Como cada año, los exalumnos del Colegio Nacional de la Capital (CNC) realizaron su tradicional desfile en honor a los mártires de la masacre del 23 de octubre de 1931, ocurrida durante la manifestación estudiantil encabezada por el Centro de Estudiantes del CNC. El hecho ocurrió bajo el gobierno liberal de José P. Guggiari, a quien acusaban de indefensión por el avance de tropas bolivianas en suelo chaqueño. La protesta estudiantil acabó con 8 fallecidos y decenas de heridos.
En la soleada mañana de este sábado, a primeras horas hombres y mujeres de distintas edades, algunos ya peinando canas, vistieron sus mejores galas portando orgullosos sus insignias del CNC, la bandera tricolor y se convocaron en la Plaza Uruguaya, desde allí marcharon por la icónica calle Palma hasta el Panteón de los héroes, donde se realizó el acto central y entrega floral en honor a los jóvenes caídos hace 90 años.
Este año, los exalumnos retomaron su tradicional desfile luego de la pausa obligada del año pasado debido a la pandemia. En las ediciones de los últimos años, incluso ya se sumaron las exalumnas del CNC, ya que desde el 2004 el colegio pasó a la modalidad mixta admitiendo la primera generación con 19 alumnas en ese año.
La tranquila mañana sabatina del microcentro despertó con el redoble de los tambores, platillos y silbatos, la vandaliza de exalumnos encabezó la marcha, y culminó con el acto frente al Panteón de los Héroes.
Lea más: Paraguay participa de la olimpiada de matemáticas
Dejanos tu comentario
La Sección de Informaciones: factor secreto del éxito paraguayo en el Chaco
Ricardo Scavone Yegros* - Fotos : gentileza/colección Vera-Scuderi
Carlos Vera Abed y Arnaldo Vidal Marecos rescatan en la compilación “Ese obscuro gabinete” documentos valiosos para la historia del Paraguay. Se trata de un conjunto de despachos o mensajes intercambiados entre autoridades o mandos militares de Bolivia durante la guerra del Chaco, que muy probablemente se descifraron en la Sección de Informaciones por Medios Técnicos de la Marina Paraguaya y llegaron a ser conocidos y aprovechados por nuestro alto mando militar.
Como explican los editores, los mensajes se transcribieron en forma sucesiva con cierto orden cronológico y se reunieron en un volumen encuadernado en el que se consigna que constituían la segunda parte del material compilado. El volumen abarca el periodo del 17 de febrero de 1934 al 15 de julio de 1935 e incluye 1.854 despachos.
Por provenir de diferentes emisores y estar dirigidos a diversos destinatarios, emplazados en lugares distintos, parece difícil que sea documentación procedente de archivos bolivianos. La manera en que han sido transcriptos hace suponer en cambio, con bastante certeza, que se trata de los despachos que fueron captados y descifrados en el Paraguay, como se sabe que ocurrió en aquellos tiempos.
En efecto, entre los grandes servicios que la Armada Paraguaya prestó al país durante el conflicto bélico con Bolivia destaca, sin duda, la labor silenciosa cumplida por un pequeño grupo de oficiales y suboficiales de Marina que se dedicaron a desvelar el contenido de los mensajes cifrados bolivianos transmitidos por radiotelegrafía, obteniendo informaciones precisas acerca de lo que estaba ocurriendo en territorio enemigo.
Tal servicio, que se fue consolidando desde el segundo semestre de 1933, permitió planificar mejor los movimientos de las fuerzas militares del Paraguay, atacar donde se ofrecía menos resistencia, desplazar tropas de donde no eran tan necesarias, apreciar los objetivos, las preocupaciones y las deficiencias del Ejército boliviano. En suma, permitió dar luz sobre lo que pasaba más allá de las trincheras propias, en el campo enemigo.
Dicha labor correspondió a la Sección de Informaciones por Medios Técnicos de la Armada, que en palabras del entonces director del Departamento de Marina, capitán Manuel T. Aponte, “trabajó oscura, modesta y silenciosamente” para contribuir a los éxitos conquistados por nuestro ejército. Aponte indicó que “en el transcurso de la guerra, esta sección colaboró constantemente con el Alto Mando proporcionando minuto a minuto el movimiento y dispositivo del Ejército adversario, determinando todas las claves que usaban en sus comunicaciones y descifrando todos los partes y órdenes librados por su Estado Mayor dónde era, contestaba invariablemente “ser de cualquier otro país menos de la Argentina”. Aclaró también Infante Rivarola “que el instructor en ningún momento descifró claves bolivianas captadas, ni aun como ejercicio de preparación del proceso del descifrado”, para agregar finalmente que “de todos los despachos enemigos descifrados y pasados a Comanchaco por el Gabinete de Descifra, ni uno solo fue realizado por otros que no fueran los criptógrafos de la Marina”.
El trabajo de la Sección de Informaciones fue ímprobo. Cada cambio de las claves bolivianas demandaba nuevos esfuerzos para descifrarlas. Se trabajaba en ocasiones sin horario ni descanso, sobre todo durante el desarrollo de operaciones militares. En los últimos meses de la guerra, el descifrado de despachos bolivianos se realizó también en el Chaco, en el Puesto de Comando del general Estigarribia, mediante el traslado del teniente Felipe Quevedo, quien contó con la colaboray Comandos Superiores, que de inmediato eran comunicados al Comando en Jefe del Ejército en Campaña”.
CREACIÓN
Carlos Pastore, quien se desempeñó durante la guerra como jefe de la Sección Correos y Claves del Estado Mayor del Comanchaco, apuntó que la referida Sección de Informaciones fue creada precisamente por iniciativa del comandante en jefe del Ejército en campaña, el coronel y luego general José Félix Estigarribia.
Según Pastore, Estigarribia solicitó al Gobierno que efectuara gestiones para que técnicos argentinos instruyeran a oficiales paraguayos a efectos de que pudiesen descifrar las comunicaciones radiotelegráficas de los enemigos.
En consecuencia, se constituyó en agosto de 1933 la Sección que, con los conocimientos adquiridos, logró tres meses después “descubrir las claves bolivianas en que se cifraban los mensajes cambiados entre el presidente de la República y el Comando del Ejército en Operaciones, y entre este y las unidades del frente de batalla y los mandos de retaguardia”.
La Sección de Informaciones por Medios Técnicos fue constituida, efectivamente, en agosto de 1933, y se destinó para que prestaran servicios en ella a los tenientes segundos Humberto Infante Rivarola y Julio Martínez Ramella, y al guardiamarina Felipe N. Quevedo. Colaboraron el suboficial Óscar S. Talavera y el conscripto Ramón Rolando Hermosa.
“Este último –declaró Infante Rivarola– era el encargado de recoger los cifrados captados por las estaciones receptoras, de las cuales tres estaban instaladas en el parque Caballero y una en el Jardín Botánico, al servicio exclusivo de la Sección Informaciones por Medios Técnicos”. También las estaciones radiotelegráficas de los buques de guerra debían captar los mensajes bolivianos en las horas libres del servicio.
TÉCNICAS DESCONOCIDAS
Un testigo calificado, Juan Guillermo Peroni, comentó que ese grupo de oficiales tuvo la misión de aprender técnicas desconocidas hasta entonces en el país y que sus componentes, encerrados en una pieza del Departamento de Marina en Asunción, “reunían centenares de despachos telegráficos y radiotelefónicos de origen boliviano, que examinaban con extrema atención durante días y noches enteras”, durmiendo y comiendo en la misma pieza en que trabajaban.
Puntualizó igualmente que “mediante un sistema conocido, según el cual hay letras en el alfabeto que se repiten con mucha más frecuencia que las demás, después de una tarea agotadora descubrían las claves enemigas”.
Se descifraron primero los despachos del día, que eran inmediatamente transmitidos con la clave paraguaya al Comanchaco; y luego se fueron descifrando los captados con anterioridad. El trabajo de la Sección de Informaciones resultó muy importante ya durante la batalla de Zenteno-Gondra, que culminó con la rendición de dos divisiones bolivianas en Campo Vía.
Acotó sobre esto Carlos Pastore: “El debilitamiento del poder combativo del enemigo y el proceso anterior a la derrota y la rendición fueron minuciosamente controlados por el general Estigarribia mediante los descifrados. La decisión de abandonar Zenteno, de buscar enlace con las tropas bolivianas del sector Gondra, huir por la picada Capriles, de atacar a la Primera División paraguaya que había irrumpido en Campo Vía e interceptado el camino de la retaguardia del enemigo, la operación de auxilio del Coronel Peñaranda eran conocidos en el acto por nuestro Comando, que ordenaba las contramedidas, muchas veces antes de que el enemigo iniciara las suyas”.
“Fue para todos una sorpresa –añadió Pastore– el conocimiento de las intenciones y los planes militares del enemigo gracias a los mensajes de su Comando Superior. No se había pensado hasta entonces en este medio de información, aunque se conocía la posibilidad de usarlo. Desde aquel momento, para los oficiales del Cuartel General, encargados del Servicio de Informaciones, fue habilitado un espacio sin límites para soñar en el triunfo final, que hasta entonces solo Estigarribia lo alimentaba con renovada fe”.
INSTRUCTORES
Aunque tanto Peroni como Pastore aludieron a la intervención de técnicos argentinos en estas tareas, el jefe de la Sección de Informaciones por Medios Técnicos, Humberto Infante Rivarola, precisó que solo hubo una persona contratada por el Gobierno –seguramente en la República Argentina– para instruirles en el procedimiento analítico de descifrado de las claves, cuya procedencia o nacionalidad nunca llegaron a conocer. Cuando se le preguntaba de dónde era, contestaba invariablemente “ser de cualquier otro país menos de la Argentina”. Aclaró también Infante Rivarola “que el instructor en ningún momento descifró claves bolivianas captadas, ni aun como ejercicio de preparación del proceso del descifrado”, para agregar finalmente que “de todos los despachos enemigos descifrados y pasados a Comanchaco por el Gabinete de Descifra, ni uno solo fue realizado por otros que no fueran los criptógrafos de la Marina”.
El trabajo de la Sección de Informaciones fue ímprobo. Cada cambio de las claves bolivianas demandaba nuevos esfuerzos para descifrarlas. Se trabajaba en ocasiones sin horario ni descanso, sobre todo durante el desarrollo de operaciones militares. En los últimos meses de la guerra, el descifrado de despachos bolivianos se realizó también en el Chaco, en el Puesto de Comando del general Estigarribia, mediante el traslado del teniente Felipe Quevedo, quien contó con la colaboración del aspirante Manuel Peña Villamil.
Para Carlos Pastore, tanto como en la batalla de Zenteno-Gondra, el aporte de los criptógrafos fue fundamental en la batalla de Cañada Tarija, de marzo de 1934, y en la de Ingavi, de junio de 1935. Carlos R. Centurión, por su parte, comentó asimismo que “la marcha hacia los contrafuertes andinos fue jalonada con sus noticias, siempre precisas, orientadoras y eficaces”. De hecho, la labor del pequeño núcleo constituido originalmente dentro del Departamento de Marina proporcionó informaciones de extraordinario valor para la eficaz planificación y ejecución de las operaciones militares durante la guerra del Chaco.
Parte de esos despachos descifrados, que proporcionan múltiples noticias con respecto a la actividad y las vicisitudes del Ejército boliviano, pero que también permiten conocer lo que sabía al respecto el alto comando del Paraguay, se encuentra en el material que ahora se pone a disposición de los estudiosos e interesados en este libro.
El citado Carlos R. Centurión, en un artículo dedicado a recordar a Julio Martínez Ramella, calificó al “oscuro” gabinete de la Sección de Informaciones por Medios Técnicos como “uno de los factores secretos del éxito conquistado por el Ejército paraguayo” y concluyó afirmando lo siguiente: “En los archivos militares de la nación queda el resultado de sus afanes. La historia enriquecerá en esa fuente el caudal de sus recuerdos; la crítica otorgará a ese servicio el valor real que le corresponde como factor decisivo de los acontecimientos militares”.
La presente publicación permitirá cumplir, en parte al menos, lo previsto por el ilustre escritor compatriota y, al mismo tiempo, rendir perenne reconocimiento al trabajo de los esforzados marinos que, con inteligencia y dedicación, desde su “oscuro gabinete” realizaron una formidable contribución para el éxito de las armas paraguayas en el Chaco Boreal.
* Historiador y director general de la Academia Diplomática y Consular Carlos Antonio López
Dejanos tu comentario
Lanzarán “Ese obscuro gabinete”, obra que recoge memorias de la Guerra del Chaco
Este viernes 8 de marzo se realizará el lanzamiento de “Ese obscuro gabinete”, un material que busca evidenciar la silenciosa e importante labor que desarrollaron los radioperadores y los criptógrafos durante la Guerra del Chaco al captar las comunicaciones del enemigo y luego descifrarlas. La presentación estará a cargo del embajador Ricardo Scavone Yegros, quien además es prologuista de la obra.
La cita del lanzamiento está marcada para este viernes a las 19:00 en el Espacio Samudio del Ateneo Paraguayo, ubicado sobre Nuestra Señora de la Asunción, con acceso libre y gratuito. El material llega de la mano de AranduBook Ediciones y busca a evidenciar la labor tan importante y tan poco conocida que desempeñaron los radioperadores y los criptógrafos durante la Guerra del Chaco.
Al lado de una mesa, con una máquina de escribir o lápiz y papel, estos profesionales escuchaban atentamente un aparato de radiotransmisión para captar las comunicaciones del enemigo y luego descifrarlas. Cada uno de ellos con una parte importante en el desarrollo de la contienda contra los bolivianos.
Lea también: Paraguay habilitó estand en el Festival de Málaga
Las relevantes actividades que la Sección de Informaciones por Medios Técnicos y su Gabinete de Descifra del Paraguay (Servicio Secreto o Inteligencia) han servido para tomar medidas en el ámbito militar y civil que han salvado vidas y materiales, en este caso del Paraguay, en el desarrollo de la guerra con Bolivia.
Este compendio de partes bolivianos interceptados y descifrados por los paraguayos, conforma un corpus mayor. Evidentemente, no son todos las comunicaciones, ya que más de siete mil se han logrado transcribir: unos 1.854 serán presentados en esta publicación, elaborada por Carlos Vera Abed y Arnaldo Vidal Marecos.
Te puede interesar: AMP prepara “El festival más grande del país”
Dejanos tu comentario
“La guerra del Chaco se está olvidando”
En este “Expresso” veraniego de GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al historiador Fabián Chamorro, con quien entre brindis abordan algunos mitos, curiosidades y enigmas de la historia paraguaya al tiempo que problematizan ciertos lugares comunes que han quedado impregnados en el imaginario colectivo.
Fotos: Emilio Bazán
ADS: Eso del hueso perdido es muy curioso, una primera pintura del ser paraguayo, con calidad, con prejuicio o como sea.
–FC: Gaspar Rodríguez de Francia le pide a un científico suizo que había sido tomado prisionero, que estuvo por la fuerza en Paraguay de 1818 a 1825 y fungía de médico de Francia. Este una vez le pidió una autopsia de un paraguayo, porque decía que al paraguayo le faltaba un hueso porque no le miraba a la cara cuando le hablaba. Francia lo que se olvidaba es que su gobierno a partir de 1820 fue mucho más duro que el principio de su dictadura y había un miedo.
–No faltaba un hueso, sobraba sumisión.
–Y esto rescata genialmente Helio Vera, que sí hace una radiografía del paraguayo. También rescata el trabajo de un sacerdote que trabajó muchos años en el interior, que decía que el paraguayo tenía tres defectos: ñembotavy, vaivai y mbarete.
–Francia, aparte de saberse superior, tenía todo el poder. Eso supone una inmensa soledad, ¿no?
–Sí, mucha soledad. De hecho, no se le conocen hijos a Francia más allá de que hay trabajos de historiadores muy importantes que por lo menos le atribuyen una hija. Y también hay dos que medio le hicieron sombra, que era Fernando de la Mora y Mariano Antonio Molas, que se alió a él en un momento.
–Paradójicamente es Augusto Roa Bastos el que nos lleva a conocer mejor con toda la fantasía que puede tener su texto, ¿no?
–Y es impresionante ese libro. Es un libro pesado. O sea, la forma en que redactó Roa Bastos. Es fantástica la forma, cómo lo describe a Francia. Evidentemente, se tomó la labor de conocer bien el personaje y rescata hasta al perro de Francia, que es un personaje importante para la obra. Y creo que quien quiere conocer a Francia, por más que muchos historiadores me van a criticar, lean “Yo el supremo”. Es un personaje que genera mucha división, pero no llega al extremo del mariscal López. Yo creo que lo que se le podría criticar a Francia, ya estamos hablando de 200 años prácticamente, es el hecho de no haber roto ese aislamiento en el que nos metió, yo creo que de manera adecuada, porque teníamos un problema muy grave con Buenos Aires, una guerra civil que nunca terminaba, peleas con Portugal.
–¿Esas peleas eran por los puertos, navegación, económicas?
–Las peleas de siempre. Eran también cuestiones territoriales que no estaban bien delimitadas en aquel momento, la libre circulación de los ríos. Y todo eso hizo que Francia tome la medida de cerrar el país, pero esa amenaza creo que se acabó por lo menos 15 años antes de que él se muera y eso le condenó a Paraguay a mucho atraso en la época.
–¿Cómo es que se armó esa selección de 1811? ¿Por qué funcionó tan bien ese equipo?
–Yo no sé si funcionó bien. Lo que ocurrió es que se dieron una serie de circunstancias. El que estaba armando el equipo era Fulgencio Yegros. Y cuando Bernardo de Velasco se dio cuenta, que era el último gobernador español en Paraguay, que estaba armando el equipo, le envió a Itapúa. En aquella época vos llegabas a Itapúa en tres días. Entonces, le envió bien lejos. Y eso también hizo que los muchachos, cuando apeligraba la independencia, tomaran la decisión de apurar el golpe y hacer una revolución que terminó siendo un golpe cuartelero. Y yo no sé si estaba bien armado el equipo, pero Yegros intentó hacerlo. Y de todas maneras, quienes toman el poder eran parte de ese equipo, especialmente Pedro Juan Caballero y Vicente Ignacio Iturbe.
EL NOVECENTISMO
–¿Me podrías hablar un poco del novecentismo?
–El novecentismo paraguayo es la generación intelectual más importante. Esa generación nace de la guerra. Niños de familias paraguayas en el sentido de que eran hijos de madre y el padre ausente. Del Paraguay profundo, del interior. Imagínate en Mbuyapey, Barrero Grande. Los Garay, héroes de la guerra del Chaco, ellos estaban en Pirayú. Fueron criados por los abuelos. Ellos tuvieron buenas notas en las escuelitas de sus pueblos y así se ganaron la beca del Colegio Nacional. Con el Colegio Nacional empieza a levantarse el Paraguay, que estaba destruido por la guerra. El Colegio Nacional fue la política social de Estado más importante de nuestro país. Y todos esos jóvenes que tuvieron la oportunidad de venir con esas becas nacieron en chacras. Prácticamente vivieron de la economía de subsistencia. Y vos le ves 30 años después siendo grandes intelectuales y presidentes de la República.
–Era el Paraguay sobreviviente de la guerra.
–Así mismo. Ahí tenés a Eligio Ayala, Eusebio Ayala, Blas Garay, Fulgencio R. Moreno, Manuel Domínguez, Ignacio A. Pane. O sea una generación que brilló en periodismo, sociología, poesía. En todo lo que a vos se te ocurra ellos eran buenos.
–¿Qué más podemos hablar del novecentismo al respecto de quiénes fueron?
–Y a mí lo que me llama la atención es que mucho del trabajo intelectual que ellos dejaron se fue opacando por culpa de la política. Casi todos se metieron en política. Cecilio Báez fue presidente de la República. Él tenía prácticamente la misma edad de ellos y él fue maestro de ellos. Era idolatrado por esa generación. Porque una persona que si vos leés sus artículos una pulcritud y una lucidez que algunas de sus teorías económicas vos podés aplicar tranquilamente hoy en día. Lo mismo Eligio Ayala.
–Cuando pasaba eso ¿ya habían terminado la universidad o salían del colegio?
–Algunos ni habían empezado la universidad. Manuel Gondra, quien escribió una convención fabulosa para evitar los conflictos entre países americanos, no terminó la facultad. Juan E. O’Leary no terminó la facultad. Algunos murieron muy jóvenes. Ignacio A. Pane muere a los 40 años. Ricardo Brugada también muere a los 40 años. La mitad eran colorados y la mitad liberales. Y había mucho respeto entre ellos. Trabajaban juntos. Emprendieron cuestiones juntos. Entendieron el país de otra manera. Lastimosamente les tocó un periodo muy inestable.
–Además estaban en una etapa fundacional de los partidos políticos.
–La consolidación de algunas figuras también. Por ahí estuvo Albino Jara, que de alguna manera tuvo amistad también con muchos de ellos.
–¿Albino Jara era solo eso que se describe con frecuencia?
–Yo creo que era más que eso. Pero se dejó ganar por lo impetuoso. Tenía otras virtudes. Una persona también que vino de abajo. Él vivía en una especie de inquilinato con Adolfo Riquelme, que era un intelectual muy importante de esa época. Fundador de la Liga Paraguaya de Fútbol y del periódico El Diario, que tuvo muy larga existencia. Se criaron juntos. Eran lustrabotas. Juntaban su plata para poder estudiar. Y llegaron a ser políticos muy importantes. Y lastimosamente se terminaron enfrentando por la impetuosidad de Albino Jara. Y el que termina muriendo ahí es Adolfo Riquelme, que termina fusilado luego en una revolución en la cual se enfrentan los dos. Así terminan dos amigos que comenzaron en un inquilinato teniendo sueños juntos y llegaron. Porque los dos eran poder en el momento en que se pelean. Los dos eran ministros del gobierno de aquella época.
LOPISMO-ANTILOPISMO
–¿Fue en esa época también en que se da la famosa polémica lopismo-antilopismo?
–Es un poco anterior. Pero en el momento en que se da la famosa polémica, el novecentismo gana fuerza porque ahí chocan justamente figuras del novecentismo. En este caso, el maestro Cecilio Báez y el alumno Juan E. O’Leary. Y a partir de ese choque empieza el discurso nacionalista que se va fortaleciendo con el tiempo. Tenía las de perder cuando empezó O’Leary. Tanto es así que él pierde su trabajo en el Colegio Nacional. Se fue a San Lorenzo a vivir porque necesitaba recursos económicos. Y para 1926, eso que había iniciado en 1902, había triunfado el discurso nacionalista. O sea, se dio vuelta completamente la situación. Y para 1936, Rafael Franco, presidente de la República, nombra héroe máximo sin ejemplar al mariscal López.
–Hablaste de la fundación de Olimpia y Cerro por ahí también, ¿no?
–Olimpia y Guaraní son clubes que nacieron de la elite económica. Y el Club Guaraní es una pelea entre dirigentes de Olimpia, se van y fundan otro club. Después Nacional es de una elite intelectual. Ellos fundan a partir del Colegio Nacional. La mayoría de esos chicos después terminan siendo grandes abogados, sobre todo. Y después ya empiezan a fundarse los clubes populares, que son de los barrios. Y entre esos clubes populares nace Cerro Porteño, que nace de sectores no voy a decir pobres, porque tampoco eran pobres, quizás una clase media baja y luego permeó a todos los sectores. El fútbol hasta la década de 1960 era una época donde Guaraní, Nacional, Libertad y Sol de América tenían una masa importante de seguidores. Y Cerro y Olimpia se disputan esa hegemonía a partir de la década del 50 quizás. Pero ya se hablaba de clásicos anteriormente.
–¿Es solo un mito o hay forma de encontrar documentalmente que Cerro combinaba los colores rojo y azul porque representaba un signo de unidad?
–Una de las fundadoras del club, Susana Núñez, une los dos colores porque ese año fue la revolución en la que muere Albino Jara. Y hubo un combate en la zona de Paraguarí, en cerro Porteño, el lugar donde se libró la batalla del 19 de enero de 1811, antes de nuestra independencia, el cerro Mba’e. Y en el cerro de los Porteños, en 1912, pelean tropas liberales combinadas con colorados contra tropas liberales de otro sector. Y Susana tenía parientes dentro de esos contingentes que estaban combatiendo, eso fue en mayo, cuando murió Albino Jara. Para octubre se funda el club. Entonces ella, tratando de olvidarse de esas rencillas, une los dos colores.
LA GUERRA OLVIDADA
–La guerra del Chaco es quizás una guerra bastante reflejada en obras que nos resistimos a leer siempre.
–Yo le llamo la guerra que se está olvidando, porque el 90 % de la producción de libros de historia tiene que ver con la guerra de la Triple Alianza.
–¿Por qué?
–Y porque es una guerra que destruyó al Paraguay. Y que hubo todo un discurso tratando de revalorizar al soldado paraguayo y después revalorizar la figura del mariscal Francisco Solano López.
–Porque hubo una guerra de relatos.
–Sí, hubo una guerra de relatos que no duró poco tiempo. En la guerra del Chaco, no. También hubo mucho discurso político. Pero era discurso político de partidos contra partidos. No estuvo en juego la existencia como nación, como sí ocurrió en la guerra de la Triple Alianza en la que Paraguay pierde más de la mitad de su población, donde pierde territorio y que alcanzó a la población civil. La guerra del Chaco no, que se disputó en un territorio inhóspito, lejos de las grandes poblaciones de Paraguay y las grandes poblaciones de Bolivia. Entonces es una guerra que, a pesar de que la mayoría de nosotros tenemos padres o abuelos que fueron combatientes, es una guerra que se está olvidando.
–¿Cuál es el relato que tiene históricamente Bolivia con relación a la guerra del Chaco?
–Nosotros tenemos relatos nacionalistas que instalan los gobiernos militares tanto en Bolivia como en Paraguay y después está un relato más científico. Pero para Bolivia ellos ganaron la guerra. Y vos tratás de entender. 150.000 kilómetros cuadrados le hizo retroceder el Ejército paraguayo. Y dicen “nos quedamos con el petróleo”. Pero Paraguay no quería quedarse con esa zona, ya que estaba encima del río que nosotros decíamos que era nuestro límite histórico. Bolivia, ese territorio que le hicimos retroceder, ya había ocupado desde 1905 para adelante.
–¿Cuáles son algunos mitos de la guerra del Chaco?
–La indefensión del Chaco, por ejemplo. Vos no podías sacar en los periódicos “nos estamos armando, nos estamos preparando, compramos armas”. Y eso fue un mito que lastimosamente después lo usan políticamente primero el partido que hoy llamamos Febrerista. Y después, por supuesto, el Partido Colorado agarra también porque los que gobernaron durante la guerra fueron liberales. Hay que decir también que la victoria paraguaya del Chaco fue una victoria colectiva. Todos los paraguayos participaron. Y José Félix Estigarribia tuvo tan buen tino que a políticos hegemónicos colorados muy importantes les dio visibilidad y les dio espacio en ese ejército. La inteligencia paraguaya la manejaba Tomás Romero Pereira. Un referente del Partido Colorado. O’Leary fue llevado al Chaco. Estigarriba entendió que esta era una guerra de todos. El hijo de Bernardino Caballero fue uno de los héroes en Nanawa.
–¿Algún otro mito?
–El relato político trató de manchar eso con el tema de la indefensión. Los dos barcos, el Paraguay y el Humaitá, eran los barcos para guerra en el río más modernos de aquella época. Y llegaron en mayo de 1931. Y eso fue una fiesta. O sea, evidentemente se estaba preparando. Igual después ocurrieron hechos lamentables, como fue lo del 23 de octubre, donde se terminó asesinando a jóvenes que fueron a manifestarse contra esa indefensión del Chaco. Después está el mito de la entrega. Paraguay llegó a tres tratados con Bolivia en el siglo XIX y a un protocolo en el siglo XX. Si ustedes ven los mapas de esos tres tratados, de 1879, 1887 y creo que 1894, 95, en todos Paraguay cedía mucho más Chaco del que hoy tenemos. En ninguno de esos tratados se metieron documentos. Todo era transacción. Si ustedes ven lo que es hoy nuestro Chaco en comparación con esos mapas, nosotros ganamos muchísimo territorio. Entonces, no hubo tal entrega. Se hizo lo que se tenía que hacer en la mesa de negociaciones. Se llegó a un acuerdo cuando se tenía que llegar. ¿Qué nos esperaba si la guerra continuaba? Bolivia tenía una población tres veces más grande que la de Paraguay, que estaba al límite de sus recursos. Los bolivianos podían levantar tres ejércitos más sin ningún problema. De hecho, en la última etapa de la guerra, ellos tenían como 50.000 hombres. Nosotros teníamos 15.000. Entonces, llegamos a la paz cuando teníamos que llegar, porque si continuábamos eso podía ser catastrófico para Paraguay.
LOS NAZIS EN PARAGUAY
–Hablemos de los nazis en Paraguay. ¿Qué de mito y qué de realidad hay al respecto?
–Llegaron muchos. Primero hay que decir que en Paraguay había una comunidad alemana muy grande, de alemanes y de descendientes, en varios lugares del país, Independencia, San Bernardino, lo que hoy conocemos como las Colonias Unidas de Itapúa. También había importantes núcleos entre los menonitas. O sea, teníamos dispersos en el país comunidades alemanas muy importantes. La mayoría de ellos se habían unido al discurso nazi. Hay que entender que esta gente se unió a un discurso que estaba muy lejos de aquí. Ellos quizás lo hicieron por el hecho de sentirse todavía parte de Alemania. El primer partido nazi fuera de Alemania que se reconoce es el Partido Nazi Paraguayo, que se crea en lo que era la Colonia Independencia en el Guairá en 1929. Después eso va floreciendo. En Hohenau, en Cambyretá, cerca de Encarnación, el Colegio Alemán tenía las esvásticas. Se festejaban los cumpleaños de Hitler. Los militares paraguayos estaban enamorados del nazismo, menos Estigarribia. ¿Y por qué? Los uniformes, los grandes desfiles, todo el marketing que vendió el nazismo, eso querían.
–Y además era una especie de paradigma del ave fénix, del renacimiento.
–Todo eso le gustaba a la gente, evidentemente. Y permeó en parte la sociedad paraguaya, que fue antisemita. La Iglesia católica paraguaya fue muy antisemita también. Políticos paraguayos ya por el año 1936, 1937 trataban de hacer leyes para evitar que entren judíos. Cuando se dieron cuenta de que iban a tener algún tipo de problema con las comunidades, entonces adecuaron algunas leyes como para evitar que entren masivamente. Pero hay que decir que igual entraron.
–En términos de los enclaves pronazis que había, Paraguay no era un territorio muy hospitalario para los judíos.
–No, para nada. En ese contexto, cuando Paraguay adhiere a la guerra, era un apéndice de Brasil. Y Brasil era la potencia regional más importante unida a Estados Unidos. ¿Por qué? Porque Argentina siempre estuvo más neutral durante la Segunda Guerra Mundial, pero Brasil adhería automáticamente a Estados Unidos. Cuando ocurre lo de Pearl Harbor, en diciembre de 1941, se realiza una conferencia de cancilleres en Río de Janeiro y en esa conferencia Estados Unidos le obliga a sus aliados a que rompan relaciones con el Eje. Y eso ocurre con Paraguay en 1942. Y a partir de ahí, nunca hubo persecución en Paraguay. Acá el hecho más violento que hubo contra los alemanes fue cuando se declara la guerra a Alemania tres meses antes de que termine la guerra, se saqueó la legación alemana. Pero cuando termina la guerra, comienza la famosa ruta de las ratas que le llaman, que era la ruta que unía los sectores de Europa hasta llegar a los puertos de Italia para huir para esta zona. Increíblemente los pasaportes eran dados por la Cruz Roja y validados por el Vaticano. Y como para ellos era imposible determinar quién era nazi y quién no, así Josef Mengele adquirió su pasaporte.
–Era un caso paradójicamente humanitario.
–Ellos salieron así y todos se radicaron primero en Buenos Aires. Acá llegan contingentes de soldados de la SS, que son los soldados más fanáticos del nazismo. Y muchos se convirtieron en florecientes empresarios en Paraguay. Tuvieron hoteles, pero ellos no habían cometido crímenes de guerra. Los dos más importantes, por supuesto que probablemente hayan llegado otros más. Los dos más importantes que cometieron crímenes de guerra y que estaban siendo perseguidos por la Mossad también ya en aquella época, por los cazadores de nazis, fueron Josef Mengele y Eduard Roshman.
CONTACTOS
–Hablemos primero de Mengele.
–Mengele llega primero a Buenos Aires porque quien facilita la llegada de los nazis a esta región sudamericana es Juan Domingo Perón, quien les da la bienvenida y el que articulaba todo, a través de Perón, era el aviador Hans Rudel, que era un héroe de guerra muy respetado por los aliados también. Entonces, él viene a vivir a Buenos Aires cuando sabe de una comunidad muy importante de alemanes y él es el que facilita la entrada de los nazis. Y así ocurrió con Mengele. Hans Rudel es el que le abre el comercio allí en Buenos Aires y cuando comienzan a aparecer estos grupos que van secuestrando jerarcas nazis, entonces le dice Rudel, que tenía muy buena relación con Alfredo Stroessner, “andá a vivir a Paraguay”.
Y con tanta impunidad los dos primeros meses que llega a Paraguay reside en donde hoy es la Cancillería Nacional, que era un hotel, con su nombre y su apellido sin ningún problema. Mengele y su familia se dedicaban a la venta de vehículos para temas agrícolas y recorrió todo el país. Entonces vas a conocer muchos relatos de gente que le vio a Mengele en alguna parte del país y así vivió un tiempo en Altos.
–¿Y nunca más ejerció su profesión de médico?
–Se dice que le curó al hijo de un héroe de la guerra del Chaco, que es uno de los que le termina reconociendo para que él saque cédula paraguaya. Creo que es el único relato que tenemos así de ese tipo, pero él se dedicó al tema de la venta. Vivió mucho tiempo en la casa un soldado de la SS en Hohenau de nombre Alban Krug y allí tuvo más vida social porque casi todos eran alemanes, casi todos hablaban también alemán y después cuando lo tratan de secuestrar él comienza a ver qué podía hacer para irse, pero él tenía su cédula paraguaya con el nombre de José Mengele con su foto. Él saca la ciudadanía paraguaya y uno de los que sale como testigo es este héroe de la guerra del Chaco. Había un alemán que era dueño de la Ferretería Alemana, que era el que recibía a la gente acá y le daba los recursos para que se vayan moviendo. Y después se va a Brasil allá por 1967 o 69 y se pierde. Se pierde 11 años. Él muere en el 79 ahogado en Sao Paulo en una localidad lejana de la ciudad y reconocen su cuerpo recién allá por la década de 1990. Entonces viene una cazadora de nazis acá con carteles “No mientas Stroessner”, “Sé que vos sabés dónde vive Mengele”, “Dejá de proteger a Mengele”.
Mengele ya había muerto hace años. Cuando una delegación de una cadena europea que vino detrás de la mujer se enteró de la historia de la casa donde vivió Mengele, se fueron a Hohenau y Krug le dice “déjenle en paz, él ya murió”. Entonces él es el que les cuenta que murió en Brasil, no sé si les cuenta el lugar, pero él sabía perfectamente porque él fue su cuidador durante el tiempo que vivió en Hohenau.
–¿Y el caso de Eduard Roschmann?
–Es más increíble aún. Él se tuvo que escapar de Argentina, donde vivió con otro nombre. Él fue operario de una empresa automovilística, de ensambles de piezas, tranquilamente, hasta que en la década de 1970 salió la famosa película, primero el libro sobre Odesa. ¿Y quién era el personaje? Eduard Roschmann. Él se había escapado y hace el camino de las ratas y llega a Buenos Aires y vivió tranquilo hasta que salió esta película, que le hace tan famoso que los servicios secretos le comenzaron a buscar.
Y en Argentina le apresan por bígamo. Ni siquiera porque era un jerarca nazi. Cuando se enteran quién era, la misma policía le ayuda a escapar. Y él entra a Paraguay, donde vivió muy poco tiempo en una pensión en el centro. Todos hablaban muy bien de él, que era muy buena persona. Le agarra un infarto. Dicen que él desaparecía todo el día con un maletín. ¿Qué hizo el tipo? Se evantó un día, se fue de Clínicas de Sajonia hasta el inquilinato y nadie sabe dónde llevó su maletín ni qué tenía. Después se va y se interna otra vez. Muere dos o tres días después. Entonces ahí se pierde la documentación.
Deja un papel donde dice que, en caso de que se muera, llamar a fulana en Acassuso, en Argentina, donde él vivía.
–¿Por qué persistió por tanto tiempo el mito de Adolf Hitler en América y hasta en Paraguay?
–Eso es parte de un relato fantasioso que empieza ya por la década de 1960, cuando a Hitler le comienzan a ganar en todas partes. Los rusos son los que tomaron el búnker. Ellos tomaron las piezas. O sea, los cuerpos que encontraron ahí. Creo que se hicieron también autopsias por la década del 90 o 2000 que arrojaron que era él. Pero bueno, la fantasía ya creció y algunos autores ya comenzaron a escribir sobre dónde estaba, que estaba en el Gran Hotel del Paraguay. Es todo un mito. Cuando Hitler muere, él ya estaba destruido en todos los sentidos y cuánto tiempo más iba a vivir en esas condiciones? ¿Y dónde? ¿Cómo?
–Además era imposible que cruzara el Atlántico en un submarino.
–Un tipo perfectamente reconocible por todo el mundo. Una foto que sí todo el mundo vio. O sea, Mengele y Roschmann eran tipos que para el 90 % de la población del mundo eran desconocidos por el tema que no había fotos. Pero Hitler era una figura que aparecía en todos lados. Vos podés ver los periódicos paraguayos de la década de 1930. A partir de 1933 vos ves cada mes por lo menos una foto de Hitler.
CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
–¿Es cierto que hubo un campo de concentración en Paraguay en los tiempos de Higinio Morínigo?
–Sí. Hubo un campo de concentración en el kilómetro 180, que es donde terminaba la vía del tren en el Chaco. Cuando empieza la guerra del Chaco, los soldados iban de esta manera. Salían del puerto de Asunción en los cañoneros e iban hasta Puerto Casado, que se hacía 16 horas lo mínimo y 24 horas lo máximo. Y te bajabas en Puerto Casado, donde se tomaba un tren que te llevaba 145 kilómetros al corazón del Chaco para llegar hasta Isla Po’i. Durante la guerra, el Ejército siguió construyendo justamente para que sea menos la caminata o el trecho que había que hacer por camión por el tema de los soldados y que eran destruidos.
Entonces, seguía la vía del tren, que casi llega al kilómetro 180. Y ahí Morínigo instala su campo de concentración. Se crea la Denapro (Departamento Nacional de Prensa y Propaganda) en 1942, que era una especie de Gestapo. Le vigilaba a todo el mundo, controlaba todo. Censura para todo. Todo lo que entraba a Paraguay, revistas, diarios, cartas pasaba todo por la Denapro. Y toda esa enseñanza viene de Brasil y Brasil de ¿quién aprende?, de Estados Unidos. En 1944 hubo una manifestación grande en la entonces Facultad de Medicina que terminó en una represión muy grande.
Entonces se plegaron obreros. Y esos fueron los primeros en llegar al campo de concentración. Muchos mueren ahí. Según el relato de los sobrevivientes, su alimento en el día era cocido. Le daban tres o cuatro veces agua para que tomen. Si querían lavarse, tenían que usar el agua para tomar.
–¿Cómo se hizo público?
Un estudiante de medicina se escapa del campo de concentración, llega a Formosa y de ahí se va a Montevideo y denuncia. El País de Montevideo es el que empieza una campaña contra Morínigo por el tema de los campos de concentración. Y justo en Uruguay estaba como embajador Natalicio González, que en esa época adhería a Morínigo.
Natalicio le defiende a Morínigo. Un periodista de El País le dice “yo me quiero ir”. Como la sociedad paraguaya era pequeña, él sabe dónde ir a preguntar. Por supuesto, a grupos que estuvieron metidos en esa represión y da con los campos de concentración. Según el relato que él cuenta en El País, había tres campos en esa zona. Y la mayoría moría por las penurias porque ellos hacían trabajos forzados en el mantenimiento y ampliación de la trocha del tren.
Increíblemente, durante la revolución del 47 ese campo de concentración es usado por los revolucionarios, que fueron los liberales, el febrerismo y el comunismo. O sea, todas las fuerzas contra el Partido Colorado. Y como ellos toman Concepción, le apresan a todos los colorados y le envían a ese campo de concentración. Eso sí, no le hacen realizar trabajos forzados. Pero ahí fueron confinados. No sé si te suena el nombre de Darío Gómez Serrato.
–Sí. Un gran poeta.
–Un poeta. Él era el vigilante. Sí, porque él era febrerista. Él había sido colorado cuando empieza la revolución de Franco, pero luego adhiere a Franco. Y como era un febrerista convencido, fanático, él se encargaba de vigilarle a los colorados en el kilómetro 180.
–Poeta y vigilante.
–Y Stroessner le perdona. Eso también hay que decir. Después de la revolución del 47, por supuesto ocurren más cosas. Cuando viene Stroessner, le va perdonando a algunos de ellos. De hecho a Franco mismo, que le permite volver al país. Y lo mismo pasó con Darío Gómez Serrato, que después comienza su producción y nadie se acordó de su pasado de vigilante en un campo de concentración.
Dejanos tu comentario
Excombatiente recibe homenaje al cumplir 108 años
En medio de un festejo con música, baile, algarabía y rodeado de sus seres queridos y el homenaje de las Fuerzas Armadas, Canuto González Britos recibió sus 108 años de vida, en el barrio Maka’i de la ciudad de Luque. Se trata de uno de los pocos excombatientes vivos de la Guerra del Chaco, y que incluso llegó a participar de la emblemática Batalla de Boquerón que se libró en setiembre de 1932.
Este viernes, el veterano recibió la visita del ministro de Defensa Nacional, el general Óscar González, y una comitiva en representación de las Fuerzas Armadas de la Nación para entregarle un reconocimiento por su loable labor al servicio de la patria, su valentía y, por sobre todo, su entrega incondicional, puesto que cuando Canuto se alistó para defender a su país era un joven de solo 16 años y se convirtió en soldado del RI2 Ytororó.
“Es una responsabilidad y obligación nuestra como paraguayos rendir homenaje siempre a nuestros héroes y esta es nuestra forma de hacerlo, en el 2015 cuando fui comandante del ejército había creado un departamento para asistir justamente a los excombatientes y me pone muy contento que ese departamento siga cumpliendo su objetivo”, destacó el ministro González en conversación con el programa “Así son las cosas” emitido por el canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media
Podés leer: Covid: habilitan seis puestos para toma gratuita de muestras
Durante el homenaje brindado por los representantes de las Fuerzas Armadas, los mismos se dirigieron hacia Canuto con un emotivo mensaje, agradeciéndole su desempeño en batalla y por sobre todo su valentía para defender su patria, resaltando que es un honor para cada uno de los que integran las Fuerzas Armadas poder ser parte de una institución a la cual sirvió un hombre tan íntegro como González Britos.
Actualmente, según el listado con el que cuentan desde el Ministerio del Interior, siguen vivos seis excombatientes de la Guerra del Chaco, quienes continúan recibiendo los beneficios pautados por el Estado, además de la atención médica permanente en el Hospital Militar.
Lea también: Desconocidos balearon el vehículo de gestor de abogados en Asunción