Kassem Mohamad Hijazi, ciudadano de nacionalidad brasileña- libanesa, requerido por hechos de lavado de dinero en los Estados Unidos, será extraditado al país del norte donde es requerido por la Justicia. Esta es la decisión del Tribunal de Apelación que ratificó la decisión de extradición. Mohamad Hijazi fue capturado en agosto del 2021 en Paraguay, en el marco de un operativo liderado por el fiscal Marcelo Pecci.
El juez de Delitos Económicos José Delmás había ordenado que Hijazi sea extraditado a EEUU a pedido del Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, Estados Unidos, por lavado de activos. No obstante, la defensa apeló esta resolución judicial, pero el tribunal decidió confirmar.
El fiscal Manuel Doldán, en entrevista con la 1080 AM, explicó que si existen elementos que prueben la participación Mohamad Hijazi en el crimen del fiscal Pecci; es decir, que haya dado la orden para asesinar a Pecci, el hombre podría ser reextraditado y juzgado en Paraguay.
“Cualquier persona que sea extraditable, siempre y cuando la Constitución del país que lo recibe prohíba la extradición de su connacional, puede ser extraditada a cualquier parte del mundo nuevamente, es la figura de la reextradición”, señaló.
“Es decir, en el caso de que una persona sea extraditada de un país ‘A’ a un país ‘B’, y ese país A posteriormente lo procesa por una causa penal y un delito extraditable, nuevamente ese país ‘B’, una vez que prescinda de la persona, o sea, que haya cumplido su responsabilidad con la Justicia, puede ser reextraditado al país ‘A’ sin ningún problema”, señaló Doldán.
El representante del Ministerio Público explicó que el procesamiento trasnacional, es decir, la transferencia de situaciones penales, se da sobre la base de obstáculos en la extradición. “No puedo yo pedir que se ejerza jurisdicción en un país que no tiene la capacidad legal de hacerlo”, sentenció.
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Kassem utilizaba empresas de importación y exportación para mover mercaderías de Estados Unidos a través de puertos en Paraguay y venderlos en el país. Las ganancias eran trasladadas a través de casas de cambio y bancos en Ciudad del Este a Estados Unidos, China y Hong Kong, entre otras ciudades del mundo.
Según la investigación, el ciudadano libanés movía ingresos ilícitos por todo el mundo mediante una red de empresas de fachada y de relaciones comerciales en América del Norte, América del Sur, Europa, Oriente Medio y China.
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