Si bien la selección del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, fue cuestionado desde el inicio de su gestión en el 2018, las críticas se fueron acrecentando mes a mes y estalló con la pandemia del COVID-19 en el país. Un gabinete desgastado y desacreditado tuvo que hacer frente a la situación, mientras el mandatario hacía malabares para mantener a sus elegidos.

El gabinete ya venía arrastrando una serie de cuestionamientos por algunas situaciones y en distintas circunstancias, lo que generó el hastío de la ciudadanía y el reclamo de los políticos, incluyendo a referentes del entorno de Mario Abdo y de su movimiento Colorado Añetete.

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Uno de los casos más visibles, que inclusive generó ronchas en el oficialismo es el del Ministro de Educación y Ciencias, Eduardo Petta, quien pese a la criticada gestión, el presidente Abdo hizo oídos sordos y lo mantiene hasta ahora por ser uno de sus elegidos.

Con la pandemia la suspensión de clases presenciales y la aplicación de las clases virtuales fue necesaria. Sin embargo, la casi nula preparación a nivel tecnológico para ejecutar el plan educativo fue uno de los puntos más cuestionados. A pesar de todo eso, Petta sigue atornillado a su silla.

Los cuestionamientos fueron tan fuertes que llegó a una interpelación en el Congreso. Sin embargo no le fue aplicado el voto de censura y en primera instancia, la Cámara de Senadores aprobó aplicar la censura, mientras que en la Cámara de Diputados no tuvo el mismo éxito.

Si bien en principio fue muy popular, con el correr del tiempo perdió popularidad y por sobre todo, la credibilidad de la ciudadanía. Se trata del ministro de Salud Pública y Bienestar Social, Julio Mazzoleni, quien al principio de la pandemia fue considerado como el “Capitán”, pero a lo largo de la travesía por la turbulenta pandemia se convirtió en el “pirata” de Salud.

Con denuncias por falta de insumos, medicamentos y herramientas para enfrentar no solo la pandemia, sino también para hacer frente a otras patologías como el cáncer, los propios médicos propusieron su interpelación por todas estas denuncias.

La credibilidad de Mazzoleni vino a pique tras las fallidas licitaciones en el marco de la Ley de Emergencia en la que estaban involucradas millonarias sumas de dinero. El negociado fue descubierto y dejó un sistema de salud aún más debilitado, pese a los “esfuerzos” que el ministro asegura está haciendo el gobierno.

El actual senador, Rodolfo Friedmann, fue el más criticado y cuestionado dentro del gabinete de Mario Abdo. Se trata de un amigo al que defendió hasta las últimas consecuencias, sin embargo, ante una situación insostenible por denuncia de corrupción no quedó otra opción más que dar un paso al costado.

Friedmann fue cuestionado desde el momento en que se sentó en uno de los curules de la Cámara de Senadores, ocupando un lugar para el cual no fue electo. A partir de allí, Abdo Benítez hizo malabares para mantener a su fiel amigo en las filas de Colorado Añetete. Friedmann incluso fue motivo de discordia y ronchas en el oficialismo.

A pesar de toda esa situación, el ex gobernador de Guairá fue designado como Ministro de Agricultura y Ganadería, incluso ante la negativa del sector de la producción. Su estadía en la cartera del Estado no fue diferente, ya que estuvo envuelto en acusaciones de corrupción en la propia administración ministerial, se colmó la paciencia con las denuncias en su contra sobre el escándalo de su empresa y la merienda escolar en el departamento de Guairá.

La presión ante tantas denuncias y cuestionamientos, Friedmann abandonó el MAG y volvió a su banca en la Cámara de Senadores con una imputación por los supuestos hechos de administración en provecho propio, lavado de dinero, asociación criminal y cohecho pasivo.

La Ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carla Bacigalupo también ya arrastraba varios cuestionamientos sobre su gestión dentro de la cartera. Pero esto se incrementó con la pandemia y el alto nivel de desempleo que se generó en el país con las restricciones y el estado de emergencia que terminó cerrando centenares de empresas y negocios.

Bacigalupo fue también duramente cuestionada tras pintar en un informe brindado al jefe de Estado “un país maravilloso, fantasioso e irreal”, respecto a la situación laboral de varios ciudadanos que sufrieron un duro golpe económico en plena pandemia. La ministra olvidó mencionar los negocios quebrados, despidos entre otros. Una idea de país de maravillas que no fue tolerado por la ciudadanía.

Si bien el presidente de la República había anunciado movidas dentro de su gabinete luego de cumplir con dos años de gestión, los cambios más bien fueron de forma y no de fondo como se esperaba. El mandatario realizó los movidas sutiles y no cambio de piezas, ya que muchos cuestionados siguen en su entorno.

Aunque Friedmann salió del MAG, volvió a su curul para dar paso a Moisés Santiago Bertoni, quien tomó las riendas de la cartera agraria en medio de una tormenta por los cuestionamientos a su antecesor.

El cambio en la Cancillería Nacional, tal vez uno de los más eficientes y acertados, fue la designación como ministro de Relaciones Exteriores a Federico González, un diplomático de carrera que tomó notoriedad durante esta pandemia por el trabajo realizado con los connacionales repatriados. González asumió en reemplazo de Antonio Rivas Palacios.

Otro hecho de corrupción que movió al gobierno de Abdo fue la denuncia e imputación del presidente del Instituto de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), Mario Vega. El presidente no tuvo otra opción más que destituir a Vega, y asumió en su reemplazo Gail Gina González.

Mientras tanto, otro de los cambios importantes se dio en el Ministerio de Hacienda, pero no fue por los cuestionamientos sino porque Benigno López fue nombrado vicepresidente del Banco de Interamericano de Desarrollo (BID). En su reemplazo asumió Óscar Llamosas, quien se desempeñaba anteriormente como como viceministro de Administración Financiera.