Con una recordación a las víctimas del COVID-19 en filas de las Fuerzas Armadas, este jueves se realizaron los actos conmemorativos por el Día del Ejército Paraguayo, dos días antes de la fecha oficial, el 24 de julio. El presidente de la República, Mario Abdo Benítez, presidió la ceremonia, acompañado por el vicepresidente Hugo Velázquez.
El Día del Ejército Paraguayo se recuerda cada 24 de julio, en coincidencia con el natalicio del mariscal Francisco Solano López. El anticipado festejo tuvo lugar hoy en el Cuartel General del Comando del Ejército, ubicado en Campo Grande de la ciudad de Asunción).
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“Quiero expresar mi reconocimiento a todos quienes han dado cumplimiento a las medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo en la lucha para mitigar la propagación del coronavirus y en apoyo a otros órganos del Estado supieron cumplir la misión a cabalidad”, expresó el comandante del Ejército Paraguayo, general Óscar Cardozo González.
En ese contexto, Cardozo González también expresó su pesar por las pérdidas sufridas en filas de las Fuerzas Armadas debido al COVID-19 y felicitó a los que siguen luchando contra este enemigo invisible. Como parte de los actos conmemorativos, se procedió a la inauguración del Policlínico del Ejército “Virgen María Auxiliadora”.
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El comandante del Ejército comentó que, mediante un gran esfuerzo, lograron reacondicionar un edificio para el funcionamiento del policlínico del Ejército, que redundará en beneficio del personal castrense y de sus respectivas familias. Allí se brindará cobertura en variadas especialidades.
“Mi satisfacción y reconocimiento del soldado, quienes de alguna u otra forma brindando su apoyo, anteponiendo el espíritu militar con abnegación, esfuerzo, manos firmes y solidarias, con la fe puesta en Dios para hacer realidad este proyecto”, enfatizó.
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Inician recapado de avda. Mariscal López
Los trabajos de recapado en zonas críticas de la avenida Mariscal López iniciaron ayer lunes, pero la intervención en áreas principales se hará entre diciembre y enero, de acuerdo con el plan del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). Se reparará un tramo de seis kilómetros, desde Madame Lynch hasta el cruce Yberá, en las inmediaciones del Hospital de Clínicas, en San Lorenzo. Paralelamente, se están interviniendo las calles alternativas.
Las obras de mejoramiento se harán en varias etapas para evitar obstaculizar el tránsito vehicular, ya que durante los trabajos se habilitará solo media calzada. En esta primera fase solo se hará el recapado de la vía en los puntos más deteriorados.
“Es un trabajo integral donde va a haber una reconstrucción total de la avenida Mariscal López entre Calle Última y el arroyo San Lorenzo. Los trabajos que estamos haciendo ahora son tres trabajos simultáneos, ahora estamos haciendo un recapado para dejar transitable el 100 % del tramo”, explicó el ingeniero René Peralbo, director de Vialidad del MOPC al programa “Arriba hoy”, del canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
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Mito o realidad: los tesoros enterrados de la guerra contra la Triple Alianza
A más de 153 años del término de la Guerra de la Triple Alianza, la persistencia por la búsqueda de tesoros continúa en Paraguay. Parte importante de la ciudadanía se encuentra con el convencimiento pleno de la existencia de tales tesoros y no escatima recursos ni esfuerzos en la búsqueda de estos valores, muchas veces, poniendo en riesgo su vida.
Este artículo de Mito o Realidad busca dilucidar la existencia o no de tales tesoros desde la perspectiva del historiador Claudio Velázquez Llano, miembro de la Asociación Cultural Mandu’arã, quien realizó una investigación al respecto y la ponemos a disposición de nuestros lectores.
Elisa Lynch y el tesoro secreto
Con posterioridad a la Guerra de la Triple Alianza, en numerosas ocasiones se insinuó que Lynch tenía conocimiento de un importante tesoro enterrado en Paraguay. Aparentemente se trataba del tesoro con pertenencias de Francisco Solano López. En una ocasión, Lynch informó a emisarios paraguayos en París, en 1874, que podía hacer revelaciones acerca de dinero que pertenece al Estado y del que nadie sabía. Higinio Uriarte, que llegó a ser presidente de Paraguay, llegó a sostener “ella debe conocer algunos entierros [de tesoros] realizados por López”.
Todas estas intrigas despertaron el interés del presidente Juan Bautista Gill, quien mantuvo correspondencia con la misma y la invitó a Paraguay según dos misivas fechadas el 23 de marzo de 1874 y el 11 de julio de 1874. Pero, de acuerdo a Lillis y Fanning (2010), los amigos de Elisa le insistían que no viaje a Paraguay porque las cartas de Gill son “una trampa para tomar el control de su persona y forzarle bajo tortura a revelar sitios de entierros de dinero y joyas que, según afirmaba la prensa, conocía íntegramente”.
A Gill le importaba el supuesto tesoro y a Elisa recuperar algunas de sus propiedades confiscadas por el Estado al término de la Guerra. Finalmente, en octubre de 1875, Elisa volvió a Paraguay pero no logró recuperar ninguna propiedad, ni Gill logró saber del supuesto tesoro.
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Tesoros de otro tipo: vinos
En abril de 1869, ya con Asunción ocupada por los aliados, se reporta la existencia de un supuesto tesoro enterrado de abundantes joyas en Trinidad. Un informe de la fecha refiere que se “ordenó que fuese un oficial acompañado de escolta al lugar indicado para, en caso de que hallaren los valores, sean recogidos de aquella repartición una vez cumplida la misión”. Agrega que se encontró “un depósito pequeño de vinos, que fue destinado para los hospitales”.
Otra situación reportada, pero en Piribebuy, refiere que tras la batalla del 12 de agosto de 1869, cuando allanaron la casa donde provisoriamente residió Lynch, se encontraron con una “habitación llena de artículos ricos, porcelanas, camas doradas y un piano en buen estado”. También se hizo una excavación en el patio de la vivienda en búsqueda de otro tesoro y nuevamente hallaron una “gran cantidad de vinos delicados y licores”. Estos hallazgos reportados indican que, en algunas familias pudientes, era común tener lo que se conocía como cavas: los depósitos donde se guardaban vinos.
Recientemente, en trabajos de mantenimiento realizados en el Palacio de López, se halló una bóveda cerrada, que posiblemente fue cerrada entre fines de los siglos XIX y XX. Se trataría de un sitio para depósito de bebidas.
Julián Nicanor Godoy
Al hablar de supuestos tesoros durante la Guerra de la Triple Alianza, es imposible no traer a colación la vida del teniente coronel Julián Nicanor Godoy, narrada por el historiador Alberto del Pino Menck.
Godoy se destacó por participar activamente en los enfrentamientos de la Guerra de la Triple Alianza y por haberse adjudicado “la misión de dirigir el enterramiento de valores y elementos diversos en la zona central cordillerana, en los escasos meses en que se mantuvieran inactivas las operaciones bélicas en 1869. Al parecer, Godoy tuvo actuaciones sigilosas nunca suficientemente aclaradas, en la zona de San José de los Arroyos”, refiere Del Pino.
Él sobrevivió a la guerra y se radicó en Areguá, donde pasó una vida opulenta. Aparentemente, contaba con una fortuna importante cuyo origen el lector sabrá interpretar.
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Chaperón y sus cargamentos
El cónsul italiano Lorenzo Chaperón sacó en el buque Confidenza joyas de familias italianas y paraguayas, que nunca volvieron a saber de estas. Incluso, se menciona que como consecuencia de esto Chaperón terminó asesinado años después en Buenos Aires, Argentina.
Sistemáticos saqueos de Asunción
El primer día de 1869 llegaron a Asunción aproximadamente 1.700 hombres que se dedicaron a saquear la ciudad. Algunas casas contaban con lujosos muebles y artículos de decoración, objetos de arte, pianos, además de vajillas y ropas de fina calidad.
Diferentes fuentes hablan de un saqueo total de parte de los brasileños. Los argentinos se instalaron inicialmente en Santísima Trinidad y su jefe, Emilio Mitre, no pretendía formar parte de los saqueos, que se realizaban incluso durante la noche. Ni el Cementerio de la Recoleta pudo salvarse, las tumbas eran saqueadas en búsqueda de uniformes, amuletos y hasta dientes de oro.
La gran cantidad de saqueos testimoniados dan la pauta de que no hubo tiempo suficiente para planificar el ocultamiento de pertenencias. Es posible que alguno haya podido hacerlo, pero en situaciones de mucha dificultad.
Carrozas de tesoros hacia Amambay
Un fragmento del periódico El Jornal do Commercio de Río de Janeiro, de setiembre de 1869, hace alusión a que “un oficial del regimiento San Martín encontró unas botas de López bordadas en oro, con chapas de metal y diseños de mucho gusto y riqueza. La silla toda decorada, freno, estribos de oro macizo, con sus iniciales”. Más que tesoros, se trataban de artículos de propiedad personal de Francisco Solano López.
El historiador Juan E. O’leary, en su obra cumbre “El Libro de los Héroes”, narra el testimonio del combatiente José María Romero, quien formó parte de la 5ta División al mando del coronel Juan Bautista Delvalle. Esta supuestamente transportaba armas y municiones con la orden de ocultarse y resguardar la carga del enemigo.
Luego de la muerte de Francisco Solano López, el 1 de marzo de 1870, los brasileños tomaron conocimiento de su ubicación y los ejecutaron, salvo al entonces capitán Miguel Alfaro. “Escapó con vida el entonces capitán, después coronel, Miguel Alfaro, quien con un rico reloj de oro sobornó al sargento que lo custodiaba, huyendo en la grupa de su caballo”. ¿De dónde obtuvo el reloj de oro? Una de las respuestas podría ser que lo extrajo del cargamento que transportaba, que no era de armas, sino de valores. Romero también logró escapar con vida y volvió a San Lorenzo.
De sepulturero a buscador de tesoros
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Francisco Lino Cabriza fue el encargado de enterrar al Mariscal en Cerro Corá. No fue Elisa Lynch en medio de una tormenta, sino este oficial paraguayo que tenía la particularidad de ser bueno cavando.
En la postguerra, y dada su fama, el poderoso Juan B. Gill lo mandó a buscar tesoros en propiedades ajenas. Es así que llegó a la propiedad de Eduardo Aramburu, quien se encontraba preso y de quien se decía tenía una importante cantidad de dinero que le habían mandado de Europa. En todo momento se pensó que esas ganancias estaban en Paraguay, pero nunca llegaron a confirmarse.
Pagos con especias o mercaderías
En el periodo colonial y parte del independiente, la moneda no era muy frecuente de circulación. No había una tradición monetaria afianzada y los pagos generalmente se hacían con especias o se recurría al trueque de mercaderías.
Durante la larga dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia, Paraguay estuvo cerrado al comercio exterior, consecuentemente esto produjo una escasa circulación de oro y el recurrente uso del trueque para adquirir valores. Es cierto que Carlos Antonio López abrió Paraguay al mundo y aumentó notoriamente el comercio, pero aun así es difícil que en tan breve tiempo haya aumentado en demasía la circulación de monedas. Incluso, se menciona que a los británicos venidos de Europa a trabajar en Paraguay se les pagaba con yerba mate en ocasiones.
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Estos hechos deben ser tenidos en cuenta al momento de analizar la posibilidad de la existencia de tesoros ocultos de la Guerra de la Triple Alianza. A decir del historiador Luis Verón, Paraguay no era precisamente un país rico y donde abundaba el capital. A lo mucho, algunas familias de clase media para arriba contaban con valores consistentes en joyas de plata, jarras y utensilios valiosos. Pero no en cantidad importante como para constituir un tesoro de alto valor.
Las apresuradas órdenes de evacuación y el seguimiento no permitían a los pobladores enterrar debidamente sus pertenencias y menos contar con mapas de ubicación.
Plata yvyguy
La plata yvyguy o enterrada es una leyenda alimentada fuertemente desde la Guerra de la Triple Alianza y que vincula tesoros enterrados con actividades sobrenaturales. Según la leyenda, la presencia de estos tesoros se hace manifiesta a través de llamas que aparecen repentinamente ante los que están llamados a desenterrarlo.
Otra versión apunta a la aparición de un perro blanco, de pelo corto y sin cabeza, que es señal indiscutible de la existencia de un tesoro. Esta creencia perdura hasta hoy y personas que acrecentan su capital repentinamente lo explican con el hallazgo de plata yvyguy.
Desde principios del siglo XX, era frecuente encontrar publicaciones en diarios locales sobre personas que decían tener conocimiento de sitios de probable ubicación de tesoros. Incluso, había un trámite que debía hacerse ante el Ministerio del Interior previo a la excavación en busca de tesoros existentes en Paraguay.
Interrogando al Pasado
En octubre del 2021, se publicó una colección de 8 libros denominada “Interrogando al Pasado”, que trae entre sus anexos un supuesto mapa de la Quinta de Santísima Trinidad, donde se ubica la Casa Carrillo y unas bóvedas que aparentemente contienen tesoros, según su descripción.
“Boveda I y II. Tesoros de la Nación y de las antiguas reducciones. Aquel de buen corazón y con amor a la patria lo encontrará. Dios lo guarde”, dice el mapa, que forma parte de la colección y cuya autenticidad es cuestionada por la Academia de Historia del Paraguay.
“Proveniente de una o diversas fuentes de falsificación, pero con dos o tres destinatarios distintos, se ha producido y se sigue produciendo casi por encargo, para satisfacer vanidades de personas o familias, dando a personajes históricos conocidos rasgos y honores que jamás tuvieron, narrando situaciones y conversaciones imposibles, así como inventando de la nada otros personajes e historias, a total placer del consumidor final, que paga en efectivo por todo esto”, reza la Asociación sobre la publicación.
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Conclusiones
Al poco tiempo de terminar la guerra, hubo varias personas (muchas vinculadas al gobierno) interesadas en ubicar los supuestos tesoros enterrados. Durante la última fase de la contienda, entre los cargamentos transportados se llevaban objetos de valor, pero las dificultades mismas del tránsito y el hostigamiento constante de los invasores hicieron que parte de ellos se pierdan y que no se encuentre una fuente que los tenga inventariados.
Otra parte fue enterrada en algunos parajes del camino, el caso del teniente coronel Nicanor Godoy nos da la pauta de esto. Una parte del cargamento aparentemente llegó hasta Cerro Corá, con la división del coronel Delvalle, que fue saqueada el 03 de marzo de 1870.
Es difícil creer que el supuesto cargamento enterrado durante el tránsito haya permanecido enterrado durante mucho tiempo. Al término de la guerra, parte de los sobrevivientes habrán hecho el mayor esfuerzo en ubicarlos, por las condiciones económicas mismas de los sobrevivientes.
La sociedad paraguaya no era de mucho capital, tampoco de excesiva moneda circulante. Esto descarta las posibilidades de grandes y numerosos tesoros enterrados por el país. Los que poseían capital y cargamentos de valores estaban vinculados al gobierno. Algunos reportes de batallas desarrolladas en mayo de 1869 citan a mujeres que llevaban sus escasas pertenencias con ellas y no mencionan que las enterraran.
La posibilidad de planificar y organizar entierros de valores en sitios apropiados y registrarlos en mapas era escasa, primero por el dinamismo y movimientos constantes de la Guerra en sus últimas fases. Por otro lado, el Gobierno desarrollaba un férreo control de todos sus ciudadanos. Esto también descarta la posibilidad de que los ciudadanos puedan hacer grandes excavaciones enterrando gran cantidad de valores.
La creencia de que estos tesoros son posibles de encontrar a partir de grandes excavaciones es muy poco probable. También se debe tener en cuenta que parte de los cargamentos de valores fueron sacados del país. Para esto, los propietarios se valieron de diplomáticos y comerciantes.
La clandestinidad e irresponsabilidad con la cual se recurre frecuentemente a la búsqueda de valores es grande. El Estado, a través de la Secretaría Nacional de Cultura, debe desarrollar campañas de concienciación y aplicar sanciones ejemplares a quienes atenten contra el patrimonio. Si este flagelo persiste, llegará un momento en el que un patrimonio cultural (no precisamente vinculado al oro) sea afectado de manera irreversible.
(*) La imagen principal corresponde a un archivo gentileza de la historiadora Ana Barreto.
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Mito o realidad: La masacre de Concepción y la orden del mariscal López
La historia paraguaya es fascinante y es importante conocerla para comprender mejor nuestro pasado y su influencia en nuestro presente y futuro. Y como en toda historia existen voces dispares sobre algunos hechos, desde La Nación/Nación Media iniciamos la serie Mito o Realidad buscando dilucidarlos por medio de una voz cualificada, como lo es la de los historiadores.
El primer artículo de esta serie busca revelar si es mito o realidad que el mariscal Francisco Solano López dio la orden para las ejecuciones en la conocida como “masacre de Concepción”. Para ello recurrimos al investigador histórico Rodrigo Cardozo Samaniego, quien expuso su visión sobre el principal motivo de debate: fue una creación literaria o un extralimitación del ejecutor bajo orden del mariscal.
Algunos historiadores sostienen la versión de que los lanceamientos de más de 60 mujeres y señoritas realizados en Concepción entre abril y mayo de 1869, a manos del famoso sargento mayor Gregorio Benítez, alias Toro Pichaí, fueron un mito creado por el autor del libro “La masacre de Concepción”, Héctor Francisco Decoud; o bien que Benítez se extralimitó en las órdenes dadas por el mariscal López.
Antes de empezar con la exposición y como dato menor, pero no menos importante, es que el citado libro es siempre tildado de invento, pero resulta que en el mismo existen datos exclusivos tales como circunstancias, lugares, fechas, nombres de los integrantes de cada familia víctima. Testimonios usados incluso por quienes tildan a la obra como imaginaria.
Por ejemplo, se afirma que Toro Pichaí fue empleado de la familia Decoud o que el mismo cayó en poder de los brasileños. Hoy día es innegable la importancia en la historiografía del material de Héctor Francisco Decoud, quien obtuvo información de primera fuente, en este caso, de los crímenes comentados por el propio asesino y a confesión de parte el relevo de más pruebas.
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En el ámbito del estudio de la historia del Paraguay, una de las prácticas más comunes es negar sucesos y ponerlos en duda cuando no pueden demostrarse, esto con base en llamativas hipótesis que pueden derribarse con el minucioso examen de dichas negaciones. Y, cuando se afirma, se manosean las fuentes, una técnica actualmente utilizada por los defensores de los hechos de barbarie e infracción que se le acusan a Francisco Solano López.
Pero estudiados esos aspectos, existen muchos detalles en el citado libro que, comparados con fuentes periodísticas extranjeras y de la época, donde encontramos abundantes referencias, especialmente en diarios brasileños de 1869/1870, dan cuenta de que aquella masacre efectivamente tuvo lugar en la región de Concepción y San Pedro, puesto que las autoridades militares aliadas habían tomado conocimiento del caso, incluso del autor de esos asesinatos, Gregorio Benítez, quien cae prisionero de los brasileños unos días después del desembarco y ocupación de la mencionada ciudad norteña, acaecida en setiembre de 1869. Creemos que estas investigaciones, sostenidas y basadas en las citadas fuentes respecto al calendario de los hechos, son claves para entender lo sucedido.
El detonante
Todo comenzó cuando parte de la escuadra brasileña, encabezada por la cañonera a vapor Henrique Martins, comandada por el capitán Aurelio Garcindo Fernandes de Sá, alcanza la Villa Concepción el 19 de enero de 1869. Ante el alarme de las autoridades concepcioneras, se resolvió reunión mediante avisar al mariscal López y desocupar inmediatamente la villa con las familias y la población en general. Pero el ultimátum de la escuadra brasileña, de abandonar la plaza ante un inminente desembarco, derivó en que muchos huyeran.
La huida más representativa fue la del cura párroco de Villa Concepción, Policarpo Páez, y dos clérigos más, Cecilio Román y Gaspar Vázquez, pasándose todos a la nave brasileña Henrique Martins, el 22 de febrero de 1869, como reproducía el Jornal do Recife del lunes 22 de marzo de 1869.
“Assumpcao, 27 de fevereiro de 1869. Do norte do Paraguay chegaram tres padres, que vieram pedir aos generaes aliados auxilio para trazarem numerosas familias dos seus respectivos districtos, que se acham foragidas e na maior miseria. No día 22 chegaram a este porto dous dos navíos de guerra que compuzeram a expedicao que daqui partió a 14 do mez próximo pasado, ao mando do capitao de mar e guerra Aurelio Garcindo Fernandes de Sá, para explorar todo o río Paraguay até Fecho dos Morros e dahi destacar uma divisao até Cuyabá. Comquanto lutasse com grandes difficuldades, que offerece a navegacao de um rio com passos difficeis e por onde nao navegavam os praticos havia 5 annos, venceu as a expedicao com felicidade. Um pouco abaixo da vinda da Conceicao avistou a expedicao uma bandeira parlamentar, que acenava para os navios. Da Canhoneira Henrique Martins largou immediamente um escaler, que recebeu a seu bordo tres individuos, um dos quaes declaraou ser o cura da referida villa, e que, tendo ahí recebido oito días antes orden de López para internar-se toda a populacao, fugira para as mattas, e depois buscara a margen do Paraguay, esperando poder, conseguir pasar-se para algum navio brazileiro com os seus companheiros. Esse cura da Conceicao é um dos tres sacerdotes a que acima me referi. Com effeito verificou-se estar abandonada completamente esta villa, apparecendo apenas um individuo a cavallo, que afastou-se rápidamente ao avistar os nossos navios”. Este hecho fue el detonante principal de lo que ocurrió después.
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“A los malos anatema y muerte”
Estas deserciones, una vez enterado el mariscal, fueron el pretexto aparente del cual se valió. Bajo la excusa de la entrega de la plaza, se ocupó tanto de las autoridades como de las mejores familias de la Villa Concepción, que hasta entonces se habían mantenido libres de su sed de sangre y de despojo.
Siguiendo la cronología, semanas posteriores se publicaba en el diario oficial del gobierno Estrella unas horribles injurias, que por traición se atribuían al cura párroco de Villa Concepción, a quien iba dedicada toda la primera página y parte de la segunda (edición del sábado 13 de marzo de 1869).
El referido artículo se titulaba “Policarpo Páez” y señalaba: “Anatema al malvado, cuyo nombre del eterno baldón estampamos al frente de este artículo”. En otro párrafo decía: “Policarpo Páez, indigno sacerdote, traidor infame, enemigo declarado de la patria, es el tipo de la perversidad, la piedra del escándalo y la ruina de innumerables almas”. Continúa diciendo: “…perezca Policarpo Páez, y perezcan con él los que han seguido sus pasos y designios, Cecilio Román y Gaspar Vázquez… en verdad horripila la impiedad del sacrílego Policarpo Páez. No hallamos en las leyes pena bastante para tanta maldad. Es insuficiente la privación y encierro perpetuo en un monasterio, a hacer una penitencia vitalicia, que en lo civil se impone al profanador del tribunal de la penitencia con violación del sigilo sacramental”.
Ya casi al final del amplio apartado decía: “El crimen de este famoso pecador es ciertamente de muerte y el Paraguay se salva, porque en nada perjudican los malvados a la causa de la libertad!” y culmina: “Así, cuanto más purificados estemos de infames traidores y de sacrílegos vitandos, tanto más fuertes seremos y más seguros estaremos de cantar la victoria final de la patria. A los buenos, gloria y honra, a los malos anatema y muerte”.
Extendiéndonos un poco más con el diario Estrella, pero en la edición del sábado 17 de abril de 1869, en su página 3, los editores se referían al caso con el título “Traición”, que en el primer párrafo decía: “La traición es uno de los mayores y más horrendos crímenes y sus consecuencias son fatales, sea cual fuere el grado de traición. La sola consideración de los que significa aquella palabra debía horripilar al hombre que piensa que existe un Dios que penetra lo más recóndito del corazón humano, a quien tiene que dar cuenta estricta de su vida, y de quien debe esperar el premio o el castigo. Convenzámonos pues de que la justicia siempre supera y castiga el crimen, nuestra causa es santa y justa”.
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Las mencionadas publicaciones son extensas y ambas daban la impresión de que el mariscal ya estaba adelantándose a la atroz, cruel y espantosa tempestad que en poco tiempo se desataría y que realmente llegó a ocurrir en la Villa Concepción.
Toro Pichaí
Seguidamente, López llamó al bárbaro capitán del Primer Escuadrón del Regimiento de Caballería n.° 9, Gregorio Benítez, alias Toro Pichaí, que se encontraba en Tacuaral (hoy Ypacaraí) al mando de un destacamento en la vanguardia del ejército, y lo despachó a Concepción no sin antes ascenderlo a sargento mayor del Regimiento de Caballería n.° 45.
Conforme al Despacho Supremo del sábado 17 de abril de 1869, marchó con la orden de ir inmediatamente a poner orden en Villa Concepción; a todos los oficiales, soldados, familias y demás complicados en la supuesta entrega de la plaza, cuyos nombres figuraban en la lista que le dio, agregándole que, para el mejor cumplimiento de la comisión, se le proporcionarían los mejores lanceros del ejército, por indicación y a sabiendas del jefe del Estado Mayor, general Resquín, llegando a Tacuatí en el departamento de San Pedro el miércoles 28 de abril de 1869.
En cuanto al número de víctimas, la mayoría de ellas fueron mujeres. El Jornal da Victoria de fecha jueves 11 de agosto de 1869, en su página 3 señalaba: “Na Villa Concepción foram passadas pelas armas 63 mulheres das mais decentes familias da povoacao. Antes de morrer, estas infelices foram despedidas e atadas umas a outras. Um circulo de soldados as rodeava e foram estes os ejecutores desse horrivel crime. Em San Pedro tiveram igual sorte 9 mulheres pertenecientes a familia de un cidadao portuguez” (Se refiere a las hermanas Teixeira Molinas, hijas del portugués don Antonio Teixeira).
A más del libro de Decoud, los periódicos brasileños, el periódico paraguayo Estrella y La Regeneración, las memorias del excanciller José Falcón y los libros de los protagonistas de la guerra, Juan Crisóstomo Centurión y Francisco Isidoro Resquín, existe un documento titulado “La revista del Paraguay, n.° 1, año II, Buenos Aires, enero de 1892, p. 545/546″, donde se transcribe toda la declaración que efectúa el 9 de abril de 1870 el Gral. Resquín a bordo del buque Princesa (donde estaba en calidad de prisionero de los aliados) a autoridades judiciales del Gobierno Provisorio del Paraguay, donde a la pregunta de si conocía el caso de los asesinatos de Concepción, dijo: “Sabe haber comisionado López a Gregorio Benítez a quien dio entonces la graduación de sargento mayor para ejecutar a esas familias, cuya lista y causas llevaba escritas con cargo de examinar los acusados y ejecutarlos…” (sic).
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Extralimitación
Esta declaración de Resquín, hecha también ante testigos paraguayos, no fue impugnada y la hizo sin recibir presión alguna, como sí ocurrió con otra declaración que formuló en marzo ante los militares brasileños, que lo amenazaron con matarlo.
Este es el magín de la cuestión, ya que cuando Resquín en su libro habla de una extralimitación en la comisión de Benítez en Concepción, se refiere específicamente al robo y abuso cometidos por Toro Pichaí, pero no dicen expresamente que los asesinatos están comprendidos en esa extralimitación, pues son desde lo jurídico dos crímenes diferentes. En su declaración, Resquín no incluye a los asesinatos como cargo que se le formula a Benítez. Tampoco se desprende de los relatos que Benítez haya cumplido a cabalidad o no lo haya hecho de las funciones de indagación de la supuesta traición, como se le ordenó.
A más de las negaciones del suceso ocurrido en el Norte, fue siempre un mito si realmente López dio o no la orden a Benítez, más que exclusivamente para la averiguación de los hechos y, siendo así, se concluye que es incierto que se haya extralimitado en sus órdenes al proceder a ejecutar a esas familias. Esto luego motiva –supuestamente– la orden de López de apresarlo, cuando que por la declaración misma de Resquín se sabe que Benítez llegó a Concepción portando la orden precisa del mariscal de ejecutar a los incluidos en la lista.
En la posguerra, el propio Benítez lo confirmó en su declaración al mismo Héctor Francisco Decoud, a la sazón su patrón en la estancia de este en Emboscada. En realidad, López ordenó el arresto de Benítez por sospechas de deserción, y en cuanto a eso, el 24 de octubre de 1869 el periódico asunceno La Regeneración publicaba el siguiente anuncio:
Criminales
“Han sido puestos presos por orden del Gobierno en el Departamento de Policía el sargento mayor Benítez y el teniente Toledo, fieles servidores del tirano López. El primero fue comisionado por este monstruo para lancear a las familias de Villa Concepción, crueldad horrible que llevó a cabo el mayor, lanceando más de 60 señoras y señoritas por su propio capricho, mandando azotar a una niña decente con 50 fizasos. El teniente Toledo mandó también lancear a muchas señoras de Caazapá. El Gobierno haría muy bien en escarmentar a estos instrumentos fatales del tirano. Dentro de pocos días van a ser procesados (sic). (Fizasos: podría referirse a azotes con ramas de pyno’i, urticaria)”.
Con estos datos, resulta imposible negar estos hechos. La masacre de Concepción existió y fue real, al respecto de esto, el diario de Rio de Janeiro del domingo 15 de mayo de 1870 en su página 3 decía lo siguiente: “Que os horrores que practicou nao devem sorprender a ninguem, que ninguem debe duvidar da veracidade dessas scenas sanfrentas, nem extrañar os inauditos lanceamentos que mandou executar em familias e povoacoes inteiras, como por exemplo nos majores Benítez e Lara, na Concepción, en San Pedro e no Rosario”.
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En cuanto al cura Policarpo Páez, el Jornal do Recife del jueves 5 de agosto de 1869 informaba que en el predio “Proximo á Cathedral, ao lado esquerdo, fica o edificio, que servia de seminario ecclesiastico da diocese. Neste edificio estao assitindo os padres que desempenham no exercito as suas sagradas funcoes, dirigidos pelo Rvd. Capucho Fr. José Fidelis María d´Avola Meza: estao aquí morando igualmente os padres paraguayos Claudio Arrua, capellao do exercito inimigo, prisioneiro em Angostura e Policarpo Paez, porocho da Villa da Concepción, o qual nao quiz obedecer á orden de López para recolher –se ás Cordilheiras, e veio apresentarse ao exercito brazileiro em Assumpcao”.
De esta forma, queda al arbitrio del lector sacar sus propias conclusiones respecto a que si López dio o no la orden para las matanzas.
Y para terminar, es importante mencionar que la transición democrática luego del golpe de 1989 trajo prevista la revisión de documentos de diferentes archivos en lo referente a lo que antes era la única historia, y fue a partir de ahí y con la ayuda de la tecnología que consultar documentos en tiempo real y no tener que desplazarse de bibliotecas en bibliotecas o de país en país hicieron más fácil investigar a profundidad sobre un hecho histórico, como el expuesto en este artículo.
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Santiago Peña encabezó acto de conmemoración y habilitó mejoras
En el marco del Día del Ejército Paraguayo, que se recuerda cada 24 de julio en conmemoración del nacimiento del mariscal Francisco Solano López, el presidente Santiago Peña encabezó ayer martes el acto de conmemoración oficial. En la ocasión, habilitó mejoras en el Cuartel General del Comando del Ejército, así como la entrega de conmemoraciones a excombatientes de la guerra del Chaco.
El mandatario, en su carácter de comandante en jefe, participó acompañado del ministro de Defensa, Óscar González; el ministro del Interior, Enrique Riera; el ministro de Justicia, Rodrigo Nicora; el presidente del Congreso Nacional, senador Basilio Núñez; el titular de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, así como miembros del gabinete del Ejecutivo y de las fuerzas militares.
Entre las mejoras que quedaron habilitadas está la ampliación del comedor del Cuartel General, con capacidad de brindar alimentación a 400 personas.
En tanto, el comandante del Ejército, general Manuel Rodríguez Sosa, rindió homenaje a los militares que han ofrendado su vida en cumplimiento del deber, así como a todo el personal desplegado a lo largo y ancho del territorio y a sus familias.
Indicó que se impulsa un Ejército moderno con la dotación de mejores recursos y la incorporación de tecnología, a fin de seguir cumpliendo las misiones que la nación requiera. “Nuestra institución mira resueltamente hacia el futuro, y comprende que todo aquello será posible a través del trabajo coordinado, mancomunado y comprometido en todos los niveles del comando, trabajando diariamente para dejar un Ejército mejor a las futuras generaciones de soldados”, remarcó.
Anunció también que el Ejército paraguayo, por primera vez en 61 años, presidirá la Conferencia de Ejércitos Americanos en el ciclo 37 durante los periodos 2026 y 2027. En agosto se hará un congreso especializado con 12 delegaciones extranjeras en preparación.