Sin dudas, una de las fechas más recordadas en la historia política de Paraguay tiene que ver con ese viernes negro del 23 de octubre de 1931, ocasión en la que ocurrió la masacre de jóvenes estudiantes del Colegio Nacional de la Capital en los jardines del Palacio de López durante la presidencia del liberal José P. Guggiari. Los manifestantes marcharon hasta el Palacio de Gobierno exigiendo una mayor acción ante el avance de tropas bolivianas en territorio chaqueño.
Al respecto, el analista y titular del Instituto Republicano de Políticas Estratégicas (IRPE) del Partido Colorado, José Ocampos, recuerda esta fecha como uno de los episodios más oscuros de la política paraguaya que se trata de silenciar, pero que cada año revive como un ave Fénix para inspirar a la nación.
“Constituye el símbolo de la rebeldía de la juventud patriota que reclamó la defensa de la patria ante un modelo de anarquía interminable que se había instalado en el país. A partir de una institución educativa, el Colegio Nacional de la Capital (CNC)”, explicó el analista.
Para comprender el contexto en que se dio este nefasto episodio en la historia de Paraguay, Ocampos realizó una reseña de los hechos previos que motivaron a los estudiantes a abandonar sus salas de estudios y marchar hasta el Palacio de Gobierno.
En ese sentido, primeramente recordó que Paraguay estaba tratando de salir adelante luego de la terrible Guerra contra la Triple Alianza, el idioma guaraní fue prohibido, el himno del Gral. Belgrano, la Marcha de San Lorenzo fueron adoptados como entonaciones oficiales del Colegio Militar paraguayo. Además, las fechas de muerte de Mitre y Sarmientos fueron declaradas como días de luto nacional.
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Señaló además que a partir de 1904 Paraguay vivió un periodo de anarquía, al que Ocampos consideró como apátrida y traicionero de la historia, encima entre facciones de un mismo partido. “Dormíamos con un presidente y amanecíamos con otro, golpe de Estado, cuartelazos, guerras civiles. Entre la revolución de 1904 y la del 22 hubo casi la misma cantidad de bajas que en toda la Guerra del Chaco”, relató el analista e historiador.
Indicó que en ese marco Bolivia entendió que era el momento indicado para avanzar hacia el territorio chaqueño, con el fin de “bolivianizar el Chaco”, construyendo carreteras y fortines, con el único objetivo de llegar al río Paraguay y así volver a recuperar su salida al mar.
“Nosotros metiéndonos balas entre nosotros mismos, es así que ese 23 de octubre de 1931 la población paraguaya, ancianos, jóvenes, niños, y el Centro de Estudiantes del CNC, bastión del nacionalismo paraguayo, marchó hasta el Palacio de López, donde fueron recibidos por una ráfaga de tiros desde la terraza. Allí murieron más de 10 personas y más de 30 heridos”, recordó.
Asimismo, remarcó que esta fecha es el símbolo de la reacción ciudadana estudiantil en defensa del Chaco, “una marca de vergüenza que brillará siempre sobre la historia política del Partido Liberal”, concluyó.
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