del Parlamento libanés y representante del grupo extremista.