Atrás quedaron esas épocas en las que la ciudadanía ponía todas sus esperanzas en el liderazgo del capitán Mazzoleni, quien era el encargado de dirigir la tripulación en aguas bravas al inicio de la pandemia del coronavirus en el país. Hoy la realidad golpea al barco con más intensidad, cuando la ejecución de los fondos COVID-19 es ineficiente.

Cuando los hospitales con una ocupación al 100% no logran contener la demanda de enfermos, las restricciones casi nulas antes de las fiestas de fin de año y la presión de que las medidas se levantaron de forma apresurada, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, con menos fuerza popular se mantiene al frente y se convierte en el político de la semana para La Nación.

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Los insumos chinos que se volvieron la piedra en el zapato de la gestión del ministro Julio Mazzoleni, pese a que la contratación fue suspendida, sigue retumbando en el recuerdo de una sociedad que cuestiona. Mientras un pedido de interpelación se asoma a la ventana del ministerio, desde que los números de ejecución no responden a reclamos de los hospitales.

La falta de insumos y equipamientos en los centros asistenciales describe el panorama con el que miles de personales de blanco deben lidiar día a día, cuando las cifras de contagios y fallecidos van sumando. El último reporte arrojó 812 positivos y 13 fallecidos, lo que representa en el total 90.958 confirmados y 1.914 víctimas fatales desde el comienzo de la pandemia.

Mientras las compras para COVID-19 no van teniendo los resultados esperados, de los US$ 1.600 millones que fueron aprobados por la Ley de Emergencia Sanitaria en 9 meses, se tiene el reporte de que un 61% de ejecución corresponde al pago de bonificaciones y gratificaciones para el personal de blanco. Unos US$ 212 millones están en ejecución, US$ 61 millones para salarios, US$% 8 millones al IPS para gratificaciones, US$ 38 millones para insumos médicos.

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El senador Amado Florentín, presidente de la Comisión Bicameral de Control de las Compras COVID-19, no descarta un pedido de interpelación al titular de la cartera sanitaria para que aclare todos los puntos cuestionados. “El Círculo Paraguayo de Médicos también acompaña el pedido ante la desesperante falta de medicamentos e insumos”, sostiene.

Con todo este panorama, menos alentador que cuando el virus ingresaba al país y la respuesta de las autoridades sanitarias eran elogiadas por todas partes del mundo, se anticipa una etapa más dura que podría tener una explosión de casos en el verano y vacaciones. Teniendo en cuenta que diciembre y enero son meses de encuentros y de mayor circulación de personas, sumando los casos de dengue que también se darán en paralelo.

Es más, cuando las cosas no podrían ir peor, una mancha más se dio a conocer con el caso de la niña Bianca Abigail Patiño Maíz, diagnosticada con atrofia muscular espinal (AME), lo que colmó la gota del vaso que venía salvando a Mazzoleni de una población hastiada de la corrupción y de la ineficiencia.

Las esperanzas y la solidaridad que en estos días se masificaron a favor de la compra de un medicamento para la niña se vieron truncadas en la tarde de ayer con el informe del Comité Nacional de Bioética, un órgano consultivo de Salud Pública, que alega deterioro físico y psicológico de la niña, por lo que recomendaron no continuar con la medicación.

La presión social no se hizo esperar en las redes y exigió al ministro una explicación, quien obligado informó sobre la autorización del uso compasivo del medicamento y una nueva reevaluación del caso. Sin más ni menos, la emergencia sanitaria se agudiza para levantar la voz y requerir mejor atención e infraestructura que por años fue relegada en este país, pero que en esta oportunidad ponen en el ojo de la tormenta al capitán que sigue naufragando sin ver tierra firme.

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