Por Lourdes Torres
Periodista
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Sin lugar a dudas que el 23 de octubre es una fecha marcada con sangre en la historia del siglo XX del Paraguay. En la fecha se conmemora 90 años del trágico episodio que se registró en 1931, la masacre de los jóvenes estudiantes del Colegio Nacional de la Capital, quienes en ese entonces marcharon hasta el Palacio de López protestando por la inacción del gobierno liberal de José P. Guggiari ante el avance de las tropas bolivianas en suelo chaqueño.
Para conocer más acerca de este episodio, La Nación contactó con el historiador Claudio Velázquez, especialista en historia militar contemporánea quien brindó una visión un poco más desprendida de las pasiones partidarias. Basado en la recopilación de varios historiadores nos señaló algunos puntos que son importantes preservar en la memoria colectiva.
En primer lugar indicó que la historia siempre depende de los lentes con que los que se mire, y en ese sentido, señaló que existen dos versiones del hecho. Por un lado está la obra de Enrique Volta Gaona que responsabiliza completamente al gobierno liberal de José P. Guggiari de las represiones juveniles de aquella jornada, y por otra parte se encuentra la obra del historiador Efraín Cardozo, llamada 23/10, en la que manifiesta que no fue algo espontáneo ni exclusivamente estudiantil, sino habla de una fuerte influencia política.
Asimismo, señaló que cuando se llegó al 23 de octubre de 1931, se vivía un ambiente bastante convulsionado y a las puerta de un nuevo conflicto bélico. En lo político señaló que el Partido Liberal, que estaba en el gobierno, internamente estaba fraccionado y tenía gente a favor y en contra del gobierno de Guggiari. Por otra parte, estaba el Partido Colorado que tenía connatos revolucionarios que no pertenecían ni al Partido Liberal ni al Partido Colorado. Se menciona también que estaban algunos inestabilizadores entre ellos Juan Stafinich e incluso Rafael Franco.
“La manifestación de los jóvenes del Nacional de la Capital estaba llamada a ser una manifestación pacífica, organizada y bien encaminada pero lastimosamente las injerencias políticas hicieron que terminen en una tragedia. Allí es donde se mezclan los tintes tanto de liberales disidentes, colorados y del grupo de este Stafinich”, explicó el historiador.
Paraguay se preparó en silencio
Por otra parte, el historiador Velázquez señaló que si bien los jóvenes organizaron la manifestación ante la supuesta indefensión del gobierno paraguayo que permitía el avance boliviano en suelo chaqueño, en realidad el Paraguay realizó un trabajo silencioso de preparación para la guerra desde mediados de 1920, para lo cual había fundado fortines, comprado armamentos y había capacitado a sus oficiales en el extranjero. El dato más notable es que poco tiempo después de los episodios del 23 de octubre llegan los dos modernos buques, el Humaitá y el Paraguay, que son dos cañoneros construidos en Europa con la mejor tecnología existente en ese entonces.
“No hubo tal indefensión del gobierno liberal, es algo bastante injusto decir eso cuando en realidad desde la segunda mitad de la década del 20 había una preparación secreta de parte del Paraguay, ya con el gobierno de Eligio Ayala se preparaba para un combate bélico. Compraba armamento, especializaba a los oficiales en el extranjero y mandó preparar los dos buques que llegó en 1931. Lo que pasó es que Paraguay manejó bajo cierta confidencialidad esas acciones”, explicó.
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Asimismo, señaló que en contra partida, Bolivia sí tuvo una mala política porque todo lo que hacía el gobierno boliviano, ya sea compra de armamento y demás, lo publicaba por todos los medios y lo hacía a viva voz. “Eso desde el punto de vista diplomático de negociaciones pacíficas no está bien, si uno se sienta en una mesa para negociar y llegar a un acuerdo, lo primero que se cuestiona es la campaña armamentista, contrario a la búsqueda de la paz. Es por eso que Paraguay mantuvo cierta confidencialidad en lo que era la preparación armamentista, pero no hubo indefensión”, aseguró el experto en historia militar contemporánea.
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Juicio político
Volviendo al nefasto viernes 23 de octubre de 1931, el historiador Velázquez señaló que inmediatamente cuando se oyeron los disparos, el propio presidente Guggiari salió al patio ordenando el cese de los disparos. Lastimosamente no pudo evitar que 8 jóvenes perdieran la vida y casi 50 personas fueran heridas. Asimismo, destacó la decisión del presidente Guggiari que presentó renuncia al cargo y se sometió a un juicio político de manera responsable.
Durante el juicio político, se determinó que no hubo causales de culpa contra el presidente Guggiari y una vez declarado libre de culpa, recupera la presidencia y culmina su mandato. Resaltó que la Guerra del Chaco estalló durante su mandato y 20 días después de iniciado el conflicto bélico asumió la presidencia Eusebio Ayala.
Un aspecto que sí el historiador remarca como un error del presidente Guggiari es que no custodió el Palacio de Gobierno cuando un día antes, el 22 de octubre, los manifestantes ya fueron hasta su domicilio particular a tirar piedras. Otro dato que resalta el especialista es que durante el juicio político también se determinó que los disparos no se produjeron con una ametralladora, como se instaló la idea.
“Según el peritaje del capitán ruso Basilio Orefieff d’Serebriakoff, ni una sola de las personas muertas ni heridas frente al Palacio fueron tocada por las balas de la ametralladora, pues los muertos se hallaban distantes unos de otros, lo que no hubiera ocurrido si la ametralladora hubiese hecho fuego contra los manifestantes. La trayectoria de las balas no eran de arriba-abajo, sino horizontal, las balas provinieron de los guardias con fusiles Mauser, que al romperse el cordón hizo 3 series de 5 a 6 disparos. Hubo 8 muertos” precisó.
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