El exsenador Dionisio Amarilla refutó las acusaciones en contra del Consorcio Arapoty Transformadores sobre incumplimiento en el contrato firmado con la Administración Nacional de Electricidad (Ande) en la entrega de los transformadores. El consorcio es de propiedad del exparlamentario e ingeniero Guillermo Cramer.
Amarilla explicó que sí se dieron retrasos en la entrega de los productos debido a las dificultades e innumerosos problemas que trajo consigo la pandemia, desde la escasez de logística hasta el contagio de coronavirus de funcionarios del consorcio.
“Nosotros venimos fabricando los transformadores con mucha dificultad porque la pandemia trajo consigo un sinnúmero de problemas. (…) Varios de los empleados contrajeron el COVID, a eso se le suma la logística mundial que tuvo problemas en materia de provisiones, un atraso normal en la producción”, explicó primeramente Amarilla en entrevista para La Nación.
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De acuerdo a las acusaciones en contra del consorcio, se dieron retrasos en la entrega de los transformadores, los cuales fueron debidamente informados a la entidad estatal de electricidad, según Amarilla. Sin embargo, el exsenador refiere que llama la atención la dilación que se da con la fiscalización y verificación de los productos por parte de la Ande.
“Lo llamativo es que nosotros venimos solicitando reiteradamente que vengan a inspeccionar los transformadores que están en la fábrica y después de hacer una primera parte de la inspección, dejaron de venir los fiscalizadores de la Ande. Aparece 20 días después una historia medio rara que nosotros repudiamos y queremos que la justicia tome intervención, donde supuestamente se atenta en contra de uno de los fiscalizadores”, contó Amarilla.
En este contexto, mencionó que parecería que la actitud de dilatar las fiscalizaciones se da de manera intencional por una cuestión de preferencia hacia ciertas empresas que frecuentemente licitaban con la Ande, y con el ingreso de nuevas empresas o consorcios estarían queriendo eliminar a estas.
“La Ande no se puede pegar el lujo de no contar con esos transformadores; sin embargo, pareciera ser que existe un fanatismo desmedido de los fiscalizadores hacia otras empresas que normalmente venían ganando las licitaciones a precio muy diferente al que ahora tuvieron que adjudicar, porque nosotros entramos a competir y eso hizo que los precios bajen a favor de la Ande. Pareciera que no nos perdonan”, cuestionó.
Agregó que no deja de llamar la atención el “inusitado desinterés de continuar con la fiscalización de los transformadores, la dilación excesiva, pareciera ser que en realidad buscan quitarnos de la competencia para otras licitaciones que seguramente están agendadas”. Sostuvo además que la Ande tendría que preocuparse por abrir más el mercado para ir abaratando los costos.
Por un lado, la Ande responsabiliza al consorcio de los retrasos; sin embargo, el retraso en la entrega se da por la dilación de la fiscalización. “Ellos se manejan de manera discrecional, creen ser mandamases, que pueden manejar el tiempo y el humor de la gente conforme a su mejor saber y entender; cuando ellos llegan, uno tiene que agachar la vista y manejarse con ellos con el ‘sí, señor’. Parece que viven en una etapa muy primitiva”, apuntó Amarilla.