El juez Gustavo Amarilla se quebró al hablar del crimen del fiscal Marcelo Pecci, puesto que lo unía un lazo de amistad forjado desde su época de estudiante, considerando que fueron compañeros de colegio, según relató. El magistrado pidió reforzar la seguridad a quienes tienen la difícil misión de bregar por la justicia en el Paraguay.

“Me cuesta hablar de Marcelo, lo conozco desde mucho tiempo atrás porque somos exalumnos de un mismo colegio. Y su integridad él ya la trae desde la familia. Siempre fue muy íntegro, honesto, una persona intachable”, declaró el juez en contacto telefónico con la 1080 AM.

Destacó que Pecci siempre se caracterizó por el don de escuchar para luego, en conjunto, mejorar los procedimientos, entre ellos casos muy delicados. Como a muchos, la trágica noticia de su asesinato también lo sorprendió. “Ayer me llamó una persona, ajena al ámbito judicial, me contó lo que pasó y no le creí. Uno de los colaboradores que están acá me dijo que ya estaba saliendo en noticias”, mencionó.

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El juez aprovechó la ocasión para clamar mayor seguridad al Estado. “Tenemos que ver qué medidas de seguridad empezar a adoptar, el trabajo tiene que seguir. Y bueno, encomendarnos a Dios y ver cómo seguimos haciendo patria con este puesto”, sostuvo.

Manifestó que quienes trabajan en el ámbito judicial y manejando casos complicados están en la disyuntiva de a quién pedir protección. “El Estado tiene que asumir ese rol de protección a sus autoridades. Ellos (crimen organizado) están con muchos más pasos adelante que nosotros y no tenemos que permitir que nuestro trabajo se vea impedido o se vea dificultado con estos acontecimientos de esta magnitud”, puntualizó.

Destacaron su humanidad

Desde el Ministerio Público también destacaron los valores con que desempeñaba sus funciones el fiscal Marcelo Pecci, quien mantenía excelentes relaciones con sus compañeros de trabajo y con su misma jefa, la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez.

La fiscala Sara Torres señaló que su colega Pecci, asesinado el martes pasado en Colombia, era un ejemplo de profesionalismo y humanidad. Recordó que el agente siempre estuvo pendiente de sus pares, a pesar de estar cargado de trabajos complicados. Lo recordó como una persona de conducta intachable al tiempo de destacar su laboriosidad, además de su honestidad y valentía.

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