El exministro del Interior Francisco José de Vargas señaló que los cambios realizados por el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, en los cargos policiales ante la ola de inseguridad y criminalidad, son solo de boca para afuera y que no generarán efectos inmediatos contra la delincuencia.
Al respecto, manifestó que es necesario lanzar la mayor cantidad de efectivos a las calles, potenciar al Grupo Lince y no descartar el planteamiento de colocar a los militares a acompañar el trabajo policial.
“Obviamente tiene que haber cambios; no obstante, creo que acá lo que se hizo es ganar tiempo, acomodar estos hechos a lo que ayer dijo el presidente Mario Abdo Benítez, de que Arnaldo Giuzzio no se va por ahora. Esta acción es claramente la reacción de lo que la prensa les reclama en las primeras planas de hoy; sin embargo, no deja de asombrarme que el que pague sea el que menos acción tiene, que es el subcomandante de la Policía Nacional”, manifestó.
Las declaraciones hechas por De Vargas surgieron mediante una comunicación con la radio 650 AM. El exfuncionario de Estado manifestó también que “me parece que estos cambios son solo de boca para afuera, para decir que estamos haciendo algo. No creo que de esto surjan efectos inmediatos, viendo todo esto así como está, lo más probable es que continúe. El ministro no fue ni preciso para decir el lapso de tiempo que tenemos que esperar para que ocurran los cambios”.
Cuestionó también la falta de preparación de nuevos agentes linces, sosteniendo que la presencia de dichos efectivos en las calles trabajaba directamente sobre la sensación de seguridad.
“El comandante ensayó ahí una suerte de excusa en decir que no se pudo formar a mayores linces por causa de la pandemia, que me disculpe, pero creo que ese era el tiempo en que se hubiese aprovechado para preparar a muchos más efectivos para lanzarlos en las calles. La presencia de los linces trabajaba directamente sobre la sensación de seguridad”, sostuvo.
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Presencia policial en las vías públicas
De Vargas refirió que una de las tácticas para combatir la inseguridad sería una mayor presencia de los policías en las calles, sosteniendo incluso que varios de ellos siguen realizando tareas fuera de sus funciones, como custodios incluso de políticos.
“Yo apostaría directamente a la presencia policial en la vía pública. Todos sabemos que existe una cantidad inmensa de personal designado a funciones que no son precisamente funciones propias de la Policía Nacional, como la custodia personal de muchos políticos, sobre todo. Esto es un dilema que viene ya desde décadas”, criticó.
Agregó también que a dicho conflicto se suma la dotación insuficiente de personal, teniendo en cuenta que actualmente existen a nivel nacional un total aproximado de 25.000 policías.
“Hay una dotación policial insuficiente, creo que llega aproximadamente a 25.000 hombres, que si dividimos en turnos, tenemos menos de la mitad de policías en las calles en tiempo real. Lo óptimo habla de 3 personales policiales por cada 1.000 habitantes; pero bueno, sabemos que esto es una utopía”, comentó.
Por otra parte, añadió que es necesario que un ministro del Interior tenga contacto con el cuadro policial para generar confianza, con la finalidad de evitar a la vez que el funcionario de Estado, en cualquier inconveniente deslinde responsabilidades.
“El propio ministro sale y dice por ejemplo que le dio la directiva al comandante y que no se cumple, como deslindando su responsabilidad de la ascendencia que debe tener en la Policía Nacional”, aseveró.
La posibilidad de que los militares contribuyan al trabajo policial
Respecto a la posibilidad de que los militares contribuyan al trabajo policial, indicó que no es impracticable, pero que se deben realizar modificaciones al orden legal y entender también que la preparación militar es extremadamente diferente a la de los agentes policiales, teniendo en cuenta que están entrenados para combatir y los agentes de la Policía para la prevención de delitos y para poner a los supuestos autores a disposición de la justicia, una vez ocurrido los hechos punibles.
“No es impracticable, creo que todo pasa por una redistribución, hay lugares en el país como por ejemplo el departamento Central, que requiere de una mayor presencia policial, no solo por densidad poblacional, sino por la cantidad de actividad económica que se despliega. También en el departamento de Alto Paraná, por ejemplo, o en Canindeyú. Hay que hacer una distribución que no necesariamente debe ser equitativa a nivel nacional”, refirió.